PAN caliente
Ramón Zurita Sahagún lunes 17, Mar 2014De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Aunque el horno no parece listo para bollos, el PAN sí se encuentra preparado para la cocción. Resulta paradójico lo anterior, pero dentro del Partido Acción Nacional el camino no está precisamente asfaltado para lo que viene, que resulta ser un choque de vagones del Metro y no de trenes, como algunos lo pretenden catalogar. En la disputa por la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional y de los principales cargos de dirección del partido, chocan dos grupos que se mantienen en pugna desde hace ya varios años.
Por un lado, se encuentra Gustavo E. Madero Muñoz, un político, tipo burócrata que ante la falta de mayores talentos o de políticos aspiracionales, se consolidó como una de las principales figuras del partido.
Madero Muñoz fue usado como figura preponderante en contra de la pretensión presidencial de apoderarse de un partido entonces en plenitud del poder.
Desde las esferas del poder público, se impulsó la candidatura de Roberto Gil Zuarth, ex secretario particular del entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa, quien fracasó rotundamente en su intento por encabezar la dirigencia partidista y prolongar desde esa instancia la idea calderonista de preservar el poder político desde el propio partido, entonces gobernante. No fue fácil el triunfo de Madero Muñoz, ya que Gil Zuarth fue convidado a retirarse de la contienda, para evitar una fractura que ahora parece más real.
En esta ocasión el turno al bate le corresponde a otro calderonista de cepa, Ernesto Cordero Arroyo, quien como su amigo y antecesor en la disputa por la presidencia del PAN; Roberto Gil Zuarth, mantiene cercanía con el ahora ex Presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa.
Cordero Arroyo y Gil Zuarth fueron los principales saltimbanquis del equipo de Calderón Hinojosa, ya que se dieron gusto brincando de un cargo a otro. Si Gil pudo ser secretario particular, subsecretario de Gobernación, diputado federal (función interrumpida en sus varias licencias solicitadas) y senador de la República entre otras funciones, su amigo y ahora homólogo Cordero Arroyo no se quedó atrás. Subsecretario de Hacienda, secretario de Desarrollo Social, secretario de Hacienda, precandidato presidencial derrotado y senador de la República, fueron algunas de las tareas desarrolladas en los seis años de la administración de Felipe Calderón.
Cordero y Gil comparten afectos del ex Presidente de la República y son considerados como elementos clave dentro de la insurrección de los senadores a las decisiones del presidente de su partido, de relevar al mismo Ernesto Cordero de la coordinación de la bancada senatorial y situar en el cargo a Jorge Luis Preciado, cercano al grupo de Madero Muñoz. Pero si Cordero Arroyo no representa gran cosa dentro del panismo por su rápido ascenso político, de la mano de su amigo Felipe Calderón, Madero Muñoz, está considerado como un político sumamente gris, quien se ampara en el linaje del apellido.
Descendiente directo de un apellido vinculado a la democracia, como lo es Madero, pero no nieto del mártir de la democracia, Francisco I. Madero, como algunos señalan, Gustavo es un panista crecido también vertiginosamente en los años de plenitud panista.
Empresario norteño, como toda la familia Madero, fue diputado federal y presidente de la Comisión de Hacienda en San Lázaro y sirvió de ariete del calderonismo para desplazar al incómodo Santiago Creel Miranda de la coordinación de los senadores del PAN.
Hoy, ambos, Madero y Creel van de la mano, en la búsqueda por frenar el intento calderonista de apoderarse de la dirigencia del partido. Santiago Creel es conocido por sus varias batallas en la búsqueda por consolidarse como un político de primera línea. Cuando coqueteaba con el PAN, pero no militaba todavía dentro del partido, en su papel de consejero del IFE, buscó por todos los medios sacar a Roberto Madrazo Pintado del gobierno de Tabasco y fracasó rotundamente.
Posteriormente, fue diputado federal de Acción Nacional y buscó el gobierno de la ciudad de México, nuevo fracaso, ya que fue derrotado por otro tabasqueño, Andrés Manuel López Obrador, quien se convirtió en jefe de gobierno. Creel cayó hacia arriba, ya que para resarcirse de su derrota electoral por la jefatura de gobierno fue designado secretario de Gobernación, desde donde intentó la candidatura presidencial, siendo derrotado por Felipe Calderón en la disputa interna. Después vino su debacle como coordinador de los senadores panistas, donde fue sustituido por su ahora socio, Gustavo E. Madero Muñoz. Ante los agravios recibidos por Felipe Calderón, Creel Miranda prefirió vincularse con su reemplazo, antes de sumarse a las filas calderonistas.
Con fecha definida del 18 de mayo, para celebrar la primera vuelta y una eventual segunda vuelta, los militantes panistas acudirán a las urnas para definir si le dan una segunda oportunidad a Gustavo E. Madero o si optan por un relevo generacional con el arribo de Ernesto Cordero. Las cosas no se ven tan fáciles para un partido que en septiembre arribará a los tres cuartos de siglo de existencia y que se encuentra sumido en una profunda crisis, aunque no achacable a su dirigente nacional.
Derrotado en la contienda presidencial de hace dos años, donde fue enviado hasta la tercera posición, el PAN se apresta para competir en unos comicios federales en los que se disputarán las 500 curules de San Lázaro, pero además nueve gubernaturas, en las que con excepción de un par de ellas (Nuevo León y Querétaro) no está considerado como contendiente fuerte. Por eso, de la elección del presidente del partido y la forma en que este gane, dependerá su futuro electoral.