¿Qué hacer con Cuauhtémoc?
Ramón Zurita Sahagún jueves 17, Abr 2014De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Los partidos políticos no son demasiado propensos a expulsar a sus cuadros de alto nivel, con todo y que estos cometan errores garrafales o hasta lleguen a prisión, sin importar la clase de delitos que cometan.
Una expulsión de un militante es más sencilla, ya que escasas voces se alzan para protestar por ello, pero los que han alcanzado cargos de elección popular o son cuadros dirigentes resulta complicado enjuiciarlos.
Tal vez sea el desgaste que sufre el partido por las versiones de uno y otro lado que se anticipan al proceso de análisis de la expulsión o por el temor de que el personaje expulsado recurra a tribunales y les gane su reinserción dentro de la militancia partidista o algo más profundo que se niegan revelar, pero, especialmente el PRI, los partidos hacen poco caso de los avisos sobre algunos de sus militantes.
Lo anterior viene a cuento, ante la circunstancia de que Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre sea encontrado o no culpable de los delitos que se le imputan y la decisión que tomará el partido sobre este personaje. Es cierto que por lo pronto lo obligaron a separarse de la dirigencia partidista en el Distrito Federal, pero sin importar que la autoridad le finque responsabilidad sobre los delitos de los que se le acusa, hay indicios que ratifican la mala fama de este militante y dirigente partidista.
La mala fama de Cuauhtémoc no es nueva, como tampoco lo es la de otros militantes del partido tricolor, aunque sobre ellos no hay denuncia alguna, con todo y que fueron públicos algunos de sus excesos.
Entre los personajes que disfrutan todavía de su militancia priísta se encuentran algunos que como en el caso de Andrés Rafael Granier Melo se encuentran detenidos, aunque sin sentencia de por medio.
Granier Melo saqueó el estado de Tabasco, amasó una fortuna considerable y su gobierno se caracterizó por los abusos cometidos por él y su equipo cercano, pero todos continúan siendo miembros distinguidos del Revolucionario Institucional.
Mario Marín Torres es otro personaje sobre el que se cuentan historias de horror y que incluso fue exhibido en grabaciones telefónicas diversas sobre la forma en que operaba una serie de actividades relacionadas con su vida sentimental.
El ex gobernador de Puebla no fue sancionado por la autoridad, ni por su partido, pero sí fue rechazado electoralmente, cuando sembró como candidato del PRI a gobernador a uno de sus incondicionales, Javier López Zavala, y éste fue vencido con amplitud en las urnas.
Ulises Ruiz Ortiz, ex gobernador de Oaxaca, es otro de los políticos priístas que forman parte de esa galería de personajes que los propios militantes y dirigentes del partido ven con asombro por la serie de situaciones anómalas provocadas.
Como gobernante, Ulises fue catalogado desastroso y la pérdida del gobierno estatal fue una prueba contundente de ello.
Sin embargo, Ulises sigue siendo considerado como uno de los principales estrategas electorales del PRI y continuamente es enviado a los estados en los que la elección es un riesgo para los candidatos.
Ulises se alzó como el táctico de la victoria priísta en Benito Juárez (Cancún), Quintana Roo, el año pasado, municipio donde el partido tricolor había sufrido varias afrentas y dos consecutivas.
Humberto Moreira Valdez, ex gobernador de Coahuila, es otro priísta que dejó con graves problemas de deuda a su entidad y donde el propio Humberto designó como su sucesor, en forma de interino, a Jorge Torres López, hoy en líos con la justicia estadounidense, acusado de “lavado” de dinero.
Otros personajes vinculados al también ex presidente del CEN del PRI se encuentran en líos judiciales y algunos de ellos responsabilizan al ex gobernante de mantenerse al tanto de esos malos manejos.
Arturo Montiel Rojas fue señalado como poseedor de una cuantiosa fortuna e investigado sobre esa acumulación de dinero y aunque fue absuelto de cargos por corrupción, se mantiene un fuerte tufo sobre su persona y su accionar como servidor público. Montiel Rojas está inmerso en una fuerte disputa con su anterior pareja (Maude Versini) sobre la custodia de sus hijos.
Tomás Yarrington Ruvalcaba se encuentra prófugo, ya que sobre él pesan varias acusaciones de delitos sumamente graves, que van desde la protección a los grupos criminales, lavado de dinero y recibir dinero de las mismas organizaciones delictivas para su campaña electoral.
Similares acusaciones pesan sobre el hoy arraigado Jesús Reyna García, ex gobernador interino de Michoacán, quien por más de seis meses desempeñó el cargo, ante las constantes ausencias de Fausto Vallejo Figueroa. Las acusaciones sobre Reyna ya fueron ratificadas por el procurador general de la República, Jesús Murillo Karam, asegurando que existen evidencias de su trato con los grupos delincuenciales que operan en Michoacán. Recientemente fue detenido por supuesto vínculos con el crimen organizado al alcalde de Apatzingán, Michoacán, Uriel Chávez Mendoza.
Siendo el principal municipio de la Tierra Caliente michoacana, en Apatzingán la violencia era recurrente, siendo necesaria la intervención del gobierno federal, para enfrentar a los grupos criminales que operan en la zona. Uriel fue señalado por miembros de su cabildo como el personaje que recaudaba dinero de las autoridades para entregarle al grupo delictivo de “Los Caballeros Templarios”.
Todos estos políticos priístas han tenido que cargar con una mala fama pública, aunque su partido los mantiene dentro de sus activos. ¿Será que en el caso de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre se decidan a expulsarlo y después seguirán con los otros personajes que mantienen su militancia?