La grilla perredista, sin reposo
¬ Augusto Corro lunes 24, Mar 2014Punto por punto
Augusto Corro
“Los Chuchos” continuarán con el manejo del Partido de la Revolución Democrática (PRD) hasta el próximo mes de agosto.
Los consejeros perredistas acordaron, por mayoría, que Jesús Zambrano siga el frente de ese organismo político.
De esta manera, “Los Chuchos” consiguen ampliar el tiempo para fortalecer a Carlos Navarrete rumbo a la presidencia perredista.
En este mes de marzo, Zambrano terminaría su responsabilidad como líder del partido del sol azteca, pero las condiciones políticas del momento abrieron otros caminos. Entre éstos se encuentra el divisionismo interno propiciado por los aspirantes a sucederle en el puesto al citado Zambrano.
Esos precandidatos son Cuauhtémoc Cárdenas, el líder moral del perredismo y Marcelo Ebrard Casaubón, ex jefe de gobierno capitalino.
Cárdenas es la esperanza de la tan deseada unidad perredista que no llega por más esfuerzos que realiza el michoacano, quien puso su condición de ser candidato único en la contienda electoral.
Pero los demás “grillos” del PRD no están de acuerdo con el planteamiento de Cuauhtémoc y buscarán la dirigencia amarilla sin importarles los riesgos de más divisionismo.
Así pues, Zambrano y sus cuates tendrán varios meses para reafirmarse en la dirección de su partido y Navarrete será el más favorecido por ese lapso en espera de las elecciones.
Mientras, en las filas perredistas, las tribus intensificaron su “grilla”. Por ejemplo, en Acapulco, el impresentable René Bejarano, “El Señor de las Ligas” manifestó su apoyo público a Cuauhtémoc Cárdenas, como candidato a la presidencia de su partido, por la capacidad para buscar la unidad.
También el gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre, manifestó su adhesión a la candidatura de Cuauhtémoc, también como factor de unidad. Los pronunciamientos se hicieron durante una reunión de la tribu bejeranista en el puerto.
Aún no se conoce la reacción del michoacano, que recibió el espaldarazo del maestro Bejarano, uno de los personajes más criticados de la política mexicana.
Hace varios días, el candidato de “Los Chuchos”, el ex senador Carlos Navarrete, ya fijó su posición frente a Cárdenas y dijo claramente que seguirá firme en su deseo de competir por la presidencia del partido.
En este renglón, “Los Chuchos” están de plácemes porque es precisamente lo que buscan, es decir, que Navarrete gane las elecciones, para que ellos sigan como los “dueños del partido”.
En esta temporada de elecciones perredistas, el más afectado ha sido Ebrard Casaubón, quien ya no ve lo duro sino lo tupido. El ex mandatario capitalino tiene ante sí una tormenta por el conflicto de la “Línea Dorada” del Metro.
La propia dirigencia perredista dijo que no meterá las manos para ayudar a los personajes inmiscuidos en el escándalo de la mencionada línea que golpeó directamente la imagen política de Ebrard.
En esta temporada rumbo a las elecciones perredistas internas, el aspirante más débil es Ebrard Casaubón, luego de su pleito con “Los Chuchos”, por su cercanía de éstos con las autoridades federales. Habrá que esperar qué ocurre en el PRD en estos meses, que será aprovechado, sin la menor duda, para el enfrentamiento entre las tribus, porque el divisionismo es parte de su naturaleza izquierdista.
LOS PRESIDENTES MUNICIPALES
El fin de semana fue asesinado el alcalde de Tanhuato, Michoacán, de extracción panista, Gustavo Garibay García.
El presidente municipal ya había logrado superar la muerte en dos ocasiones, cuando fue agredido a balazos.
Pero esta última vez, no corrió con la suerte de las agresiones anteriores. Claro que es condenable el hecho, pero poco o nada se puede hacer para proteger la vida de los hombres públicos que son amenazados por la delincuencia organizada.
La lista de los ediles sacrificados aumentó en el sexenio de Calderón, quien no pensó que su guerra fallida contra la delincuencia organizada iba a ensañarse con los más débiles.
Y precisamente, el hilo más delgado, ya lo hemos planteado en otras veces, son los policías y los presidentes municipales que son las autoridades que se encuentran a merced de la delincuencia.
En eso no pensó Calderón cuando le declaró la guerra a la narcodelincuencia en Michoacán. Durante su sexenio se incrementó la espiral de violencia y nada pudo detenerla.
Los errores derivados de la guerra fallida de Calderón siguen presentes con su cuota de muerte e intranquilidad.