23 de marzo
Ramón Zurita Sahagún viernes 21, Mar 2014De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Hace no muchos años, una abuela contaba una anécdota sobre su nieta, la que le cuestionó sobre la relación de su madre con Luis Donaldo Colosio.
Hija de una nueva relación de su madre, la niña quiso saber de cierto sobre el asesinato de la anterior pareja de su progenitora.
La paciente abuela le explicó cada detalle, para que al final la pequeña niña, cuestionara sobre quién había sido Colosio.
Eso sucede en la actualidad con el sacrificado candidato presidencial priísta, ya que la mayoría de los jóvenes desconocen quién fue y el cómo ocurrieron los hechos que terminaron con su vida.
Eso mismo sucede con la mayoría de los personajes que cayeron abatidos por las balas de enemigos o fueron sacrificados en la lucha política.
Son pocos los que recuerdan que Álvaro Obregón fue asesinado cuando era presidente electo de los Estados Unidos Mexicanos y menos los que reconocen los nombres de los aspirantes presidenciales Francisco R. Serrano y los demás sacrificados en Huitzilac y Arnulfo R. Gómez, fusilado en Coatepec, o el de Rodolfo Torre Cantú, candidato favorito en las encuestas al gobierno de Tamaulipas.
Cada uno de esos casos quedó registrado como hecho de importancia dentro de la historia política de México, pero poco a poco se van borrando de la memoria y son menos los que los recuerdan.
Fueron hechos bochornosos que avergüenzan a un país democrático que consolida su vida dentro de los márgenes de la ley.
En el caso de Luis Donaldo Colosio, los 12 años de gobierno panista fueron sintomáticos de que el partido que representaba en la elección de 1994 requería de un símbolo.
Para muchos, el nombre de Luis Donaldo Colosio ha servido como bandera para explotarlo, recurrir a él cuando sea necesario y lucrar políticamente.
Así lo hizo aquel grupo que fue denominado “las viudas de Colosio”, políticos de bajo perfil que mantenían cercanía con el entonces candidato presidencial.
Ninguno de ellos creció políticamente, lejos de la protección colosista, aunque varios de ellos alcanzaron su máxima expresión electoral, mediante candidaturas al Senado de la República, para después desaparecer de los primeros planos políticos.
Otros más, esgrimieron ser los confidentes del malogrado candidato presidencial priísta y hasta se convirtieron en sus biógrafos.
Su partido, hizo lo propio, recordándolo cada 23 de marzo o en las campañas electorales, pero hasta ahí.
Eso sí, cada aniversario del trágico acontecimiento de Lomas Taurinas, el nombre de Luis Donaldo Colosio es sacado a orear, para rendirle homenajes, recordarlo y revivir aquellos pasajes de sus últimos días de vida, donde Colosio, supuestamente, les contó todo, sobre su relación con el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, el porqué de su discurso del 6 de marzo (17 días antes de su asesinato) y sus proyectos a futuro.
Son varios los políticos que en días recientes, viviendo la fiebre de las primeras dos décadas de la trágica fecha, han sacado a relucir sus momentos de cercanía con el entonces candidato.
Pocos de ellos han sido los que mantuvieron cercanía con los entonces niños dejados en la orfandad por la muertes de sus padres: Colosio asesinado en Lomas Taurinas en la fecha referida y Diana Laura Riojas, muerta pocos meses después debido a una agresiva enfermedad, misma que se aceleró a la muerte de su esposo.
Muchos son los que han sacado raja de la real o supuesta relación con el sonorense y aunque las llamadas “viudas” pretendieron continuar medrando con ello, su bajo perfil los remitió al sitio adecuado para ellos.
Con motivo de la efeméride, el diputado federal Alfonso Durazo Montaño presentó anoche un nuevo texto sobre quien era su jefe al momento de ser asesinado.
Durazo Montaño es uno de los varios secretarios particulares que tuvo Luis Donaldo Colosio en su efímera carrera política en los primeros planos.
Fue hasta en dos ocasiones secretario particular y fungía como tal en los momentos en que fue sacrificado.
Después de eso, Alfonso Durazo Montaño fue enviado como vocero a la Secretaría de Gobernación, donde corrió la suerte del titular Esteban Moctezuma y seis meses después de ejercer el cargo fue relegado.
Alfonso Durazo dejó el PRI, se cobijó bajo la protección de Vicente Fox Quesada, de quien fue secretario particular, intentando ser candidato del PAN al gobierno de Sonora, para después ser abanderado de la izquierda a cargos de elección popular, siendo en la actualidad diputado federal del Movimiento Ciudadano y propuesto como aspirante del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) al gobierno estatal de Sonora por Andrés Manuel López Obrador.
El libro que presentó Alfonso Durazo Montaño se titula “Colosio, el futuro de lo que no fue”, en cuya presentación participaron Héctor Aguilar Camín, Agustín Basave, María Angélica Luna Parra, Luis Donaldo Colosio Riojas y Julio Hernández López, bajo la coordinación de Rafael Rodríguez Castañeda.
MANLIO
Reaccionó de inmediato el diputado federal Manlio Fabio Beltrones a las versiones que lo ubican como parte de los llamados “moches” que, supuestamente, piden los legisladores a las autoridades municipales o estatales, para otorgarles un presupuesto a su gusto.
El coordinador de los diputados del PRI negó cualquier relación en esos asuntos y aseguró estar en contra de esas prácticas y exigió a quienes lo señalan presenten pruebas.
No conozco al alcalde de Celaya (quién lo imputó) que no es de mi partido, ni a ningún otro funcionario de ese ayuntamiento, dijo en una carta aclaratoria enviada al diario que publicó la información.