Historias verdaderas
Ramón Zurita Sahagún lunes 19, May 2014De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Tal vez los presidentes de México más anodinos que han existido en la etapa moderna del país son aquellos que entraron como interinos o sustitutos durante la etapa del maximato de Plutarco Elías Calles.
Fueron los que pertenecieron al esquema del maximato diseñado por Elías Calles, motivado por la emergencia que provocó, primero la muerte del presidente electo, Álvaro Obregón, y después la renuncia de Pascual Ortiz Rubio. Elías Calles buscó mantener el poder desde que entregó la Presidencia de la República a Emilio Portes Gil, maniobró para imponer como candidato a Pascual Ortiz Rubio, insertó a Abelardo L. Rodríguez como sustituto e intentó manipular a Lázaro Cárdenas. La brecha entre Elías Calles y Cárdenas es donde se incluyen estos tres presidente de México que pertenecen a la etapa del maximato.
Uno de estos personajes, Abelardo L. Rodríguez, quien ejerció como Ejecutivo federal del 4 de septiembre de 1932 al 30 de noviembre de 1934, es estigmatizado como uno de los personajes centrales de “Embajadores de la mafia”, una serie de televisión que es presentada por el canal History Channel.
Según la narrativa de la serie televisiva, de 1932 a 1934, México tuvo como presidente a uno de los iniciadores de la mafia latinoamericana, a través de negocios relacionados con el juego y el tráfico de alcohol.
Abelardo L. Rodríguez fue mandatario interino tras la renuncia de Pascual Ortiz Rubio y antecesor de Lázaro Cárdenas; él impulsó la construcción de casinos, llegando a tener él mismo uno de los complejos más importantes en Baja California, a fines de los veinte. Es ampliamente conocido que el general Rodríguez fue uno de los impulsores y propietarios del legendario casino de Agua Caliente, situado en Tijuana, Baja California.
Abelardo L. Rodríguez fungió como el hombre fuerte del entonces territorio de Baja California durante largos años, ya que primero fue designado como jefe de las operaciones militares y después gobernador.
Se le reconoció siempre como un hombre de una sólida posición económica, con amplios recursos financieros y quien se afincó en Baja California, territorio en el que acumuló grandes bienes.
En su hoja militar no se encuentran grandes logros, ya que se incorporó a las filas revolucionarias de Álvaro Obregón en 1913, después del asesinato del presidente Francisco I. Madero y de José María Pino Suárez.
Sus ascensos los consiguió siempre bajo el mando militar de los generales sonorenses, como son los casos de Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles y Benjamín Hill y al igual que ellos se unió al Plan de Agua Prieta, mediante el que se generó el alzamiento que terminó con los intentos de Venustiano Carranza por imponer a Ignacio Bonillas como candidato presidencial.
Como sonorense revolucionario disfrutó de la cercanía de los dos hombres fuertes de ese grupo, primero de Obregón y después de Calles. Su biografía señala que nació en Sonora y vivió algunos años en Estados Unidos, por lo que adoptó la costumbre de incluir el apellido materno con una inicial, antes del apellido paterno.
El nombre completo es Abelardo Rodríguez Luján, pero lo redujo a la modalidad de Abelardo L. Rodríguez.
Desde 1921 en que fue nombrado jefe de operaciones militares hasta 1929 en que terminó su ejercicio como gobernador, mantuvo el control del territorio de Baja California, aunque lo retomó desde la Presidencia de la República y lo mantuvo por muchos años más.
Según su biografía, Abelardo fue propuesto como presidente sustituto de acuerdo con la Ley Orgánica del Congreso de los Estados Unidos Mexicanos y por pertenecer al partido en el que militaba el presidente a sustituir, en este caso el Partido Nacional Revolucionario.
Sin embargo, no fue el único candidato, ya que se incluyeron los siguientes nombres: Alberto J. Pani, ministro de Hacienda; general Joaquín Amaro Domínguez; Abelardo L. Rodríguez, quien resultó electo y Juan José Ríos, secretario de Gobernación.
Durante su gestión presidencial (1932-34) se promulgó la reforma antirreleccionista a la Constitución, que evitaba la reelección inmediata de todos los cargos de elección popular, establecida a partir del 29 de abril de 1933. Reformó la Ley del Patrimonio Ejidal, creó el Banco Hipotecario y de Obras Públicas hoy Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras) uno de los pocos bancos paraestatales, que comenzó a funcionar en febrero de 1933.
También, con la Ley de Beneficencia Privada estableció que los organismos privados de altruismo fueran regulados por la Secretaría de Gobernación, envió al Congreso la iniciativa de la Ley Orgánica de la Universidad Autónoma de México y una ley contra los monopolios.
Otorgó, por decreto del 2 de mayo de 1933, el completo control de cambios al Banco de México. Estableció el 5 de enero de 1934 el salario mínimo, y el 10 de octubre del mismo año se reformó el artículo 3º de la Constitución para establecer la educación socialista. Durante el gobierno de Abelardo L. Rodríguez se inauguró Bellas Artes, aunque la obra arquitectónica se inició desde los tiempos presidenciales de Porfirio Díaz. A los pocos años de haber dejado la Presidencia de la República fue electo gobernador de Sonora.
La imagen de Abelardo es del hombre próspero, alentador de la creación de bancos, fomentador de la pesca y auspiciador de las fundaciones benéficas.
Ahora, la imagen presentada por el canal de televisión deja otra diferente.
BREVIARIO
El Casino de Agua Caliente formó parte del complejo que permitió la creación del hipódromo del mismo nombre y un club de golf que fue el sitio predominante al que concurrían los millonarios y las luminarias artísticas de la época, especialmente durante la Ley Seca estadounidense, el hipódromo hoy cerrado fue operado en sus últimos tiempos por Jorge Hank Rhon.