De la guarimba al colectivo
¬ José Antonio López Sosa viernes 25, Abr 2014Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Caracas, Venezuela.- Este país vive una polarización al extremo. Estuvimos en pocos días en ambos extremos ideológicos y de la lucha en las calles.
GUARIMBA. Las guarimbas son los cierres espontáneos que estudiantes y opositores hacen en calles y autopistas en Caracas; se trata de barricadas con llantas incendiadas, botellas y bolsas. Fuimos a una de estas guarimbas al distribuidor vial de Santa Fe, donde se intentó cerrar la autopista. Casi de inmediato la Guardia Nacional Bolivariana llegó a liberar la vialidad, llevaban escopetas con balas de goma, escudos y toletes. Los guarimberos lanzaron bombas “Molotov”, tela incendiada, botellas y piedras a la Guardia Nacional, estos respondieron con gas lacrimógeno y si bien ese día (el martes) no presenciamos un enfrentamiento directo, se dan con cotidianeidad, pues las guarimbas se presentan por lo menos dos veces al día en Caracas, por la mañana y por la noche.
Los estudiantes se replegaron hacia una colina a un costado de la autopista, ahí subimos y vimos a algunos con sus máscaras antigás, prendiendo objetos y lanzando piedras desde lo alto de la colina. En una tensa calma recorrimos algunas calles ante la mirada incrédula de los guarimberos, quienes en ningún momento objetaron nuestro trabajo periodístico.
COLECTIVO. Los colectivos son la herencia de los círculos bolivarianos y su objeto es conservar y difundir el pensamiento del régimen chavista, son financiados por el gobierno venezolano. Fuimos a hacer reporteo —Lorena Bracho en la cámara y este periodista a cuadro— a la Plaza Bolívar, en el centro de Caracas. El Café Venezuela es un ente creado por el gobierno para la compra y venta justa de café venezolano, entramos a preguntar y no había café en grano a la venta, sólo se hacía a las 7 de la mañana a la gente que se forma, alcanza para 20 o 30 personas y sólo se permite comprar dos paquetes por persona (eso lo informó la dependiente), eso mismo intentamos grabar un “stand” para nuestros reportes en Telefórmula, cuando un grupo de gente perteneciente a un colectivo trató de quitarnos cámara y micrófono, al mismo tiempo pidió a la policía que nos detuviera y más de veinte comenzaron a insultarnos y amenazarnos. La Policía de la Alcaldía de Caracas primero trató de remitirnos, pero al ver el nivel de agresión del colectivo —y tras decirles que de detenernos, hablaría en ese momento a la embajada de México en Caracas— decidieron resguardarnos del colectivo.
Estuvimos casi una hora resguardados en una oficina de la Alcaldía de Caracas y tuvieron que sacarnos de ahí en una patrulla, pues la gente del colectivo exigía algo así como un linchamiento, o bien, nuestra detención en un Ministerio Público. Además de los insultos la gente gritaba que formábamos parte del plan internacional para “tumbar” al presidente Nicolás Maduro.
Todo quedó en un susto, sin embargo, es preocupante el riesgo que corremos como periodistas (internacionales y venezolanos) al intentar hacer nuestro trabajo. La policía nos confirmó que eso ocurre muy seguido cuando los colectivos ven a reporteros que no son de los medios del gobierno venezolano.
La libertad de expresión en Venezuela está en el discurso, pero en la práctica está coartada por poderes fácticos, esa libertad es relativa. Por lo menos en nuestra experiencia podemos asegurar que no hay condiciones para ejercer la libertad de expresión consagrada en las leyes venezolanas.
Guarimbas y colectivos atentan contra la ciudadanía, de una u otra forma generan caos. Los colectivos, en particular, contra los periodistas.
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