Futbol, “pan y circo”
¬ Mauro Benites G. lunes 14, Jun 2010“Municiones”
Mauro Benites G.
Había decidido permanecer al margen del ambiente futbolero; sin embargo, no se puede permanecer indiferente al ambiente nacional, ni estar contra el propio país. Cuando el grupo de gritones televisivos llamados comentaristas, comandados por esa calamidad llamado Enrique Bermúdez, son impulsores que aconsejan a quien yo diría víctimas para que terminando el partido vayan a que vivamos en el reino del absurdo, cuando la columna de la Independencia, que debería ser un lugar de respeto para todo mexicano, se convierte en feria patriotera por unos pelotazos, desprestigiándose más después de la ridícula exhibición de osamentas.
Me quedo con la extraordinaria exhibición de un futbol excelente de conjunto, bravo, dinámico y agresivo, que practica la selección española y me hace pensar que ese equipo puede darnos una agradable sorpresa.
Del Tri, después del juego inaugural se confirma la mediocridad del futbol de la selección. Y es que amables lectores, el futbol se ha convertido en una herramienta político-social que algunos vivos la han aprovechado para darle a sus pueblos pan y circo.
Y a propósito de España. Fue Francisco Franco, el dictador o tirano, como usted quiera, español, gallego, el que encontró las Inmensas posibilidades políticas que contenía el futbol, sencillamente orientó a la gente para depositar en su equipo de futbol toda la carga de su localismo, de su pasión de campanario, de su regionalismo y hasta de su separatismo. El “fanático” del Barcelona suele ser desinteresado de los hombres que corren tras una pelota aunque le cuesta trabajo olvidarse de su catalanismo, civilizado o no. Lo mismo ocurre con el del Real Madrid, que conscientemente pugna por la España unida, centralista y monárquica, y el gallego, sobre todo el vasco separatista, han logrado identificar sus pasiones políticas con el “fanatismo” de su condición. Franco embobó casi 40 años a los españoles así, y tiene mucho para meditar el hecho general de que el Barcelona y el Real Madrid, por un lado, Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, por el otro, tengan casi, las mismas fuerzas. “Aquí yace media España; murió de la otra media”, que dijo el escritor Larra. Dan ganas de cantarle un himno al futbol, porque sustituyó al odio, al rencor, a la sangre y a la muerte.
Me precio de haber visto jugar a “Pelé” y a Maradona muchas veces, y haber gozado en mi niñez de la magia de Alfredo di Stéfano, el primero al que llamaron “la saeta rubia”, argentino fabuloso que llegó al Real Madrid para dejarnos boquiabiertos. Para mí, Alfredo ha sido el mejor, pero no cabe duda que “Pelé” y Maradona son la pareja de verdaderos fenómenos de este juego que se inició hace cinco o seis siglos, como “La puja de la vejiga”, en Inglaterra, donde devino luego en rugby y futbol soccer, y en Estados Unidos, naturalmente en futbol americano. Dos pueblos cercanos, tan cercanos como para no poder verse ni en pintura sus jugadores, acordaban el gran enfrentamiento que era casi una feria y más que una fiesta, se trataba de meter en la iglesia del pueblo contrario una vejiga de bovino inflada.
Por supuesto, no había demasiadas reglas, ni eran demasiado estrictas. Se valía de todo, desde el garrotazo detrás de un árbol, un casi linchamiento de uno por varios, abundaban los lesionados en las sustituciones trucadas y no como ahora en que el juego, afectado por varios entrenadores con su famoso sistema del “catenaccio”, es decir, candado, que impide que a un equipo se le meta el gol pero, por supuesto, impide también que ese equipo lo meta a su vez. (Aquí, en México hay varios entrenadores en el que sobresale Lapuente que salva a los equipos que iban a descender a la segunda división aplicando ese sistema). Si agregamos al “catenaccio” la estricta regla del offside que nuestros aficionados llaman “orsay” y que significa fuera de lugar, veremos por qué el futbol jugado actualmente es tan malo, y sobre todo, tan aburrido.
Para despertar las pasiones, tanto valdría que los representantes de los distintos equipos nacionales compitieran a las canicas. La cosa es “irle a nuestra verde hasta morir”. Con el offside el modo de jugar que existía hace tiempo, sería imposible, cada jugador tenía su puesto y lo conservaba durante el encuentro, toda la línea delantera de un equipo se hallaría abiertamente en offside. Franco, que sabía que tranquilidad viene de tranca, sabía también otras muchas cosas como la importantísima versión del “pan y circo”, a veces hasta sin pan, en que se ha convertido el futbol. Y no deje usted que nadie le pida hacer el ridículo sin analizar “primero”, si la verde actúa con dignidad, bastante desilusión tendrán nuestros paisanos que viajaron miles de kilómetros para ver el papel de nuestra heroica, gloriosa y sublime selección.