Normas de urbanidad
¬ Augusto Corro lunes 17, Feb 2014Punto por punto
Augusto Corro
Las normas de urbanidad en el pasado servían para hacer más llevadera la coexistencia social. A la educación se le daba la importancia necesaria y se procuraba su práctica. Así, muchas generaciones de mexicanos masticaron sus alimentos con el cuidado de no hacer ruido, les ofrecían actos de cortesía a las mujeres, como ese de ceder la silla, cuando éstas se encontraban de pie o descubrirse la cabeza en lugares cubiertos, etc. Es decir, manejarse como un caballero.
Y los más obligados a cumplir esas reglas eran aquellos personajes de la vida pública que tenían los reflectores permanentemente. La patanería casi estaba excluida de la manera de actuar de los funcionarios. Hasta donde se podía se respetaba el código de la buena crianza.
Los tiempos han cambiado y pocas personas tienen el interés de cuidar su imagen. Con el pretexto de la moda, la ropa casual que se usa parece rescatada del basurero. Mientras más rotos, los pantalones lucen mejor. Parece que con esa manera de vestir se encontró una salida a la pobreza, por lo menos se ahorra dinero, pues no se compra ropa nueva.
Sin embargo, los patanes siempre han existido. Son aquellos que debido a su prepotencia o al poco sentido se solidaridad con la sociedad, se niegan a respetar las reglas de educación: de caballero.
Un ejemplo de estos sujetos lo tenemos en el ex presidente Vicente Fox, cuya patanería quedó demostrada cuando acudió a una ceremonia de la realeza. No sirvió de nada su actitud irreverente ante la buena educación.
La sentencia de genio y figura hasta la sepultura le queda muy bien a Fox y este fin de semana tuvo la oportunidad de confirmarlo. En una reunión con su ex gabinetazo, el guanajuatense lució un sombrero en el interior de su biblioteca y rodeado sus compinches permaneció sentado, mientras su esposa estaba de pie.
En la foto del recuerdo, el guanajuatense no perdió la oportunidad pare reflejar su origen lejos, muy lejos, de las normas de urbanidad.
No descubrirse en un sitio cerrado es o era el reflejo de una mala educación y a Fox esto le ha interesado un comino. Sus reglas de conducta están ceñidas en la irreverencia.
Y si el guanajuatense no toma en cuenta las normas de la coexistencia social, difícilmente respetará las demás leyes. Por eso mismo, no tuvo empacho en meter las manos en la sucesión presidencial para beneficiar a Calderón, con unas elecciones que estuvieron a punto de ser anuladas por el sinnúmero de ilegalidades.
¿Qué podía esperar México de su gobernante que no respetaba las modestas normas de urbanidad? Pues lo que ocurrió con Fox: un gobierno frívolo alejado de los problemas sociales, como el de la pobreza que padecen millones de mexicanos.
No se podían esperar mejoras para México con un personaje como Fox.
Con la reunión de Fox y sus cuates concluyó una ronda de exhibicionismo de ex presidentes de México que por diferentes motivos aparecieron en las noticias. Fox no quiso quedarse atrás. Organizó la reunión con los ex funcionarios de su gabinetazo por el simple gusto de sentirse apapachado.
Sin recato alguno, los ex mandatarios optaron por hacerse presentes ante la opinión pública. Carlos Salinas de Gortari volvió tratar sus viejas rencillas con Manuel Camacho Solís. Triste repetición de lo que es la política de traiciones y puñaladas por la espalda. Zedillo ahí está presente con su proyecto de la regulación de la mariguana. Y Calderón con su fundación de Desarrollo Humano Sustentable y su injerencia para rescatar a Acción Nacional que por ahora se encuentra en manos de Gustavo Madero.
Por cierto, Calderón fue el ex presidente más vapuleado en su reingreso a las actividades políticas. Frente al edificio donde llevó a cabo su reunión, decenas de personas se manifestaron contra la presencia del michoacano y criticaron su papel en la guerra fallida contra la delincuencia organizada.