La extradición
¬ Augusto Corro miércoles 26, Feb 2014Punto por punto
Augusto Corro
Las autoridades mexicanas deben continuar con el mismo empeño en la lucha contra el narcotráfico.
La recaptura de Joaquín Guzmán Loera “El Chapo” marcó el camino para ir tras los otros líderes de los carteles de la droga.
La victoria del gobierno mexicano sobre la delincuencia organizada debe mantenerse en los siguientes pasos del proceso penal contra “El Chapo”.
Por ejemplo, las pruebas de los delitos del capo deben tener todos los elementos necesarios para que a la hora de dictar la sentencia no haya titubeos.
A la pena que purgaba cuando se escapó de Puente Grande, “El Chapo” acumuló más delitos a lo largo de trece años. Su negocio criminal provocó la espiral de violencia que se extendió a lo largo y ancho del país con su secuela de miles de muertos y desaparecidos.
Si bien es cierto que con la recaptura del sinaloense no se acaba el narcotráfico, si es un ejemplo de que no hay nadie intocable.
Como el capo tiene cuentas pendientes con las autoridades estadounidenses, se empezó a manejar la posibilidad de su extradición.
Suponemos que Estados Unidos está en su derecho de castigar al delincuente, pero este primero tendrá que responder de sus delitos ante las autoridades mexicanas.
La peligrosidad de “El Chapo” y su habilidad para burlar a la justicia ya quedó demostrada. Esta experiencia debe servir a las autoridades para tomar las medidas necesarias y evitar que se repita la misma historia.
A la impecable acción de la recaptura del sinaloense debe seguir la pulcritud de las autoridades dedicadas a la impartición y procuración de justicia.
NO QUIERE DEJAR EL HUESO
El líder del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Jesús Zambrano, no quiere soltar el hueso.
Debería entregar su cargo como presidente de esa organización política el 21 de marzo próximo.
Sin embargo, se moviliza para que se amplíe el tiempo como dirigente de los amarillos. Esto podría afectar los planes de los demás aspirantes a dirigir el PRD y consecuentemente agudizar la pugna interna.
El dolor de cabeza de “Los Chuchos” se llama Marcelo Ebrard y su anhelo es ganar el puesto de presidente del partido mencionado para que le sirva de plataforma a sus aspiraciones presidenciales en el 2018.
Pero “Los Chuchos” ya han demostrado que no quieren saber nada de Ebrard y en cuanta oportunidad se les presenta la aprovechan para obstaculizar las aspiraciones del ex jefe de gobierno capitalino.
En ese juego político, “Los Chuchos” buscan una solución que les permita a ellos continuar con el manejo del partido, que dicho sea de paso, se encuentra más dividido que nunca, con las tribus deseosas de llevar agua a su molino.
La solución que espera la dirigencia perredista podría estar en que Cuauhtémoc Cárdenas aceptará el cargo de presidente del partido. Se maneja la idea de que el michoacano es el factor de unidad que necesitan los amarillos y el michoacano seguramente aceptará la presidencia perredista si le conceden sus “caprichos” con nombramientos de diputados y senadores de su familia y amistades.
Por su parte, Ebrard no quita el dedo del renglón, como se dice coloquialmente, y en Oaxaca repitió su discurso en el sentido de que se ha preparado durante treinta años para ser presidente de México.
Al ex jefe de gobierno se le ha complicado la situación. Su Movimiento Progresista no crece y sus esperanzas reales son las de manejar para que le sirva de plataforma electoral.
El divisionismo que práctica el PRD es parte de la tradición de la llamada izquierda en México. Las ambiciones personales son más importantes que la ideología. Por lo pronto, Jesús Zambrano ampliará su periodo como líder perredista.