La dirigente panista
¬ Augusto Corro miércoles 5, Mar 2014Punto por punto
Augusto Corro
De acuerdo con los estatutos panistas, a Cecilia Romero le corresponde encargarse de la presidencia de su partido, mientras se elige al nuevo líder.
Gustavo Madero, el dirigente actual, se encuentra con licencia para dedicarse a su campaña en busca de la reelección.
Así, por primera vez en la historia de Acción Nacional una mujer es la presidenta del Comité Ejecutivo Nacional (CEN).
Cecilia tiene una trayectoria aceptable en el partido blanquiazul pero no como funcionaria pública.
Su relación de amistad con Calderón la llevó a desempeñarse como titular del Instituto Nacional de Migración, con resultados negativos.
Durante su gestión se acumularon las denuncias contra los agentes de migración que abusaban y agredían a los extranjeros que entraban a nuestro país con rumbo a Estados Unidos.
A raíz de la matanza de San Fernando, en la que perecieron decenas de indocumentados, Cecilia fue despedida del INM.
En el PAN se hicieron de la vista gorda y le dieron abrigo. A los jerarcas panistas no les importó la ineptitud de la panista.
Ahora es la flamante presidenta del PAN que, dicho sea de paso, vive su peor época como organización política, pues a sus dirigentes se les olvidaron los principios e ideología y se metieron de lleno en los escándalos.
El prestigio de Acción Nacional está por los suelos y debido a sus luchas internas su refundación o reconstrucción no se realizará de la noche a la mañana.
Para empezar en el partido se tendrán que superar los divisionismos que surjan de la lucha por el liderazgo del partido.
Madero, quien busca la reelección, se enfrenta al senador Ernesto Cordero el “delfín” de Calderón, que pretende adueñarse del PAN.
Madero no quiere saber nada de Calderón y se encuentra decidido a ganarle la partida. Las apuestas favorecen al chihuahuense.
LAS PRESIONES
En el Partido de la Revolución Democrática (PRD) las tribus no logran ponerse de acuerdo para designar a su candidato a la presidencia del partido.
Mientras que “Los Chuchos” tienen a Carlos Navarrete como su representante, otros dirigentes se empeñan en que Cuauhtémoc Cárdenas sea el nuevo líder de los amarillos porque lo consideran un factor de unidad. Sin embargo, “Los Chuchos”, que son los dueños de esa organización política no están en condiciones de ceder el poder.
En este mes, Jesús Zambrano tendría que dejar la presidencia del PRD, pero busca prolongar su cargo unos meses más.
Lo importante de este asunto es que Cárdenas ya no les interesa a “Los Chuchos”. No encaja en sus planes. Porque en el fondo poco o nada les preocupa la postura del michoacano frente a la reforma energética. Tampoco quieren saber de Marcelo Ebrard.
El ex jefe de Gobierno capitalino ha sido uno de los principales críticos de “Los Chuchos”, por el acercamiento de estos al gobierno federal.
Si Ebrard esperaba el apoyo del PRD para su proyecto político tendrá que buscarle por otro lado, a menos que en las elecciones internas logre ganarle a quienes manejan el partido desde hace varios años.
Quizá el ex funcionario capitalino encuentre cobijo en otro partido político pequeño o en el Movimiento de Regeneración (MORENA) de Andrés Manuel López Obrador. Tarea nada fácil, porque uno de los líderes de este organismo político, Martí Batres, es enemigo de Ebrard.
Como se ve, el divisionismo juega un papel muy importante en la llamada izquierda mexicana que en las elecciones intermedias del próximo año estará fraccionada. Habrá candidatos de lo que queda del PRD y de MORENA.
Una alianza entre esos partidos nunca se podrá dar, pues han tenido la capacidad para incrementar sus odios. Cada quien va por su lado.