Ebrard, inhabilitado para 2018
Roberto Vizcaíno lunes 17, Mar 2014Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
- Un efecto directo es su inhabilitación pública para competir en la presidencial del 2018
- ¿A quién beneficiará el desfonde del ex jefe de gobierno capitalino… a Mancera a AMLO o al PRI?
- La constante entre los grandes delincuentes (y los chicos también) es su querencia por el origen
Amparado tras algunos certificados de operación emitidos supuestamente por los más reconocidos centros de la ingeniería internacional –por los cuales por cierto se pagaron cientos de millones de pesos–, Marcelo Ebrard entra hoy en la más crítica de las peores semanas de su vida.
Y será una de las peores porque en estos días sus papeles serán confrontados con kilómetros de rieles deformados, desgastados, debilitados y con centenas de ruedas chuecas, así como vagones con fallas de filtraciones de agua y de mal funcionamiento del aire acondicionado, pero sobre todo inapropiados para ser usados en la Línea 12 del Metro.
A la vista de todo eso queda la decisión gubernamental de detener la operación de las dos terceras partes de esa línea, en perjuicio de millones de capitalinos. La decisión la asumió el actual jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera, pero los millones de afectados saben que la responsabilidad, la culpa es de Ebrard.
Eso porque en el fondo quedan un montón de muy malas decisiones asumidas por Marcelo Ebrard y su equipo desde la J+jefatura de Gobierno entre 2006 y 2012, que tuvieron un costo de 24 mil millones de pesos, 7 mil más de lo presupuestado inicialmente, y que ahora, por las inocultables fallas de la línea –ocasionadas por la caprichosa si no es que corrupta decisión de meter vagones no aptos para esas vías–, sumarán varios miles de millones más.
En lo político este escándalo ya descartó a Ebrard no sólo para dirigir cualquier partido político –ni hablar de la presidencia del PRD–, sino que está desde hoy inhabilitado para participar en la presidencial del 2018, como era su ambición. De ahí que en un intento por deslindarlo de este escándalo, algunos de los suyos comiencen a decir que la decisión de detener la operación de la línea 12 del Metro tiene más que ver con invalidarlo políticamente desde ahora para la presidencial del 2018, que con la gravedad de las fallas de esa línea.
Lo cierto es que este golpe es para Ebrard –en su debida proporción–, equiparable al que bajó a Carlos Salinas de la contienda por la presidencia de la Organización Mundial del Comercio que ya tenía “amarrada” en 1994, cuando Zedillo decidió detener a Raúl Salinas.
De los riesgos que representaban las fallas de la Línea 12 hablarán los rieles torcidos y las ruedas de acero desgastadas, así como la certificación de las medidas de los ejes de los vagones adquiridos por órdenes de Ebrad para ser operados en las vías de esa línea a pesar de que desde ese inicio se sabía que no eran los adecuados.
¿Hubo moches detrás de la adquisición de esos vagones? ¿Por qué se metieron en la 12 a pesar de que no se ajustaban a los rieles?
Eso y mucho, mucho más lo deberá arrojar la investigación que ya está abierta por la Auditoría Superior de la Federación, por la Secretaría de la Función Pública y por la propia Contraloría del Gobierno del DF, tres instancias de origen distinto.
No hay que olvidar que en la construcción de esa línea hubo miles de millones de recursos federales.
De entrada la rápida respuesta de Ebrard al exhibir los certificados de validación de la operación de la Línea 12, intentaron sembrar la percepción pública que de que el actual jefe de gobierno mentía, que los datos técnicos del desgaste de rieles y ruedas, así como los riesgos advertidos no existían.
Pero los otros involucrados, las empresas constructoras, echaron por tierra esa intentona, pues aceptaron que las fallas eran conocidas incluso desde antes de iniciar la operación de la 12.
Hoy Ebrard acudirá quizá al argumento de que toda la culpa la tiene quizá Hugo Chávez que no le mandó ningún pajarito a advertirle del problema, porque los hechos dicen que él está metido hasta más allá de las orejas en este problemón.
¿CUALES LAS CONSECUENCIAS?
Aparte de inhabilitar a Ebrard, este asunto evidencia la debilidad de la izquierda mexicana.
¿El desfonde de Ebrard beneficia la candidatura presidencial de Mancera?, ¿La de Graco?, ¿La de Andrés Manuel?, ¿O la de quien vaya a ser el candidato del PRI?
¿Quién se atreverá a lanzar a Ebrard luego de este desastre… Dante Delgado con su Movimiento Ciudadano… o Alberto Anaya y su PT?
¿Intentará Ebrard con el apoyo de su eterno padrino Manuel Camacho integrar un Frente Nacional como lo ha venido diciendo?
¿A quién se acercará después de todo esto?
¿O pondrá su consultora como lo hacen otros muchos políticos frustrados?
NO SE VAN
¿Ha oído Usted hablar del Jamaicón Villegas?, ¿no?
Bueno, el Jamaicón Villegas es el mote con que la afición futbolera de su tiempo, entre los 60 y 70, conoció a José Villegas Tavares quien jugó como defensa del Guadalajara.
Recuerdan los viejos que el Jamaicón era un jugador extraordinario. Y en esa calidad fue a los mundiales de Suecia en 1958 y de Chile en 1962.
Sólo que allá su rendimiento fue un desastre. Reconocida por él mismo, su nostalgia por su barrio, su familia y la comida le provocaban una tristeza imposible de superar. Y eso afectaba su juego.
Hoy los agentes de viajes mexicanos tienen innumerables anécdotas de turistas mexicanos que se regresan de sus viajes debido a afectaciones similares. Bueno, el asunto es a veces tan grave, que en el Instituto Nacional de Nutrición existe un área para atender esas nostalgias.
Aun cuando no es síndrome privativo de los mexicanos, pues afecta también a otras nacionalidades, dicen quienes saben que el mal cae con mayor fuerza entre los viajeros mexicanos. Hay por eso quienes viajan no sólo con fotos de sus seres más queridos, una fuerte dotación de chiles y hasta con sus kilos de tortillas. Aun así hay quienes cortan sus viajes y se regresan antes de tiempo para entrarle aquí a unos ricos tacos del Tizoncito, pozole o birria, o de carnitas y barbacoa.
En fin, esta es quizá una de las explicaciones de por qué los mayores delincuentes mexicanos detenidos o abatidos –El Chapo, El Lazca, El Chayo, etc–, a pesar de obtener miles de millones de dólares no pudieron dejar atrás origen.
Todos ellos y la gran mayoría de los otros 69 detenidos o muertos por el actual gobierno federal de una lista de 122 de los “más buscados”, han sido capturados o en sus poblados de origen o en sus estados.
La querencia entre ellos por las tortillas, las salsas enchilosas, el barrio, sus restaurantes, su comida y equipos deportivos, su ropa, sus mujeres (el estereotipo entre ellos es: jóvenes, bonitas, surgidas de certámenes de belleza), el aire y el cielo que los vio nacer es simplemente insuperable.
Por eso los agentes de inteligencia no tienen mucho dónde buscar… simplemente van al origen de cada uno, e invariablemente ahí los encuentran.
Un solo ejemplo, el del Chapo Guzmán, deja en claro que la historia personal de cada uno advierte que no salen de su raíz. Ni cambian de personalidad. Operan miles de millones de dólares pero no cambian su estilo. Ni se someten a cirugías para modificar su imagen. Las fotos de Guzmán Loera son una muestra de eso: el mismo bigote, el mismo peinado, la misma cara.
Nacido el 4 de abril de 1957 en el poblado de La Tuna, en Badiguarato, Sinaloa, El Chapo fue recapturado a las 6:40 de la mañana del sábado 22 de febrero de 2014, en un edificio de departamentos amueblados de clase media en Mazatlán, Sinaloa, luego de una semana de operativos de la Marina y la DEA en Culiacán y Mazatlán.
Días antes estuvieron a punto de aprehenderlo en una casa en Culiacán, Sinaloa, que luego se descubrió formaba parte de una red de 7 casas comunicadas por túneles, que además desembocaban en la red de drenaje de la ciudad…
Todo indicaba que El Chapo vivía desde hacía años ahí cuando no estaba en lo más intrincado de la sierra de Durango.
No, nada de hacer dinero, miles de millones de dólares para irse a vivir a un penthouse en Manhattan, Londres, Roma o París, El Chapo siempre prefirió Culiacán, como El Laza no separaba de Matamoros o El Chayo de Tumbiscatío.
La constante en ellos y los muchos otros que andan en eso, es quedarse en sus lugares de origen, o muy cerca de ellos. Cuando se alejan, pierden ante la nostalgia, como el Jamaicón Villegas.