Ya no habrá paz
Francisco Rodríguez martes 15, Jun 2010Índice político
Francisco Rodríguez
AL ESCUCHAR EL discurso mesiánico calderonista, queda claro que la violencia en México se incrementará, al insistir el ocupante de Los Pinos en el sacrificio del país para pelear una guerra estadunidense en suelo nacional.
“De manera gradual nos vamos insensibilizando ante la gravísima descomposición acelerada del país, fenómeno correlacionado con la llegada del PAN al poder. Es decir, existe un vínculo de causalidad entre los gobiernos panistas y la institucionalización del crimen y la violencia en México, a niveles nunca vistos”, me escribe don Emilio Treviño, colaborador de este espacio.
También apunta que pocos han reparado en la advertencia del ex zar antidrogas, el norteamericano Barry McCaffrey, quien refiriéndose a la “guerra” de Calderón expuso que “está claro que se trata de una campaña de ocho años y no de un esfuerzo de corto plazo”, cual publicaba en Milenio diario. Es decir, que deberemos acostumbrarnos a vivir episodios de violencia como los actuales, durante ocho años. ¿Aguantaremos, si apenas llevamos tres?
La descomposición social es resultado de la megalomanía de Calderón, quien pleitea en suelo mexicano la guerra de EU contra las drogas. La reportera Verónica García de León escribía en la revista Expansión: “para algunos, el incremento de la extorsión es una consecuencia de la ´guerra contra el narco´ que en diciembre de 2006 inició Calderón. ´El crimen busca otras alternativas para allegarse recursos´, dice Ignacio Manjarrez, vicepresidente de seguridad de la Coparmex”.
En un reportaje preliminar sobre el mismo tema (véase Expansión), Lourdes Cárdenas escribe “por casi dos décadas, Jurgen Garsen vio crecer y florecer sus negocios en Ciudad Juárez, pero bastaron tan sólo seis meses de 2008 para que este empresario del ramo restaurantero tomara la decisión de cerrar sus tres bares y un restaurante de sushi y se mudara a El Paso, Texas, donde ha iniciado una nueva aventura empresarial (…) además de bajar las cortinas, tuvo que despedir a las 130 personas a las que por años dio trabajo y solidaridad (…) la Cámara de Comercio de Ciudad Juárez estima que 60% de los bares y restaurantes de la ciudad son víctimas de extorsionadores…”.
La estrategia belicosa para enfrentar el narco es cuestionada por expertos: “en México no está claro qué se busca, fuera de no permitir que el país se vuelva un estado fallido en las garras del narcotráfico”, afirma Cris Arcos, ex subsecretario del Departamento de Seguridad Nacional con Bush, como reporta Dolia Estévez en la revista Poder y Negocios.
Acerca del Plan Mérida, en la misma revista, se lee a David Shirk, académico de la San Diego University: “… nuestras estrategias y esfuerzos no lo están logrando. De hecho, cuando se cuentan los cadáveres, es claro que el daño sigue creciendo. Tenemos que repensar lo que estamos haciendo si queremos ser verdaderamente exitosos”.
La ausencia de legitimidad del ocupante de Los Pinos es vista como la razón de su “guerra” personal, porque la operación policiaco-militar es “… parte integral de la estrategia de gobernabilidad de la administración de Calderón desde que decidió hacer de la guerra a las drogas su último recurso de autoridad y la base de su credibilidad”, opina el politólogo Francisco González, de la Universidad Johns Hopkins.
En Milenio se auguraba el incremento de la violencia en México: ”las ejecuciones vinculadas al narcotráfico, que este año (2009) volvieron a romper récord, seguirán creciendo en el 2010 debido a que el gobierno continuará con su estrategia de combate armado en contra de los cárteles y seguirán disputándose los mercados de la droga, señalaron especialistas en temas de seguridad”, señalaba Rolando Herrera.
Veamos un caso concreto: la violencia en Baja California durante enero de 2010. Ocurrieron 102 asesinatos, de los cuales 72 pueden calificarse como crímenes ligados a la violencia en torno al narcotráfico. En enero de 2009, los homicidios perpetrados en BC fueron 59, de los cuales 38 se ligarían al narcotráfico.
En una entrevista en The Washington Post, Calderón quiso dejar muy en claro que el 90% de los muertos violentos en México son narcotraficantes, como si eso fuese menos grave. Hasta un analista conservador como Sergio Sarmiento escribió en la revista Vértigo sobre la matanza de 17 jóvenes en Ciudad Juárez, Chihuahua: “los intentos de las autoridades por minimizar estas ejecuciones, al decir que todas las víctimas, por el simple hecho de serlo, deben haber hecho algo indebido, ya no es moralmente aceptable”.