El fracaso de Mondragón
Ramón Zurita Sahagún martes 18, Mar 2014De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Desde sus tiempos en la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal se sabía que Manuel Mondragón era solamente una figura decorativa, con buenas relaciones mediáticas que sabía capitalizar.
Sus esfuerzos por mantenerse dentro de la estructura gubernamental se focalizaban en el Jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, de quien se consideraba tutor. Cercano al priísmo, desde sus tiempos de amistad con Carlos Hank González, Mondragón supo tender redes en otros grupos políticos.
De su capacidad como personaje operativo vinculado a la seguridad pública, pocos resultados ofreció, aunque los supo vender a buen precio.
Su discurso de que el Distrito Federal era una ciudad segura le fue comprado por el general Óscar Naranjo, quien lo ubicó como el elemento capaz y necesario para la reestructuración policíaca que planteaba el regreso del PRI al gobierno federal.
Naranjo insistió en que su proyecto requería de un personaje del talante de Mondragón para ponerlo al frente de la estructura policíaca federal.
De esa forma, el doctor Mondragón fue incorporado como el elemento idóneo para encabezar esa dependencia, luego del terrible comportamiento de esa oficina durante la administración de Felipe Calderón.
La intención de cambiar los modos, formas y operación de la dependencia fueron temas que impactaron en la decisión de designar a Mondragón, considerado como vital para esas funciones por el asesor en esa materia, Óscar Naranjo.
Sin embargo, la primera molestia por parte de Mondragón provino cuando constató que el ofrecimiento no era el de secretario o subsecretario, ya que desparecía la secretaría de Seguridad Pública y el cargo sería el de comisionado, por lo que el anuncio de la creación de la Gendarmería Nacional, fue la moneda de canje.
Para ello, Mondragón tuvo que esperar a que se aprobaran los cambios por parte del Senado de la República, para entrar en funciones.
Con todo y ello, la lucha contra el crimen organizado le mostró que las cosas no eran como parecían, ya que la infiltración por parte de los grupos delincuenciales en las policías y la permanente corrupción fueron factores que impactaron en la decisión de dejar el combate a las fuerzas armadas.
Han sido las secretarías de la Defensa Nacional y especialmente la de Marina, las que han combatido con mayor éxito a los grupos delincuenciales, siendo factores determinantes en los golpes dados a los cárteles de la droga, esencialmente.
Esos triunfos fuera de la esfera del comisionado, aunados a la separación del general Naranjo del su cargo de asesor, fueron golpes contundentes en contra de un Manuel Mondragón que sintió afectada su vanidad.
El comisionado sabía que sus días estaban contados al frente de la dependencia, por lo que argumentó asuntos personales para una salida que ya estaba plenamente anunciada.
Sin embargo, al comisionado como sucedió con Fernando Gutiérrez Barrios se le ofreció la oportunidad de presentar su renuncia, cuando todo mundo sabía que estaban cesados y que sus días se encontraban contados al frente de las dependencias en que se encontraban.
Desde hace varias semanas se sabía que la salida de Mondragón era un hecho y que solamente faltaba protocolizarla para convertirla en realidad.
La salida de Mondragón es una muestra de cómo se construyen algunos mitos dentro de la política mexicana y cómo se derrumban los mismos, una vez que muestran su ineficiencia y que la historia detrás de ellos se va edificando con base en mentiras.
EL GRUPO DE IVONNE
El pasado miércoles 12 de marzo, la secretaria general del PRI, Ivonne Ortega Pacheco convocó a diputadas y senadoras, entre otras, a una reunión dentro de la estructura partidista, para anunciar la creación de un nuevo grupo de mujeres que participan en política. La convocatoria provocó una reacción de molestia en Diva Gastélum, la presidenta del organismo de mujeres priistas, quien sintió la intención de minimizar a su grupo.
Dominado durante años por Hilda Anderson y Martha Andrade, entre otras, el OMPRI daba nueva oportunidad para que otros grupos de mujeres se posicionaran e incursionaran en los cargos públicos, especialmente en el Poder Legislativo.
Surgieron de esa manera las Esthela Ponce, Lorena Martínez y otras mujeres que como Diva Gastélum apostaron por consolidar el organismo y desde ahí saltar a cargos de representación popular.
De esa forma Ponce es hoy alcaldesa de La Paz, Baja California Sur y una firme aspirante para el gobierno estatal, mientras que Lorena gobernó por tres años el ayuntamiento de Aguascalientes y hoy despacha como Procuradora Federal del Consumidor.
Gastélum es senadora y una firme aspirante para el gobierno de Sinaloa que hoy detenta el ex priísta Mario López Valdez.
Diva sabe que su posicionamiento como dirigente de las mujeres priístas es un enorme trampolín para entrar en la disputa de la candidatura priísta al gobierno de Sinaloa y que la eventualidad del triunfo es para el tricolor que enarbole esa bandera, toda vez que el gobernador MALOVA (como le gusta que le digan) muestra una total ineptitud, con un gobierno rebasado y ausente de las necesidades de la población.
Por eso, la creación de un nuevo grupo de mujeres priístas, como es la intención de Ivonne, representa un duro golpe para sus aspiraciones.
Por el contrario, para la ex gobernadora de Yucatán la oportunidad es única, ya que ha sido totalmente marginada en la dirigencia nacional del partido y busca insertarse nuevamente en las decisiones del partido. La confrontación entre ambas mujeres priístas es una realidad, por lo que Diva mandó algunas de sus más cercanas colaboradoras como espías a la reunión nocturna del pasado miércoles.