¿Limpieza en el PRI?
Ramón Zurita Sahagún lunes 7, Abr 2014De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Casualidad, coincidencias o deseos de limpiar la casa, por parte del PRI, lo que ha sucedido con dos de sus militantes en días recientes.
Un ex gobernador y un presidente del partido, han sido señalados por delitos distintos, pero que al fin y al cabo representan cárcel, en caso de ser encontrados culpables.
Cuentan con el beneficio de la duda, ya que se investigan sus respectivos casos, aunque vale la pena señalar que los dos personajes en cuestión, contaban con varios señalamientos en su contra sobre la comisión de los mismos delitos que hoy se les imputan.
Jesús Reyna García y Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, son los políticos priístas acusados y que deberán mostrar su inocencia en los asuntos de los que se les acusa.
Reyna García es el hombre que ha compartido el actual gobierno michoacano con el priísta que fue electo en las urnas, Fausto Vallejo Figueroa, ya que ha desempeñado el papel de gobernador interino en los varios casos de ausencia del mandatario y cuando no ocupa esa plaza, lo hace en la de secretario de Gobierno, segunda posición dentro de la administración estatal.
Durante su desempeño como gobernador interino fue señalado en diversas ocasiones por una supuesta relación con la organización delictiva de “Los Caballeros Templarios” y antes con “La Familia Michoacana”, a los que supuestamente protegía desde sus cargos de gobierno.
Una y otra vez, se filtró que durante la campaña electoral de Fausto Vallejo, Reyna García fue comisionado para entrevistarse con los organismos delincuenciales y que mantenía una relación de cercanía con Servando Gómez “La Tuta”.
Las versiones provenían del mismo seno de las organizaciones criminales, pero la alerta nunca se atendió y Reyna jamás fue molestado, por lo que siguió ocupando la Secretaría de Gobierno de Michoacán.
Como el hombre del control político que le representa la Secretaría de Gobierno, Reyna García estuvo enterado de todo el operativo y la estrategia que el gobierno federal diseño para regresar a Michoacán a ser una entidad tranquila (situación que todavía no se logra), por lo que resulta sorprendente que sea ahora cuando se decida investigar sus supuestos nexos con el crimen organizado.
Es cierto que hasta el momento se dictó un arraigo de 40 días para el ex gobernador interino de Michoacán, pero también lo es que la autoridad debe contar con indicios de esas relaciones, ya que de otra forma quedaría en ridículo, como lo hicieron las autoridades sexenales pasadas, con el llamado “michoacanazo”.
La sola presunción de las relaciones peligrosas de Reyna García con los grupos delictivos lo volvería un sujeto sospechoso, al que habría que investigar, aunque en el caso de los políticos parece ser que las autoridades tardan en reaccionar.
Jesús Reyna es, hasta antes de su arraigo, uno de los prospectos más sólidos del PRI para competir por el gobierno estatal en los comicios del año próximo que habrán de realizarse en esa entidad.
Hasta el momento, la ciudadanía mantiene un gran rechazo hacia este partido y Michoacán es una de las entidades donde el partido tricolor mantiene los focos rojos, debido a todos los sinsabores que ha pasado la población y a la decepción causada por la administración que encabeza Fausto Vallejo Figueroa.
Por su parte, Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, acusado de encabezar una red de prostitución, ya había sido señalado hace algún tiempo por el mismo delito, aunque la autoridad no procedió, ni investigó en ese momento.
Gutiérrez de la Torre es un político sumamente polémico cuyo propósito fue el de encabezar al PRI del Distrito Federal y desde ahí operar sus redes políticas, dominado el escenario tricolor en la capital del país.
Luchó por mucho tiempo por el control del partido con Beatriz Paredes Rangel y, principalmente, con María de los Ángeles Moreno, hasta que consiguió desplazarlas y hacerse del partido en el Distrito Federal.
Siempre polémico y aguerrido usó todos los métodos a su alcance para apropiarse de la dirigencia y sembrar en los principales cargos a su grupo de incondicionales, varios de ellos ocupando cargos de elección popular.
De pronto, surgió el escándalo, proveniente de una presunta red de prostitución que desde la dirigencia del PRI capitalino se manejaba, con la contratación de mujeres dedicadas a esa tarea, las que eran incorporadas a la nómina del partido.
La simple filtración de esa presunta actividad ilícita derivó en la inmediata separación de Cuauhtémoc de la dirigencia del PRI capitalino y la investigación por parte de la autoridad.
Tanto Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre como Jesús Reyna García, son priístas que cuentan en sus alforjas con señalamientos de todo tipo, dentro de sus actividades cotidianas, aunque hasta ahora se decidió a realizar las investigaciones pertinentes.
Hay otra serie de militantes políticos de los diversos partidos, sobre los que existen sospechas, en algunos casos, denuncias, en otras y filtraciones sobre supuestos malos manejos o dudas en sus nexos con diversas redes, a los que la autoridad debiera investigar.
Será que en estos casos, la evidencia es tan grande que no le quedó más remedio que investigar a las autoridades. Será, en el caso del PRI, que se inició una limpia de malos militantes o que el gobierno federal está decidido a actuar en contra de los políticos corruptos o vinculados con organizaciones criminales, para terminar con el alto grado de impunidad que existe en el país o se tratará de una simple coincidencia, lo sucedido con estos dos personajes, a los que todavía se les deberá comprobar su culpabilidad.