Críticos montoneros
¬ Juan Manuel Magaña martes 10, Jun 2014Política Spot
Juan Manuel Magaña
Pues qué se trae el mundo contra nuestro país. Un alud de críticas hacia México, que hablan de la inseguridad y de la mala economía, se publican en el exterior y no precisamente sin fundamento.
Hablemos de por los menos tres de ellas. La influyente revista inglesa “The Economist” criticó nuevamente la política económica de México en un texto titulado “Es su turno, Sr. Videgaray”. De hecho, habla de las políticas de no crecimiento de nuestro secretario Hacienda.
La publicación global dice que la decisión del Banco de México de reducir sorpresivamente en medio punto su tasa de referencia para dejarla en un nivel récord de 3 %, más el reciente ajuste a la baja del crecimiento de la economía, “debieron haberle causado retorcijones al gobierno”.
Peor aún, advierte que los inversionistas deberán prepararse porque vienen todavía más revisiones en los pronósticos de crecimiento para 2014. Sólo quince días después de que el banco central recortara el pronóstico del PIB entre 2.3 y 3.3% (de un pronóstico previo de 3 y 4%), la institución admite que hasta esa reducción fue optimista.
“The Economist” dice que Videgaray le dio la bienvenida a la decisión del banco central, pero ahora que la política monetaria está más relajada que nunca, la pregunta que cabe hacerse es: “¿por qué el muy cacareado derroche fiscal de Videgaray se está volviendo semejante aguafiestas?”
Como en respuesta a las críticas, el aludido destacó ayer en España que se han tomado “acciones decididas” para acelerar la economía y puso como ejemplo el gasto público que en el primer cuatrimestre creció interanual 13 por ciento, y el gasto en infraestructura física con un 42 por ciento en el cuatrimestre.
De todos modos The Economist ha preguntado a empresarios dentro y fuera de la ciudad de México si han observado un aumento en el gasto público y la respuesta ha sido un rotundo “no”.
Expone: “Algunos creen que el gobierno está conteniendo el gasto a manera de extorsionar a los gobiernos estatales para que respalden la reforma energética. Otros, más caritativos, consideran que sí hay gasto pero en moderación para no ofender a los partidos de oposición en momentos en que se preparan a votar por la reforma energética”.
The Economist afirma que cualquiera que sea el calculo político, la lógica económica es clara: habiendo extraído grandes cantidades de impuestos como parte de la reforma fiscal del año pasado, ahora esos fondos necesitan gastarse para evitar estrangular la economía.
Por eso concluye, los mexicanos deberían estar esperando que en cuanto se apruebe la reforma energética (con suerte para finales de este mes), habrá una bonanza de proyectos de obras públicas. Si no, sólo aumentará el pesimismo sobre la aptitud del gobierno para dirigir la economía.
En segundo lugar está también lo dicho ayer por el ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva: “Me fui a enterar (de los fundamentos económicos mexicanos) y todo es peor que en Brasil. Lo que hacen mejor, nosotros ya lo hicimos con Petrobras hace 20 años. No hay ningún indicador comparable a los nuestros”.
México, dijo, ofrece números “nada comparables” con los de Brasil en materia económica y social, y por ello México no es la nueva nación en ascenso porque presenta escenarios en ambos rubros que ofrecen un panorama “peor” que los que pueden observarse en Brasil.
Para colmo, hay que agregar lo escrito por “The Guardian”, cuando compara a la ciudad de Tampico, Tamaulipas, con Ciudad Gótica, pero sin Batman. O sea, sin esperanza.
La pregunta es, ¿por qué tanta crítica contra México? No sean montoneros y déjense venir de uno por uno.