18 de marzo
Ramón Zurita Sahagún miércoles 19, Mar 2014De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Durante muchas décadas el 18 de marzo fue una de las principales celebraciones del calendario conmemorativo de fechas históricas gubernamentales.
Todos unidos (la familia revolucionaria) festejaban la Expropiación Petrolera realizada en 1938, por el entonces Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Lázaro Cárdenas del Río.
Durante los siguientes sexenios, Manuel Ávila Camacho, Miguel Alemán Valdés, Adolfo Ruiz Cortines, Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez y José López Portillo, el festejo era uno solamente y lo encabezaba el Presidente de la República en turno.
Con Echeverría y con López Portillo, principalmente, la festividad subió de tono, por la riqueza petrolera descubierta y con Miguel de la Madrid Hurtado, surgieron las diferencias.
Una de las versiones establece que el hijo del expropiador quiso convertirse en director de Petróleos Mexicanos, para formar parte de los festejos del 50 aniversario de la expropiación.
Otra más habla de que le nacieron (al mismo hijo) ambiciones presidenciales y quería entrar en la contienda por la nominación priísta. La más romántica de ellas establece que se inconformó con el manejo y los abusos que se cometían en la explotación de los hidrocarburos y decidió enarbolar la bandera de que los mismos pertenecían a la nación y que el disfrute de sus resultados económicos debía ir hacia el pueblo.
Hay quienes consideran que esas varias versiones son ciertas todas ellas. Con ellas detrás de sí, emergió la figura de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, quien desde 1987 inició su despegue como figura política nacional y alcanzó una de las tres metas establecidas, la de ser candidato presidencial, aunque no por el partido en que inició su militancia.
El hijo de Lázaro Cárdenas pasó de ser un político de mediana importancia dentro del Partido Revolucionario Institucional a una figura de nivel nacional, ponderado, dialoguista y aglutinador de corrientes ideológicas.
Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano permitió en el pasado concentrar todas las corrientes de la izquierda, siempre dispersas, en un partido de alcance nacional que compitió con grandes posibilidades de alcanzar el poder.
Fue el gran gurú de esa izquierda aglutinada en el Partido de la Revolución Democrática y que hoy nuevamente se dispersó y que los remanentes de ella, buscan nuevamente su auxilio.
Marginado del partido del que fundó y fue su primer presidente nacional, Cárdenas Solórzano fue rebasado por otra figura de alcance nacional, al que el propio Cuauhtémoc alentó en su crecimiento, el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador.
Cuauhtémoc pasó varios años en el ostracismo político y fue reactivado cuando se intentó la primera reforma energética, bajo los gobiernos panistas de Vicente Fox Quesada, pero principalmente de Felipe Calderón Hinojosa.
Fue Cuauhtémoc quien animó a López Obrador para dejar el trópico y trasladarse al Distrito Federal para competir por la dirigencia nacional del partido, el que alcanzó sus primeras victorias electorales bajo la conducción del tabasqueño.
Eso permitió el posicionamiento de López Obrador y su nominación al gobierno del Distrito Federal, venciendo en la elección interna a un personaje identificado plenamente con la izquierda, desde que esta era clandestina, Pablo Gómez Álvarez.
Un buen gobierno, salpicado por acontecimientos vergonzosos como los video escándalos, López Obrador saltó a la candidatura presidencial del partido del sol azteca, provocando el punto de ruptura con Cuauhtémoc empecinado en ser candidato presidencial por cuarta ocasión.
López Obrador mostró que era un candidato más competitivo que su antiguo mentor, pero la ruptura entre ambos ya era una realidad, desde que asomó la competencia entre ambos. Hoy, Andrés Manuel se encuentra en la consolidación de su movimiento como partido político y Cuauhtémoc se presenta como la única opción del resquebrajado Partido de la Revolución Democrática.
Ambos compiten por ser la figura señera de la izquierda, la que pueda aglutinar las varias expresiones existentes y mostrar en los comicios federales y en la disputa de nueve gubernaturas que tendrán lugar en 2015 que son la real representatividad de la izquierda mexicana. Cuauhtémoc y Andrés Manuel realizaron, cada uno de ellos, sus propias celebraciones de la Expropiación Petrolera.
El primero de ellos apropiado como parte de su herencia paterna y el segundo como reivindicador de las razones que en algún momento sostuvo su hoy competidor de los votos de la izquierda.
La reforma energética aprobada por el Congreso de la Unión en los meses pasados, les dotó nuevamente de una bandera de la que ambos carecían, por lo que desde trincheras distintas luchan por revertir dicha reforma.
Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano se encuentra cercano a alcanzar las ocho décadas (primero de mayo), pero su vitalidad parece la suficiente como para continuar siendo el faro que guíe a una izquierda trasnochada y cada vez más desgastada que dentro del PRD se encuentra copada por un solo grupo que pretende continuar detentando el poder y manejar sus tendencias de acuerdo a sus intereses personales. López Obrador hace su tarea de hacer crecer un organismo que, convertido en partido, pretende desplazar a una izquierda que considera sumamente vinculada y penetrada por el poder público.
CANDIDATOS
El Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), cuyo presidente nacional es Martí Batres, pero su principal animador es Andrés Manuel López Obrador, competirá en los comicios para la renovación de nueve gobiernos estatales, el año próximo, con candidatos propios.
Para algunos estados, López Obrador ya tiene sus ternas: Campeche, Layda Sansores; Sonora, Ana Gabriela Guevara o Alfonso Durazo; Michoacán, María de la Luz Ramos, Arturo García Mendoza y Fabiola Alanís.
Con esto se clarifica cuáles senadores y diputados se irán pronto al nuevo partido político, dejando otras agrupaciones de izquierda.