Tiendas pierden 14 mmdp anuales por robo hormiga
Nacional lunes 23, Jun 2014- Sacan hasta pantallas de plasma
Actualmente, el robo hormiga representa pérdidas por millones de pesos a tiendas departamentales y supermercados, esta práctica ha llevado a diseñar técnicas sumamente elaboradas a las personas que participan en este delito.
Y es que, el robo hormiga en México no es cualquier cosa, no sólo se trata del hurto de dulces, refrescos, calcetines o jabones a la hora de ir a hacer “el súper”, pues ha evolucionado a extremos de la sustracción de pantallas de plasma enfrente de las cámaras y del personal de seguridad.
Para las tiendas de autoservicio y departamentales, esta práctica representa una pérdida de 14 mil millones de pesos anuales, no sólo por la cleptomanía de las personas, sino por la premeditación de sus clientes e incluso por bandas que actúan de forma organizada para extraer artículos de gran valor, como pantallas o electrodomésticos.
La gerente legal de Alto México, Karina Soriano, señaló que a pesar de que buena parte de los hurtos los realizan personas de forma casual y como parte de una travesura, también existen grupos que se dedican a cometer este delito y de hecho, cada día se consignan a las autoridades entre 15 y 20 individuos por robo hormiga en el país.
“Tan sólo el 1.5 por ciento de los robos hormiga que se realizan son de personas que tienen algún tipo de enfermedad como cleptomanía, en general es por personas que acuden de manera cotidiana a los centros de autoservicio y cometen este tipo de delitos por adrenalina, por travesura u otros factores”, afirmó.
A pesar de que cada día las cámaras instaladas en los centros comerciales vigilan como un “Gran Hermano” a las miles de personas que deambulan por sus pasillos con sus carritos, sus ojos virtuales no son capaces de adivinar todas las mañas de aquellos que buscan burlar la seguridad y llevarse algo gratis a casa.
Karina Soriano explica que en la mayoría de los casos, las personas ocultan el producto entre sus ropas, utilizan menores de edad, carriolas o aislantes, como una bolsa enrollada en cinta canela o aluminio, a fin de que no suenen los sensores de seguridad de la tienda a la hora de salir.