Se ilusionó Cuauhtémoc
Ramón Zurita Sahagún miércoles 30, Abr 2014De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
El tiempo pasa y las ilusiones de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano por unir al perredismo se van desvaneciendo. La propuesta de realizar hasta el 30 de agosto la elección del nuevo presidente de ese partido es una burla para el fundador del partido que se prestó, tal vez, inconscientemente, para hacerles el juego a quienes detentan el control del organismo político.
Hoy, esos mismos que convencieron a Cuauhtémoc de reactivarse políticamente y ser el adalid de la unidad partidista, lo abandonan y buscan mantener el control del organismo político. Usaron su nombre y su apellido, su poder de convocatoria, su prestigio, para evitar mayores fugas de la militancia o un resquebrajamiento más grande, para que en la actualidad a Cuauhtémoc no le quede más que desistir de su intentona a favor de conservar intacta su dignidad y prestigio.
La mayoría perredista que conforma el grupo dominante (“Los Chuchos”) maniobró para cambiar los estatutos y permitir que un ex dirigente nacional pudiera postularse nuevamente, con lo que engatusaron a Cárdenas Solórzano.
De acuerdo a esos cambios, se abrió un compás de espera, hasta que el IFE los avalara, con lo que Jesús Zambrano Grijalva terminó con su mandato, pero pudo continuar en calidad de interino, formando mancuerna con Alejandro Sánchez Camacho, quien se mantiene en la secretaría general.
Son meses de prórroga para la dirigencia partidista, ya que sería hasta agosto cuando se celebre la elección de la dirigencia donde se mantienen vivas las aspiraciones de Carlos Navarrete, Carlos Sotelo, el ya mencionado Cuauhtémoc Cárdenas y un cada vez más distante Marcelo Ebrard.
En el caso de Cárdenas Solórzano condicionó, desde siempre, su participación en la contienda a que se presentara como candidato único, desistiendo de sus aspiraciones todos los demás candidatos.
Sin embargo, eso no ha ocurrido hasta ahora, y por el contrario, surgen voces como la de Jesús Ortega, ex dirigente nacional del partido, que aseguran que hay otros, además de Cuauhtémoc, que pueden unir al partido. Jesús Ortega fue presidente del partido, luego de varios intentos por conseguirlo y es parte del grupo de “Los Chuchos”, el dominante dentro del organismo político y que tiene en Carlos Navarrete a su candidato a la dirigencia nacional.
Incluso, en los años recientes “Los Chuchos” han tenido a tres de sus militantes al frente de la dirigencia nacional. Inició Guadalupe Acosta Naranjo, siguió Jesús Ortega Martínez y hoy se mantiene Jesús Zambrano Grijalva. Todo hace suponer que será Carlos Navarrete Ruiz, el siguiente, si todo marcha de acuerdo a la estrategia diseñada. ¿Y Cuauhtémoc? Se preguntan muchos.
El ingeniero como es conocido dentro de las huestes perredistas, habrá de cansarse en su intentona de regresar a los primeros planos políticos y se quedará con su estandarte de referéndum para la reforma energética ya aprobada. Cuauhtémoc enarboló nuevamente esa bandera, la de oponerse a los cambios constitucionales en materia energética y con ello recobró vida política, apagada luego de su encontronazo con Andrés Manuel López Obrador, ocurrido hace nueve años, cuando ambos buscaron la candidatura presidencial de la izquierda.
AMLO surgió como el candidato idóneo de la izquierda y se mantuvo cerca del triunfo electoral, con lo que mostró que el PRD tenía su nuevo gurú político, cargo que había ostentado desde 1994 Cárdenas Solórzano. El alejamiento con López Obrador obligó a Cuauhtémoc a buscar nuevo horizontes, saliendo nuevamente en defensa del petróleo y a rechazar todas las intentonas de cambios constitucionales. Así ocurrió hace unos meses, cuando el asunto fue llevado nuevamente a la discusión pública y Cuauhtémoc asomó nuevamente en los espacios públicos y se le tomó como la opción indicada para evitar mayores fracturas dentro del partido o una fuga masiva de militantes, ante el surgimiento de un nuevo organismo político de izquierda.
Cárdenas se convenció que él representaba el amalgama necesario para evitar mayores rompimientos y reagrupar a las tribus perredistas.
Puso como condición que competiría solo, como muestra de ese poder unificatorio, pero sus cálculos fueron malos.
El tiempo pasa, Cuauhtémoc se mantiene en su propósito de competir contra sí mismo, los otros aspirantes se niegan a retirarse y “Los Chuchos” se afianzan más como grupo preponderante dentro de la estructura del Partido de la Revolución Democrática. Ahora, solamente vale la pena esperar, para saber hasta cuándo Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano se dará cuenta de que fue engañado.
ALCALDES EJECUTADOS
La detención de varios de los capos de mayor importancia que asolaban el estado de Michoacán no ha sido suficiente para frenar la violencia en la entidad. Ni siquiera la presencia de decenas de cientos de efectivos militares y policíacos intimida a la delincuencia, la que continúa cometiendo sus ilícitos, quedando impunes la mayoría de esos delitos.
Hace unos días, el edil de Tanhuato, Gustavo Garibay García, fue asesinado en la puerta de su casa, conmocionando nuevamente a la población de esa entidad.
Suman 35 alcaldes ejecutados en todo el país en años recientes, siendo Michoacán el estado más afectado. Desde 2008, a la fecha fueron asesinados: Marcelo Ibarra Villa, de Villa Madero, en junio de 2008; Octavio Manuel Carillo Castellanos, de Vista Hermosa, en febrero de 2009; Gustavo Sánchez Cervantes, de Tancítaro, en septiembre de 2010; Ricardo Guzmán Romero, de La Piedad, asesinado en noviembre de 2011; Ygnacio López Mendoza, de Santa Ana Maya, en noviembre de 2013, y ahora Gustavo Garibay.