Incertidumbre
Ramón Zurita Sahagún viernes 9, May 2014De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Cuando iniciaron los escarceos con vista a la elección de la presidencia del Partido Acción Nacional, los momios apuntaban hacia la reelección de Gustavo E. Madero Muñoz.
Pocas dudas existían sobre el futuro dentro de la dirigencia partidista, ya que el manejo de Madero Muñoz hacía sentir que contaba con todos los elementos necesarios para conseguir una victoria inobjetable.
Se consideraba que su adversario, Ernesto Cordero Arroyo, sufriría una derrota más de las tantas que acumula desde que decidió dejar la burocracia política y competir por cargos de elección. El trecho comprendido entre los simpatizantes de uno y otro era detectable desde cualquier ángulo.
Las sospechas de que Felipe Calderón era quien manejaba los hilos de una simple marioneta se mantenían, ya que los principales operadores de Cordero Arroyo son calderonistas de cepa.
Mientras Cordero recibía rechazos en muchos círculos internos del partido, Madero Muñoz se erigía como un estratega que estrechaba lazos con el gobierno y lograba que se incorporaran algunos de los temas principales de la agenda panista a las reformas gubernamentales.
El Pacto por México permitió posicionarse al entonces dirigente nacional del partido blanquiazul, aunque ese acercamiento con el gobierno federal permitió reunir las balas que hoy se usan en su contra.
Como coordinador de la bancada blanquiazul, Cordero Arroyo representaba un duro escollo para la estrategia del dirigente nacional del partido, por lo que optó por su relevo, lo que enconó más los ánimos entre Madero y Cordero.
Los obuses lanzados de uno y otro lado hicieron mella en un partido disminuido y relegado hasta el tercer lugar en la contienda presidencial de 2012.
El retiro de Cordero como coordinador de la bancada motivó una rebelión que fue sofocada, aunque quedaron algunos resabios entre los senadores de su partido, cuya mayoría la tiene el mismo Cordero.
Se creyó que después de ese revés, Cordero se retiraría de su intentona de competir por la presidencia del partido, aunque fue una banderilla que lo hizo reaccionar. Inició los movimientos necesarios para hacer los amarres que le permitieran competir con posibilidades de triunfo en contra de Madero Muñoz.
Presionó para que la elección que debía ser en diciembre se realizara, hasta que consiguió que la fecha fuese fijada para el 18 de mayo.
Con todo y ello, Gustavo Madero arrancó como amplio favorito y hasta donde se consideraba que avasallaría a su adversario en la disputa de la presidencia del partido.
Hoy, las cosas se ven diferentes, ya que algunas situaciones surgidas en días recientes muestran un panorama distinto.
Primero, fue la decisión de Madero Muñoz de no debatir con Cordero Arroyo, luego de una primera discusión pública que no trascendió demasiado.
Los espacios elegidos para esos debates los abandonó Madero Muñoz, en una actitud extraña. Después, trascienden investigaciones sobre la actuación de Juan Manuel Oliva Ramírez, como gobernador de Guanajuato, sobre algunos asuntos pendientes de su administración.
Esos señalamientos en contra de Oliva han sido filtrados desde sus tiempos de gobernante, por lo que llama la atención que se reactiven en los momentos en que acompaña en la fórmula a Ernesto Cordero, como el número dos en el organigrama partidista. Ante este panorama y con la elección encima (menos de diez días), crecen las posibilidades para Cordero Arroyo, ya que germina en la mente de diversos sectores de la militancia la idea de que la continuidad de Madero Muñoz llevaría al PAN hacia el desbarrancadero. Lo cierto, es que dentro el PAN la apuesta ya no es tan firme a favor de la reelección de Gustavo E. Madero Muñoz y hay quienes comienzan a apostar por la sorpresiva victoria de Ernesto Cordero.
Por cierto, el Tribunal Electoral del Poder Judicial Federal ordenó a la comisión organizadora de la elección panista publicar los centros de votación y los nombres de los funcionarios de las mesas directivas que serán instaladas.
ESTRATEGAS
Una verdadera guerra de estrategias fue la celebrada en Panamá, durante la pasada elección presidencial, donde acudieron asesores de diversos países. Entre estrategas sudamericanos y estadounidenses descolló un mexicano, el poblano Raúl Velázquez, quien laboró al lado del candidato triunfador, Juan Carlos Varela, del Partido Panameñista.
Varela ganó con amplitud la presidencia de Panamá, al vencer por más de 8 puntos porcentuales de diferencia al segundo lugar José Domingo Arias y por 12 a Juan Carlos Navarro.
La estrategia de campaña diseñada por el mexicano se enfocó a tres ejes: emoción, racional y polarización.
Al inicio de las campañas, Varela se encontraba hasta 15 puntos abajo del candidato Arias, que se mantenía adelante, hasta el mes de marzo.
El punto de inflexión de las campañas fue al regreso del carnaval, cuando la estrategia de Varela se modificó y se decidió enfocarse a un solo tema positivo, el de la canasta básica y a equilibrar el contenido racional y emocional. Durante abril, las encuestas se cerraron, alcanzándose un empate técnico, que logró revertir la tendencia favorable para el otro candidato.
¿QUIÉN SIGUE?
Con la detención formal de Jesús Reyna García, ex gobernador de Michoacán, son cuatro los ex mandatarios que se encuentran en la cárcel, tres en México y uno más en el extranjero. Mario Villanueva Madrid se encuentra preso en Estados Unidos desde hace varios años, mientras que Andrés Granier Melo está recluido en una prisión del Distrito Federal, Luis Armando Reynoso Femat fue detenido hace unos días en Aguascalientes y ahora tocó el turno a Reyna García. Ante este panorama, seguirán el mismo camino otros ex mandatarios estatales.