No es el momento
¬ Juan Manuel Magaña viernes 20, Jun 2014Política Spot
Juan Manuel Magaña
Es sumamente preocupante la forma en que nos miran desde el exterior. Si alguna mirada crítica realmente le puede al gobierno mexicano es esa, la de afuera.
Y el Indice de Paz Global nos ha venido a poner por los suelos. Se trata de una evaluación que hace el Instituto de Economía y Paz (IEP) apenas publicada y para consumo sobre todo de organismos con mucha influencia planetaria como la Naciones Unidas o la Unión Europea. El informe dice, ni más ni menos, que la violencia asociada a la actividad de grupos organizados de delincuentes no muestra signos de disminuir.
También se asegura que el costo económico de contener y hacer frente a la violencia alcanzó el año pasado el equivalente a 173 mil millones de dólares, prácticamente una décima parte del valor de la economía mexicana.
Esos 173 mil millones de dólares que cuesta a México contener la violencia, es decir, 9.4 por ciento del producto interno bruto, multiplican por 2.3 el saldo de la deuda externa del gobierno federal que en abril pasado alcanzó los 73 mil 509 millones de dólares, de acuerdo con la Secretaría de Hacienda.
Eso indica que el gasto por habitante para la contención de la violencia en México es uno de los más altos del mundo: mil 430 dólares (unos 19 mil pesos) por habitante en 2013. Eso es más de los mil 350 dólares que paga Irak; o Siria, con mil 160; Libia, mil 280; y Botsuana, con mil 425 dólares por persona.
El Índice de la paz mundial 2014 afirma que los niveles de paz en México son bastante bajos, caracterizados por la intensificación de la respuesta militar al conflicto del tráfico de drogas, única entre los estados de América Latina.
Por eso México ocupa el puesto 138 de 162 naciones en dicho índice difundido en Londres, Inglaterra. El país registró un deterioro, en relación con la evaluación previa, al descender tres puestos. No parece mucho el descenso, pero en realidad se ha caído ya muy bajo si se toma en cuenta que hace algunos años México estaba en el puesto ochenta y tantos.
Otra comparación interesante se refiere a que el gasto en que incurren particulares y gobierno para contener la violencia representa casi el doble del valor de la producción agropecuaria en México, que equivale a 5 por ciento del PIB.
Para satisfacer más la curiosidad, se explica que el costo referido se obtiene en función de 13 diferentes tipos de gastos relacionados con la violencia, según la metodología del IEP: número de muertes por conflicto interno, número de muertes por conflicto externo, crímenes violentos, gasto de las fuerzas armadas, número de refugiados, apátridas y desplazados; número de homicidios, número de agentes de la seguridad interna y policías; escala de media de la población encarcelada, fuerzas de seguridad privada, costos de terrorismo, costo económico del conflicto en la economía, costos asociados con el miedo a la violencia y el costo de financiar misiones de paz.
Por supuesto está la referencia obligada a que México ha sufrido de un crecimiento de la violencia relacionada con el tráfico de drogas desde que Felipe Calderón lanzó en 2006 operaciones contra cárteles de la droga, cosa que llevó a un fuerte incremento de la criminalidad como resultado de la consiguiente ramificación de estas organizaciones delictivas a otras actividades adicionales al tráfico de drogas, como el secuestro y la extorsión.
No hay que ir muy lejos para comprobar una cruda realidad ajena a los discursos: ahí están los más de 30 cadáveres que han sido exhumados de fosas clandestinas en Veracruz, y que pasan a formar parte de una cuenta muy larga de hallazgos de este tipo.
¿Así, un inversionista está desesperado por venir a México? No parece ser éste el mejor momento.