Émulo de Gadafi
¬ Augusto Corro viernes 4, Abr 2014Punto por punto
Augusto Corro
Los priístas capitalinos se encuentran de plácemes por la separación de la dirigencia local de Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre “El Basuritas”.
El mencionado dirigente fue señalado como promotor de prostitución con recursos públicos. Los jerarcas del partido tricolor optaron con rapidez y mandaron a la banca al dirigente del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el Distrito Federal (DF).
Si bien es cierto que “El Basuritas” era repudiado por los priístas no se encontraba la fórmula práctica para echarlo del partido. Tarde o temprano tenía que dejar el liderazgo.
Con la mirada en el 2015, año de elecciones intermedias, Gutiérrez de la Torre era un gran obstáculo para aterrizar los proyectos priístas, en busca de recuperar el territorio que alguna vez le perteneció.
El líder citado no tenía la visión necesaria para enfrentar a otros partidos políticos en busca del poder. Por ejemplo, el DF se vistió de amarillo hace varios sexenios y ninguna organización política ha podido derrotar al Partido de la Revolución Democrática (PRD).
En el DF, el PRI casi desapareció del mapa político. La última derrota fue en el 2012 y la candidata tricolor, Beatriz Paredes, al gobierno capitalino, ni siquiera le hizo la menor sombra a Miguel Ángel Mancera, el ganador.
Las campañas políticas de los tricolores apenas si se notó ante la avasalladoras campañas de los perredistas. Sin ánimo de ganar, los candidatos priístas se concretaron a recibir el apoyo económico para sus contiendas electorales. Nadie sabe si rindieron cuentas de esos presupuestos generosos.
Las pugnas internas en el PRI capitalino se agudizaron y definitivamente aceptaron la primacía de la izquierda en la capital mexicana.
Con una nueva visión del partido en el DF, los dirigentes tricolores nacionales decidieron analizar la situación del PRI capitalino, con el fin de hacer una organización política con ánimos de ganar.
Y es precisamente en este renglón donde no encajaba la presencia de Gutiérrez de la Torre, quien inexplicablemente era el hombre fuerte del priísmo.
Tuvo que surgir la información en la que “El Basuritas” se reveló como un promotor de una red de prostitución con recursos públicos, como señalamos arriba.
Es posible que Gutiérrez de la Torre sea juzgado por sus acciones delincuenciales, pero la importancia de este caso, es que la suspensión de su cargo permitirá al priísmo capitalino ser representado por un líder con mejor presencia moral.
No era posible seguir con un dirigente como “El Basuritas” que servía a dos amos: como político, dizque estaba con el PRI, y como líder de los pepenadores, sus relaciones se estrechaban con los funcionarios del gobierno capitalino.
La revelación de la red de prostitución que incluye a Gutiérrez de la Torre beneficiará al PRI desde cualquier ángulo que se pretenda juzgar, por un sencilla razón: se abre la posibilidad de que un nuevo dirigente en el PRI capitalino empiece a cambiar, para bien, la imagen del partido.
Atrás debe quedar Gutiérrez de la Torre y su empeño por emular a Gadafi, aquél dictadorzuelo libio, que tenía su ejército de mujeres, que lo mismo le servían como guardias de protección, que para satisfacer sus apetitos sexuales.
A “El Basuritas” su comitiva de edecanes estaba formada por 20 jóvenes dispuestas a obedecer sus órdenes.
Con la investigación que realizó el equipo de reporteros de Carmen Aristegui se le puso el cascabel al gato: son irrefutables los testimonios que muestran a “El Basuritas” en el centro de una red de prostitución.
Por otra parte, se da por seguro que Gutiérrez de la Torre ya no regresará a la presidencia del partido capitalino, hecho que llenará de alegría a los priístas del DF, sin lugar a dudas. En tanto, mujeres perredistas se acercaron a las autoridades para acusar a “El Basuritas” por el delito de trata de personas y lo que resulte. La historia continuará.