El circo del circo
¬ José Antonio López Sosa jueves 12, Jun 2014Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Ganó de nueva cuenta la forma de legislar al vapor, sobre las rodillas y con el mínimo sentido común de las cosas por parte del Partido Verde.
Se prohibió el circo con animales en el Distrito Federal.
No me centraré en esta columna en el debate entorno a si representa o no una tortura mantener a un animal en un circo, ello debió abrirse en la Asamblea Legislativa antes de votar una ley de esa envergadura.
La problemática radica en que tan solo se da un año para que los circos dejen de trabajar con animales, no hay un programa (y recursos financieros) para la reubicación de los animales en cuestión, es más, ni siquiera hay un censo que indique de cuántos animales hablamos.
Menos aún hay un programa que capacite a las personas que hoy día se dedican a cuidar o domar animales, para que puedan trabajar en otra cosa o bien, para que migren a otras formas de circo donde no se usen animales.
Ello requiere de tiempo y dinero, cosa que la iniciativa del Partido Verde no contempló.
Los activistas orgánicos y de escritorio, defensores de los animales hasta el punto de la irracionalidad además de celebrar, dan toda clase de argumentos sin sentido común, le llaman torturadores a los domadores y cuidadores de animales (como si fuese homogénea la “tortura” y se tratara de verdugos de la inquisición), sin embargo ninguno de ellos ha levantado la mano para adoptar un elefante o un león, suponen en su irracionalidad que los albergues y zoológicos abundan y pueden recibir a cuantos animales existan, como si hubiese espacios infinitos y recursos ilimitados para ello.
Claman castigo para quienes han “torturado” de acuerdo a su visión, a los animales en los circos, no les importa el destino de las familias que dependen de ello, el castigo es el desempleo o bien el “que busquen trabajo en otra cosa”.
Así el radicalismo gana en la Ciudad México, así sin pensarlo reforman una ley con una nula previsión de las consecuencias, así a lo electorero, para buscar el relumbrón.
El debate va más allá, de acuerdo a esta visión miope de los animalistas, el género humano tortura a los animales desde su domesticación, luego entonces ¿mandamos a la hoguera todos los avances tecnológicos logrados gracias a dicha domesticación?, ¿comemos plantas de hoy en adelante?, ¡tampoco!, la domesticación de plantas constituye una tortura a la flora.
En fin, sobre las rodillas y sin debate se aprobó una reforma que más que beneficios traerá perjuicios: animales sacrificados y gente desempleada. Ello lo consideran estos activistas de Facebook, un paso a la razón.
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