Muertos, desaparecidos, bullying
¬ Juan Manuel Magaña jueves 22, May 2014Política Spot
Juan Manuel Magaña
Tenemos un país lleno de violencia: la de los muertos de cada día por las pugnas del narcotráfico -que se suman a los cien mil que dejó la guerra de Calderón-, la que ha producido unos 25 mil desaparecidos en los últimos años, la que pasa por el secuestro, el atraco y el holocausto cotidiano de ciudadanos o migrantes, y la que está creciendo en el bullying.
Los números son dramáticos. Hace dos días, el presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), Raúl Plascencia Villanueva, confirmó más bien que hay un registro de 24 mil 800 casos de desaparición de personas desde 2005 a la fecha. Dijo que en 612 casos se tienen pruebas de la intervención de autoridades gubernamentales y en otros 267 hay huellas de la mano del crimen organizado.
A principios de año, Amnistía Internacional (AI), había dicho que sólo en el gobierno de Felipe Calderón hubo más de 26 mil desapariciones. La diferencia entre una institución y otra puede ser significativa, pero también difícil de precisar por la índole de ese crimen.
Lo que es cierto ya es el tamaño enorme del problema, cuyo influjo negativo alcanza dolorosamente a otros cientos de miles de ciudadanos.
Estamos hablando de mexicanos sustraídos a la fuerza por orden de gente con poder en el gobierno o en la mafia, que probablemente ya hayan sido asesinados o viven la tortura cotidiana del cautiverio.
Buena parte de la sociedad está vendada de los ojos y por ello no alcanza a comprender la magnitud del problema.
Eso va a cuenta de la televisión y otros grandes medios, enredados promiscuamente con los gobiernos en turno.
Otra parte de la sociedad no tiene fuerzas para liberar su indignación o reclamo, agobiada y desesperanzada como está por su mala situación económica, por la misma violencia e inseguridad que no cesan, y por la imposición de decisiones políticas que evidencian la gran distancia que ya hay entre gobernantes y supuestos representantes con los gobernados.
Ahí está la indolencia de las autoridades frente a los 612 casos en los que la CNDH encontró autoría de alguna instancia gubernamental. Que se sepa, nada ha ocurrido. ¿Qué estarán esperando?
Si como dice Amnistía Internacional, este gobierno heredó del anterior la cifra de 26 mil desaparecidos, ¿pues qué espera para investigar y llamar a cuentas a quienes tuvieron que ver con el crecimiento desmesurado de este problema?
La población recibe más bien signos preocupantes, en vez de respuestas alentadoras frente a este y otros problemas. Ahí está por ejemplo Puebla, donde se acaba de instituir la famosa “Ley Bala”.
A propuesta del gobernador Rafael Moreno Valle Rosas, el Congreso del estado aprobó una ley para regular el uso de la fuerza pública, la que incluye el uso de armas de fuego para repeler agresiones contra policías o terceros durante manifestaciones.
Pero aunque esto es allá, no se trata de Puebla solamente. El hecho es que la iniciativa fue avalada este lunes, con 32 votos de los diputados del PAN, del PRI y hasta del PRD, fuerzas extendidas en el territorio nacional que ahora avalan la violencia del poder contra el ciudadano. Amenazante, ¿no?
Violencia por todas partes. Y por ello ya no es de extrañar que en Ciudad Victoria, Tamaulipas, haya fallecido un alumno víctima de bullying, debido a que cuatro de sus compañeros lo azotaron contra la pared, dejándolo con muerte cerebral.
¿La lección de todo ello es que hay que defenderse a veces a golpes y otras veces a balazos? ¿Ya no hay más?