Ingresos, bajo la lupa
Francisco Rodríguez miércoles 16, Abr 2014Índice político
Francisco Rodríguez
Sacaron de su oficina a Julián Luviano Sánchez, quien se desempeñaba como administrador general de Recursos y Servicios del Servicio de Administración Tributaria (SAT).
Independientemente de sus manejos en el cargo, el abrupto despido de Luviano es, al parecer, la punta del iceberg de una lucha intestina en el sector financiero. Y es que Luviano llegó a ese puesto contra la voluntad del presidente del SAT, Aristóteles Núñez quien, por supuesto, tenía otra carta para esa posición.
En la misma situación se inscriben los despidos de los administradores centrales de Apoyo Jurídico, Pedro Cetina Rangel, y de Recursos Financieros, Óscar Emilio Mendoza Serena, así como de quien hasta ayer fue administrador central de Destino de Bienes, Julio César Sánchez Gamiño.
No sólo ello, en altos círculos financieros corre la especie de que Alejandro Ríos-Camarena Rodríguez, actual administrador general de Recursos y Servicios del SAT, se encuentra también en una peligrosa encrucijada.
Y no es para menos, porque es sabido que el operador central de dicha administración, Fernando GarcÍa Dueñas, con el apoyo de su suegro, un militar de alto grado y dos de sus subalternos (el administrador central de Apoyo Jurídico y el de Rescate Financiero), monopolizaron todos los nombramientos regionales que antes se sometían a concurso en diversas partes del país, evitando la llegada de cualquier ajeno.
Sin embargo, la alarma empezó a sonar, porque sobre todo en el norte del país, algunos afectos cercanos al corazón de García Dueñas hicieron un ruido de tal magnitud que ningún jefe podrá salir en su defensa.
ANTECEDENTE ECHEVERRISTA
Todo indica, pues, la honorable dinastía Ríos-Camarena ya se empeñó en atravesar su caballo en instituciones que, si no rechinan de limpio, por lo menos tendrían que estar a salvo o por encima de sospechas.
Alejandro Ríos Camarena, como se dice arriba, controla una parte importante del SAT. Su hermano Alfredo es director ejecutivo de Prerrogativas y Partidos Políticos de lo poco que queda del Instituto Nacional Electoral.
Por ello, hay quienes dicen que no es posible que ese linaje nayarita haya caído sobre la doliente humanidad del IFE y del SAT, habiendo tantos otros lugares disponibles para beneficiar a los críos.
No mientras no se esclarezca a fondo, ya no digamos el escandaloso fraude al fideicomiso de Bahía de Banderas, cuando el jefe del clan era miembro prominente de la” brigada del bigote grande”, sino las enormes ganancias —que le dejaron a él y a un ex gobernador nayarita del mismo equipo que presumía de honrado— por la venta de los fraccionamientos turísticos de Nuevo Vallarta y la Riviera Nayarita.
Y es que ahora nos enteramos que, entre los funcionarios confirmados para permanecer en el nuevo INE, se encuentra Alfredo Jr.y aferrándose al hueso de administrador central de Recursos y Servicios del SAT, Alejandro Ríos-Camarena. El pleito, pues, está en grande.
Índice Flamígero: Por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores también pasó la escoba: Mauro Sánchez Canales dejó de ser, también abruptamente, vicepresidente de administración de la propia CNBV. Jaime González Aguadé debe sentir pasos en la azotea. + + + Una de las famosas reglas del “Principio de Peter” que más se aplican en nuestro medio es aquella que describe como se hace a un lado a un enemigo ingenuo: pues procurándole un cargo de mucho relumbrón, con excesivas obligaciones, pero sin un centavo de presupuesto para ejercer sus facultades. Cuando se nombró a Renato Sales comisionado Nacional Antisecuestros, todo el mundo, incluido el ungido, pensaron que se había sacado la lotería y que ya era forzoso agregar el nombre de un nuevo niño héroe a la rotonda nacional. El “afortunado” empezó a engrosar la voz, estirar el cuello y adelgazar su agenda de preferidos. A nadie se le ocurrió pensar en una jugada maquiavélica de los hidalguenses para sacudirse al campechano, mandándolo derechito al sacrificio, previa visita al salón del ridículo. No es tan fácil andar haciéndose el indispensable en los equipos de todos los partidos.