Las cantinas, una tradición capitalina
¬ José Antonio López Sosa martes 18, Mar 2014Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Hoy que es día feriado, vale la pena recordar este tema. Cuando escuchamos la palabra “cantina”, de inmediato nos remite a una estampa folklórica muy propia de la capital de la República mexicana.
En términos contextuales una cantina es aquel lugar donde se sirven bebidas alcohólicas y se puede departir con tranquilidad en compañía de la familia, los amigos o alguien más.
Sin embargo, poseen una característica sui generis que las diferencia del resto de los bares en el mundo, la dádiva de la tradicional botana.
Cuando uno llega a uno de estos lugares, con tan sólo ordenar un par de tragos, sea cerveza, vino o licor, la casa da de forma gratuita “la botana” que son diferentes guisos del día por lo cual el cliente por lo único que deberá pagar es por las bebidas.
Hay cantinas donde se sirven dos o tres platillos y hay otras donde son decenas de ellos y se dividen por tiempos, es decir, el número de tiempos son el número de veces que nos servirán distintos platillos.
Ahora bien, la tradición indica que existen dos clases de meseros en las cantinas, el que sirve la bebida y el que sirve de comer, cada uno preocupado de su labor para obtener una buena propina busca atender lo mejor posible al cliente procurando siempre una atención excelente.
Desgraciadamente, las licencias para venta de alcohol han sido objeto de enriquecimiento de autoridades y funcionarios públicos, por lo que podemos encontrar cantinas en plenas zonas habitacionales, cerca de escuelas y en cualquier lugar de la ciudad, en la actualidad es más difícil obtener una licencia y los requisitos son cada vez más estrictos para ir de acuerdo con los planes de desarrollo social y no hacer de estos sitios, lugares de perjuicio social, que no es el objetivo de las cantinas. Existen muchas muy antiguas que existieron antes que las escuelas o las nuevas construcciones y debido a eso no pueden ser retiradas ni cerradas.
Las cantinas son una tradición histórica de nuestra ciudad, un patrimonio cultural donde distintos fenómenos sociales convergen y marcan sociológicamente parte de la estructura social de los mexicanos, existen de todo tipo y para todos los bolsillos, pero su peculiaridad es la misma, su objeto es el mismo, a veces compartir, a veces enamorar, otras veces olvidar el dolor, o tal vez disfrutarlo, incluso como fin propio embriagarse o afinar algún proyecto, cerrar algún negocio o llevar al cabo algún fraude, de todo esto y más son mudas observadoras las cantinas de la ciudad de México, mágicos lugares llenos de historias, de tristezas y alegrías; rincones donde increíblemente se han tomado decisiones que en ocasiones han afectado a la nación entera.
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