“Efecto cucaracha”
Ramón Zurita Sahagún miércoles 14, May 2014De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
El “efecto cucaracha” se convirtió en un referente de las acciones que se suscitan en estados vecinos en los que se vive el infierno de la violencia.
Se trata de la reacción de botepronto de los grupos delictivos que al ser enfrentados con energía y decisión huyen con rumbo a las entidades circunvecinas de la que es reforzada en cuestiones de seguridad.
Por eso, los gobernadores de Nuevo León, Coahuila, San Luis Potosí, Hidalgo, Puebla y Veracruz, temen que los grupos de delincuentes que escapen de la ofensiva que se lanzara en su contra en Tamaulipas intenten refugiarse en sus estados.
No es que los estados mencionados no tengan problemas de violencia o no cuenten con los elementos necesarios para contrarrestar esa posibilidad, pero los resultados del pasado reciente generan incertidumbre.
Coahuila y Nuevo León enfrenta problemas de violencia tan virulentos como los de Tamaulipas, aunque se trata de ráfagas que prenden y se apagan según las condiciones y necesidades que pretenden los mismos delincuentes.
Hidalgo, Puebla y San Luis Potosí son entidades más tranquilas, aunque no alejadas de los efectos violentos que producen los grupos delincuenciales, mientras que Veracruz mantiene zonas de conflicto y otras de mayor tranquilidad.
Previendo eso, ya que la zona norte del estado es de lo más conflictiva y es la que hace frontera con Tamaulipas, el gobernador Javier Duarte de Ochoa anunció la instalación del programa Blindaje Norte, que pretende inhibir el “efecto cucaracha”.
Pero no se limita solamente a la frontera con Tamaulipas, sino va más allá y se amplía a los estados de Hidalgo, San Luis Potosí y Puebla.
La previsión del gobierno veracruzano llega hasta la zona sur de la entidad, hacia donde se desplegaron fuerzas de seguridad estatal y federales.
Y es que Veracruz por sus costas y extenso territorio se convierte el escenario natural hacia el que pudieran trasladarse los delincuentes fugados de Tamaulipas.
Los efectos de las ofensivas gubernamentales en contra de los grupos delincuenciales han dejado sentados precedentes de la magnitud del efecto cucaracha, por lo que es necesario tomar las previsiones necesarias para enfrentarlos.
Se recuerda como los operativos implementados en Sinaloa dejaron como resultado que Jalisco y Baja California se convirtieran en bastiones de las organizaciones criminales, dando forma a la creación de nuevos grupos que se asentaron en esas entidades, sin conseguir que Sinaloa quedase libre del asedio delincuencial.
La batida contra los criminales asentados en Jalisco los trasladó a Michoacán y otros estados, donde se fragmentaron y formaron nuevas organizaciones que sembraron el terror en esos estados.
El operativo implementado en Michoacán, considerado como el más refulgente arrojó resultados negativos en otras entidades que como el Estado de México resintió el incremento de la violencia.
Habrá que esperar algún tiempo para conocer los resultados de la operación iniciada por el gobierno federal en Tamaulipas y saber si el operativo Blindaje Norte del gobierno veracruzano obtiene resultados positivos o si efectivamente el “efecto cucaracha” continúa produciéndose y dejando remanente en otras entidades del país.
Por lo pronto, la seguridad continúa siendo uno de los temas prioritarios de la agenda nacional y los resultados obtenidos por al actual gobierno no son mejores que los de los anteriores, aunque parece ser que la estrategia diseñada podría arrojar mejores cifras en cuanto a saldos registrados.
La detención de varios de los principales líderes de los principales cárteles y bandas delincuenciales y el abatimiento de otros más, es resultados de la nueva estrategia, en la que fuerzas federales van de la mano en pos de los delincuentes y no enfrentados como en el pasado, además de que se pone en servicio a los sistemas de inteligencia que ofrecieron tan pobres resultados en el pasado reciente.
¿Y LOS DEMÁS?
Decidida la intervención federal en los estados de Michoacán y Tamaulipas, donde los gobernadores Fausto Vallejo Figueroa y Egidio Torre Cantú, respectivamente, han mostrado total ineptitud para gobernar o contrarrestar los problemas de inseguridad, la pregunta que se hace es cuándo decidirá la federación actuar en otros territorios.
Es cierto que tanto Vallejo Figueroa como Torre Cantú han sido desidiosos en sus actitudes y dejado el problema en manos de la federación, para que sean estos los que resuelvan, mientras que en otras entidades con problemas similares o menos graves, los gobernantes intentan actuar en contra de las organizaciones criminales, aunque con pobres resultados.
Sin embargo, uno de los graves problemas que se viven es no contar con el suficiente número de elementos para ello, ya que destinar fuerzas a todas las entidades con problemas equivaldría a reducir su presencia en otras entidades en las que se encuentran.
Es decir, tapando un hoyo se destapa otro.
Por eso, la conformación del cuerpo de gendarmería sería, tal vez, una de las posibilidades que podría resolver paulatinamente este problema.
Ante la intervención directa de la federación, el vocero del gobierno de Tamaulipas, Guillermo Martínez, intentó destacar los supuestos esfuerzos de la administración de Egidio Torre Cantú para combatir la delincuencia, aunque precisó “no hay gobierno estatal que pueda con una problemática de estas dimensiones”.
“Lo hemos visto, el apoyo de la federación es fundamental por el tipo de delitos que convergen, estamos hablando de delincuencia organizada”.
En los temas de seguridad, el gobierno ha trabajado en todo el territorio y no ha sido omiso, dijo el vocero.
La mitad de los policías han reprobado los exámenes de confianza, pero hay dos mil cien elementos del nuevo modelo que son confiables.
Se mantiene una depuración constante, ése es un filtro importante, aunque no es concluyente, explicó Martínez.