Prestigio y votos
¬ Javier Cadena Cárdenas miércoles 23, Abr 2014Termómetro
Javier Cadena Cárdenas
Cada vez cobra más fuerza y presencia entre los científicos sociales la hipótesis de que México como nación se ha conformado, desarrollado y sobrevivido, no gracias a los poderosos, sino que, incluso en muchas ocasiones, muy a pesar de ellos.
En esta hipótesis aparecen de inmediato las categorías de gobernantes y gobernados, y en la explicación de estos dos grupos sociales se hace necesario recurrir a dos conceptos: kakistocracia y resilencia.
Desde 1944 en el “Dictionary of Sociology”, se incorpora la definición del término kakistocracia por Frederick M. Lumley, quien aseguró: “Gobierno de los peores, estado de degeneración de las relaciones humanas en que la organización gubernativa está controlada y dirigida por gobernantes que ofrecen toda la gama, desde ignorantes y matones electoreros hasta bandas y camarillas sagaces, pero sin escrúpulos”. Y 30 años después, el filósofo argentino Jorge L. García Venturini ratificó a la kakistocracia como el gobierno de los peores y dio una más amplia explicación. Kakistos, dijo, en griego es el superlativo de kakos y que éste significa malo, y también, sórdido, sucio, vil, incapaz, innoble, perverso, nocivo, funesto y otras linduras semejantes.
Luego, siguió, si kakos es lo malo, kakistos, superlativo, es lo más malo, es decir, lo peor.
Plural de kakistos es kakistoi, es decir, los peores. De ahí, que kakistocracia signifique el gobierno de los peores.
El segundo de los conceptos, la resilencia, se refiere a la capacidad individual o social que el ser humano tiene para sobreponerse a etapas difíciles y salir de ellas fortalecido.
Y esta capacidad, sin lugar a dudas, la tiene el mexicano en lo social, y ello lo demuestra el más simple y sencillo estudio histórico del devenir nacional, en el cual de manera significativa se registrarán infinidad de momentos en los que el pueblo mexicano se ha sobrepuesto a malos gobernantes y ha salido fortalecido de estas etapas.
En México se ha hecho práctica común el conocer a través de los medios de comunicación que tal o cual poderoso cometió errores garrafales que pusieron en peligro la estabilidad del área de su influencia cotidiana. Y también es común reconocer que a pesar de ello muchas veces no se fue más allá de una simple serie de notas periodísticas.
Pero ese no pasó, nada resulta ficticio, ya que si pareciera que dicha situación particular no trajo consigo una situación peor es debido a la capacidad de resilencia que puso en práctica el conjunto humano perjudicado, mismo que puede ser una familia, un club, un sindicato, un partido político, una demarcación geográfica o del sector público.
Y acorde a los tiempos actuales, se antoja preguntar si los priístas del Distrito Federal tienen alta su capacidad de resilencia que les permita salir fortalecidos de la situación difícil y penosa por la que pasan.
Y es que a 17 años de haber perdido el gobierno de la ciudad de México, al PRI de la capital ahora se le suma el mayor desprestigio de su vida producto de unas supuestas prácticas que están en espera de la verdad jurídica. Pero lo que sí hay que reconocer es que los priístas del Distrito Federal deben trabajar para volver a tener prestigio y votos.