Fox, ¿ignorante?
Francisco Rodríguez lunes 19, May 2014Índice político
Francisco Rodríguez
Hemos desperdiciado un verdadero talento nacional de talla universal. En lugar de ensalzar sus grandes dotes de estadista, nos hemos solazado llamándolo tonto, ignorante, corrupto y otras linduras por el estilo. Me refiero a Vicente Fox Quesada, por supuesto. Vea usted si no es así cuando, por ejemplo, releo lo que el 30 de noviembre de 2006 publicara el ahora dirigente formal del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Martí Batres Guadarrama a manera de despedida del personaje.
“Para vergüenza de México… se consagró como el presidente más ignorante de la historia… lo recordaremos: como aquel que reconoció las aportaciones de los hermanos José y Clemente Orozco, que evocó al Premio Nobel Carlos Fuentes, que saludó a la República Checoeslovaca después de su división, que recordó la expropiación petrolera de 1936 o que citó al escritor José Luis Borgues. Fox es el personaje que habló de unificar las dos Coreas, que visitó al rey de España para presumir sus botas de charol, que se peleó con Maradona, que besó el anillo al Papa…”. “… Es el personaje que declaró que había que ayudar al presidente de Cuba a morirse… que saludó el golpe de Estado contra Hugo Chávez, que detuvo a ciudadanos españoles, los metió a la cárcel o los deportó acusándolos de terroristas. Fox es el personaje que dejó escapar a “El Chapo” Guzmán. Fox es el que dedicó la mitad de su sexenio a atacar al gobierno del Distrito Federal, mientras florecía el narcotráfico en el norte y el sureste del país.
El que quitó a las televisoras la obligación de pagar impuestos por el uso del espacio aéreo de la nación. Es el traidor que prometió en campaña no aumentar los impuestos y apenas llegó a la Presidencia propuso poner IVA a medicinas y alimentos; es el que prometió meter a Carlos Salinas a la cárcel y se lo trajo de asesor y liberó a su hermano Raúl Salinas.
Fox es el que llegó al gobierno con el voto ciudadano y realizó desde el poder el desafuero de Andrés Manuel López Obrador y más tarde el fraude electoral para despojarlo de su triunfo…
Fox alentó el enriquecimiento desmedido de su esposa y sus hijos, que puso los contratos de Pemex al servicio de sus socios, que elevó el gasto personal y familiar a costa del erario como no había sucedido desde la época de los Salinas y los López Portillo, que generó con su círculo cercano una camada de nuevos millonarios a costillas del presupuesto…
El inepto que hizo crecer el narcotráfico y la violencia. El incapaz que pensó que gobernar era sacar spots. El enemigo de la democracia que hizo renacer la institución del fraude electoral. En fin, el iluso que pretende que su gran obra fue designar sucesor a un fanático de la derecha primitiva…”.
Con esas o similares palabras, prácticamente todos -panistas incluidos, sobremanera los de la corriente (muy corriente) calderonista- nos hemos referido así al también ex gobernador de Guanajuato.
Pero la verdad es que hemos actuado como los cangrejos de la fábula que impedimos que el más diestro de entre nosotros salga de la cubeta en la que estamos contenidos. Fox es todo un estadista que prometió unificar a la dos Coreas.
Lo dijo en una entrevista de las llamadas “banqueteras” y, más tarde lo reiteró formalmente en el brindis de rigueur tras la cena de Estado que, en Seúl, el presidente de Corea del Sur, Kim Dae Jung. “…el más decidido apoyo de México al proceso de reconciliación de las dos Coreas y señalarle -decía al mandatario coreano- que mi país confía en que sus esfuerzos por superar las divisiones se traducirán pronto en la paz y la estabilidad que todo el pueblo coreano anhela”.
Pero no le hicimos caso. Ni nosotros ni los coreanos aceptamos tan generosa disposición de Fox Quesada para reconciliar a los coreanos, separados desde 1953, hace ya más de 60 años.
Con Fox como conciliador, seguro, no hubiésemos llegado a la muy reiterada situación en la que alguno de los tres dictadores del norte de la península coreana -ahora es el turno de Kim Jong Un, el nieto de su abuelo e hijo de su padre- amenaza a sus vecinos del sur y, dirían en los noticieros gabachos, “a las democracias occidentales”.
Seguro que no. Porque, desde “endenantes”, ya se hubieran muerto de la risa con tantas babosadas que sin pudor alguno salen de la boca de Vicente Fox. ¿A poco no?