18 de mayo
Ramón Zurita Sahagún martes 13, May 2014De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
El próximo domingo se concretará la elección del dirigente nacional del Partido Acción Nacional, con los dos aspirantes confiados en ganar la contienda interna. Son 230 mil los militantes con derecho a sufragar en favor de quien deseen en la primera participación abierta que realizan para la elección de su dirigente nacional.
Conforme se acerca la fecha del proceso comicial, resurgen las diferencias, las denuncias y las acusaciones entre los grupos que respaldan a uno y otro aspirante.
Ernesto Cordero y Gustavo E. Madero cerrarán sus respectivas campañas con una cargada agenda, con la que quieren dejar constancia de sus respectivos respaldos. Sin embargo, no dejan de lado las acusaciones que se lanzan uno y otro grupo sobre presuntas corrupciones de algunos de los principales activos de esos grupos. Curiosamente dos de los personajes cuyas actividades son sumamente cuestionadas proceden del mismo estado, Guanajuato y las acusaciones versan sobre el mismo tema, corrupción.
Ernesto Cordero lleva como parte de su fórmula al ex gobernador de Guanajuato, Juan Manuel Oliva, quien es señalado una y otra vez por supuestas desviaciones de recursos durante su administración estatal, la que no concluyó para incorporarse a la campaña presidencial del 2012.
Cordero dice que su compañero de fórmula ya fue auditado en diversas ocasiones, sin que se encontrara nada sospechoso durante su gestión. A pesar de ello, el tufo a corrupción y desviación de recursos durante esa administración sigue existiendo, dicen los guanajuatenses enemigos de Oliva y de Cordero.
En el equipo de Madero Muñoz, el cuestionado es Luis Alberto Villarreal, coordinador de los diputados de Acción Nacional en la LXII legislatura y quien es señalado como el precursor de los llamados “moches”, modalidad puesta en vigor por los diputados de diversos partidos políticos. Sin embargo, en el caso de los panistas, se señaló al guanajuatense Villarreal de negociar con esa modalidad para conseguir presupuestos o recursos adicionales para los alcaldes de ese partido que se acercaban con sus diputados. El asunto de los “moches” nunca fue aclarado lo suficiente, por lo que algunos nombres de los diputados panistas fueron señalados como beneficiarios de los mismos.
Pero con Villarreal se mantienen las sospechas de supuestas vinculaciones con los llamados “casineros”, acusación que se lanzó en el pasado.
Con todo y el encono que puede existir en estas denuncias, lo que preocupa más entre la alta burocracia del partido es el resultado que pueda dejar esta nueva experiencia, de abrir la votación a la militancia.
Se considera que podrían acudir a votar el 50 por ciento de los militantes con derecho al sufragio, lo que sería un buen número, luego de la depuración de su padrón ejecutada, precisamente, durante la gestión presidencial de Gustavo E. Madero.
Fue precisamente Madero Muñoz quien salió como favorito para un segundo período al frente del partido, aunque se considera que Cordero Arroyo viene remontando esa calidad de favorito de Madero Muñoz.
Hay quienes señalan que los panistas le pasarán la factura al de Chihuahua de ser el responsable del fracaso en la contienda presidencial del 2012, con un voto contrario hacia él.
Pero hay quienes consideran que la responsabilidad se le debe endosar a Josefina Vázquez Mota, quien resultó una pésima candidata presidencial.
Los grupos que van en contra de Madero lo señalan como entregado al gobierno federal que encabeza Enrique Peña Nieto, mientras que él se defiende asegurando que gracias a su participación en el Pacto por México se consiguieron una serie de adecuaciones a las reformas estructurales propuestas por Acción Nacional. En contra de Cordero Arroyo, sus detractores estipulan que responde a los intereses de Felipe Calderón Hinojosa por perpetuarse como líder moral de su partido.
Y es que en el equipo de Cordero Arroyo se encuentran varios de los personajes importantes del gobierno federal que encabezó Felipe Calderón.
Cordero Arroyo busca evitar convertirse en el nuevo Santiago Creel Miranda de Acción Nacional, un candidato a todo que pierde todo, pero con buena estrella que logra obtener otros cargos públicos. Como se recuerda Creel Miranda perdió el gobierno del Distrito Federal ante Andrés Manuel López Obrador, pero fue recompensado con el nombramiento de secretario de Gobernación.
Luego intentó ser candidato presidencial y fue vencido por Felipe Calderón en las contienda interna, aunque consiguió premio de consolación de ser designado candidato a senador plurinominal y coordinador de su bancada, aunque poco le duró el gusto, ya que fue relevado de esa función, precisamente por Gustavo E. Madero, de quien ahora es uno de sus principales asesores.
De perder la contienda interna, Cordero Arroyo podría ser ubicado en la misma categoría que Creel Miranda, ya que sigue sus pasos.
Pretendió la candidatura presidencial de su partido y contando con todo el apoyo presidencial (igual que Creel) perdió la candidatura y se ubicó en segundo lugar. Como Creel Miranda, Cordero Arroyo recibió premio de consolación, al ser designado candidato a senador plurinominal y nombrado coordinador de su bancada, hasta que fue relevado del cargo. Ambos, Cordero Arroyo y Madero Muñoz se juegan sus últimas cartas en esta semana, para definir cuál de los dos obtiene la victoria y sus grupos se posicionan dentro de la estructura burocrática del partido.
Los dos llevan personajes atractivos como compañeros de fórmula, por un lado Juan Manuel Oliva, ex gobernador, ex diputado y ex senador, vinculado al yunque. Por el otro, Ricardo Anaya Cortés, ex presidente de la Cámara de Diputados, ex diputado local y secretario particular del gobernador de Querétaro (Francisco Garrido) y aspirante natural a la candidatura al gobierno estatal.
La moneda está en al aire y es probable que el mismo domingo conozcamos el nombre del ganador.