La hoguera del pederasta
¬ Juan Manuel Magaña jueves 29, May 2014Política Spot
Juan Manuel Magaña
La noticia del cura pederasta de San Luis Potosí que acaba de ser expulsado por el Vaticano es de hace cuatro días, del día 26, pero sorprende que tomara vuelo en grandes medios no el 27 sino hasta el 28.
La información indicaba que el Vaticano había ordenado la baja definitiva del cura Eduardo Córdova, tras haberle encontrado responsabilidad en una acusación en su contra de abuso sexual de un menor.
Al angelito se le involucra, en realidad, en decenas de casos que rondan el centenar.
Se decía que luego de haber concluido un proceso interno contra el sacerdote, la Arquidiócesis de San Luis Potosí, anunció la decisión vaticana.
Armando Martínez, presidente del Colegio de Abogados Católicos de México, dijo que “nosotros tenemos documentado el que se ha sentenciado sobre un solo caso. Mismo que hemos hecho ya del conocimiento de la autoridad ministerial”.
El vicario Benjamín Moreno explicó que Eduardo Córdova, el monstruo, ha sido suspendido de sus licencias ministeriales, “tanto por la Santa Sede como por parte de nuestro señor Arzobispo don Jesús Carlos Cabrero”.
El caso ha estado ahí en San Luis Potosí por mucho tiempo. Hay incluso en la calle un anuncio espectacular con la foto del tipo que dice “¿Fuiste víctima? ¡Denuncialo!”, y vienen direcciones de correo electrónico, facebook y twitter de la Fundación pro Víctimas de Pederastas.
Todo un escándalo, pero silencioso. Primero porque, a decir del ex sacerdote, Alberto Athié, el padre Eduardo Córdova fue protegido por la Arquidiócesis de San Luis Potosí, pues sus abusos fueron señalados, pero lo retiró del cargo hasta que el Vaticano se lo ordenó.
Fue Athié uno de los que denunció públicamente estos casos porque simple y sencillamente escuchó a las víctimas, como él dice, luego de que un grupo de padres de familia se le acercó. Frente a ello, ya la arquidiócesis había hecho un proceso y había declarado a Córdova inocente. Entonces el Vaticano tomó nota en esa ocasión y dio por cerrado el caso.
Así el padre siguió en su puesto y siguió abusando de los niños, de una manera muy similar en su operar a la del otro monstruo de Marcial Maciel. Todo porque, como explica Athié, tenía atrás de sí, a su favor, una institución como es la iglesia.
Athié afirma que a la iglesia lo que le importa de todo esto es su imagen, no le importan las víctimas y por eso cuida al pederasta para que se vaya a su casa de manera discreta, para que se escondan. Es una mecánica bien perversa, ¿no cree?
Y el escándalo es más silencioso aun cuando la televisión -olvídese de los diarios- se lo calla, siempre cuidadosa de la imagen de la iglesia y pendiente de ver qué dice el Vaticano, y de no darles voz al común de los mortales. Así funcionan estas estructuras en el país.
Por eso sólo hasta ahora que el Vaticano puso al cura pederasta en el cadalso, entonces sí, aunque con reflejos periodísticos tardíos, el conductor pone el asunto como principal y se agita y comenta y entrevista gente. Que no se note la omisión anterior y que quede constancia de que sí le entró al caso.
Lo que le interesa en todo esto es su imagen, la imagen de su noticiario y la de su televisora.
“La pederastia clerical no son sólo individuos perversos sino instituciones que los protegen, que manejan la información a su modo, con sanciones que son ridículas, todo con conocimiento y jurisdicción de la Santa Sede.
La casa está sucia porque tiene gente que siendo sucia es protegida por intereses de prestigio, de imagen“”, dijo Athié.
Y es verdad, os digo.