Yañez, el “seguro” de aprobación de leyes secundarias
Roberto Vizcaíno miércoles 26, Mar 2014Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
- La entrega de Yáñez podría formar parte de una negociación para lograr la aprobación de leyes
- Las sumas de votos en una y otra cámara definen las negociaciones y los acuerdos
- Sin duda, los jaloneos internos provocados por la contienda por la dirigencia influyen en el Congreso
Más tardó Amado Yáñez en “entregarse” a la PGR, que las versiones de su negociación con el gobierno de Enrique Peña Nieto en fluir para explicar su absolutamente atípica entrega a las autoridades judiciales.
Detrás de todo este movimiento están no sólo grandes y experimentados negociadores, sino políticos y voluntades del más alto nivel en uno y otro lados.
Yáñez supo desde hace más de un mes que estaba hundido. Al final y a pesar de su enorme fortuna, se enteró que él era la parte más delgada de una trama de vida y relaciones que debía romperse para poder salvar lo más posible de lo que había acumulado y para no dañar a sus cómplices y socios.
A diferencia del Pemex-gate urdido por Francisco Barrio como un regalo a Vicente Fox y al panismo, Oceanografía sí tiene pruebas de ilícitos probables y toda una red de tráfico de influencias cuya huella imborrable son los contratos y asignaciones que están depositados en los archivos de Pemex y otras subsidiarias, y que datan desde el sexenio de Fox y el de Felipe Calderón a la fecha.
Con el Pemexgate se desveló una relación inmoral entre la paraestatal y su sindicato, y el gobierno y el PRI, pero no había ilícito qué perseguir. La transferencia de cientos de millones de pesos de Pemex al gremio y de este a su partido nunca fue ilegal.
El dinero venía de la retención de cuotas sindicales por parte de la paraestatal a los trabajadores y de la entrega de esos recursos al sindicato.
Todo estaba soportado por convenios legales registrados ante Hacienda y la Secretaría del Trabajo.
Una vez transferidos esos millones de pesos, el dinero se convertía en propiedad del gremio y este podía hacer con esos recursos lo que se le diera la gana.
Eran dineros privados. No había ilícito. Era inmoral y poco o nada ético, pero no un acto punible. Y eso lo supieron siempre todos quienes debían saberlo: las autoridades de Pemex, el procurador, el contralor, el Presidente.
Por eso nunca hubo detenidos en serio ni mucho menos sentenciados. Aquello se diluyó en el tiempo.
En cambio en lo de Oceanografía hay fondo penal y sin duda mucha historia mediática. Y eso lo saben también quienes deben saberlo.
De ahí la valía de Yáñez, de su entrega y de su arraigo ¡en su casa!.
El mensaje del gobierno de Enrique Peña Nieto es por demás obvio: si no la aprobación de leyes secundarias de las reformas, Yáñez va a comenzar a revelar sus cadenas y redes de complicidad. Y entre los nombres que podría dar a conocer estarían desde muertos como Juan Camilo Mouriño hasta muy vivos como los de algunos ex dirigentes del PAN como el de César Nava y de parientes de ex presidentes de la República.
La lista dicen, podría ser muy larga y espectacular, pasando de senadores a dirigentes o cuadros blanquiazules de quienes pocos sospechan nada.
LA CAUSA
¿Pero por qué se tenía que hacer algo como esto?, ¿por qué negociar impunidad con Yáñez?
Dentro de estas versiones se habla de que el gobierno tuvo que adelantar esta jugada frente al enorme jaloneo y confrontación interna a que es sometido su probado aliado dentro del Pacto por México, Gustavo Madero.
No sólo se tenía que acotar y anular a los calderonistas dentro del Senado y la Cámara de Diputados, sino hacerles ver que en cualquier otro campo podrían recibir sorpresas indeseables.
En especial se busca, afirman, acabar con las apariciones e intervenciones de Felipe Calderón tanto en foros internacionales como en México, haciendo comentarios que tienen efectos en las estrategias políticas del presidente Enrique Peña Nieto.
En las más recientes apariciones Calderón incluso se puso a calificar las medidas e intervención gubernamental en Michoacán.
Por lo pronto los senadores avanzaron ayer en la integración de una Comisión Investigadora de Oceanografía, en la que no participarán los panistas que forman parte de la Comisión de Energía.
Por lo demás entre los legisladores blanquiazules se mantiene la decisión de no regresar a la mesa de negociación de las leyes secundarias de la reforma energética en tanto no avance la investigación de la PGR respecto de los fraudes e ilícitos de Oceanografía, pero sí participarán en la negociación de acuerdos de las secundarias de las otras reformas, afirmó ayer el coordinador Jorge Luis Preciado.
COSA DE NÚMEROS
En la resolución de estas otras leyes secundarias que ya están en el Congreso —a saber las pendientes y en trámite que son la de Telecomunicaciones y la Político Electoral-, su pase requiere sólo del voto de la mitad más uno en los plenos del Senado y la Cámara de Diputados.
Eso significa que en San Lázaro se necesitan 251 votos de los 500 diputados y en la de Senadores, 65 de los 128 legisladores que la integran.
En la de diputados no tiene problemas el gobierno de Peña Nieto para la aprobación de sus iniciativas, porque la bancada del PRI suma 213 diputados, la de su aliado el Verde cuenta con 28 y la de su socio el Panal con 10 cuya suma da justo los 251 votos que se requieren para ser aprobadas por la mitad más uno.
Sin embargo en esta cámara la mayoría de la bancada del PAN —donde predominan los blanquiazules leales a Gustavo Madero-, hay un voto diferenciado a favor de las iniciativas del Jefe del Ejecutivo Federal.
De igual forma existe un sector del PRD —en buena parte formado por miembros de la corriente de “Los Chuchos”, o Nueva Izquierda-, que también pudiera votar por estas iniciativas.
Por eso en San Lázaro no hay en realidad mayor problema de obstrucción a las leyes secundarias como no lo hubo para las reformas aprobadas el año pasado.
Donde existen riesgos es en el Senado, porque ahí la suma de los votos del PRI que son 54 más de los del Verde que son 7 y 1 del Panal, apenas suman 62 de los 128 que integran el total de esa legislatura.
Ahí la suma de los votos del PAN es 38 más 22 del PRD, más 5 del PT y 1 del MC que da un total de 66 es decir, 4 más que los de la contraparte.
La diferencia en este bloque la dan los 14 senadores aliados de Gustavo Madero.
Si estos votan junto con PRI, Verde y Panal, sacan adelante cualquier iniciativa porque suman 76, es decir 11 más de la mitad más uno.
De ahí que detrás de las sumas y restas de votos legislativos, esté todo el entramado de lo de Oceanografía y de los acuerdos Peña-Madero-Los Chuchos.
Y sin duda los jaloneos dentro de las contiendas internas de PAN y PRD por las dirigencias nacionales de estos partidos.
INFLUYE LO INTERNO
Emilio Gamboa confirmó ayer algo de esto al responder por qué el los senadores del PAN no votaron ratificación del nuevo Comisionado de Seguridad Pública Alejandro Rubido.
“Lo que está significando es que la elección dentro del PAN está influyendo aquí (en el Senado) en el ánimo de la fracción parlamentaria del PAN.
“No tengo la menor duda que el jaloneo interno está muy fuerte y que ellos tienen que buscar sus equilibrios.
“Lamento –de verdad-, después de que ellos votaron en la Comisión de Seguridad Pública el nombramiento de Monte Alejandro Rubido, no lo hayan hecho el día de hoy en el pleno…”
El coordinador de los senadores del PRI indicó que se enteró previamente que en la reunión previa de los senadores del PAN se dieron algunos enfrentamientos que luego derivaron en su decisión que los hizo abstenerse de votar ni en favor ni en contra de la ratificación del nuevo Comisionado.
Frente a esos desencuentros internos, dijo, él continuará “haciendo mi mejor esfuerzo para buscar los acuerdos y los consensos, y eso lo estoy haciendo en función de que es la petición que me hace mi Grupo Parlamentario, al cual yo obedezco”.