Adiós al IFE
Ramón Zurita Sahagún lunes 17, Feb 2014De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Durante varios procesos electorales federales, el Instituto Federal Electoral gozó de ser uno de los organismos con mayor reconocimiento por parte de la ciudadanía.
Al IFE se le catalogaba por encima de diversas instituciones y su fama se extendió a nivel internacional, por lo que los consejeros del organismo fueron invitados a procesos electorales del extranjero. Desde que se constituyó fue visto con reservas, ya que su antecesor, la Comisión Federal Electoral no daba garantías de ninguna clase y siempre fu vista como un organismo gubernamental, sujeto a la voluntad del secretario de Gobernación en turno.
El hoy secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet Chemor, fue el primer director del IFE y desde cero se inició la construcción del organismo, con la idea de convertirlo en autónomo, lo que se consiguió al poco tiempo.
En un inicio, en el IFE se mantuvo parte de la estructura de la CFE, con un poderoso secretario de Gobernación como presidente del mismo, aunque después se le dotó de mayor independencia y autonomía.
Con base en ello la misión del IFE es contribuir al desarrollo de la vida democrática, garantizando el ejercicio de los derechos político-electorales de la sociedad a través de la promoción de la cultura democrática y la organización de comicios federales en un marco de certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad.
Y su visón es de que el Instituto Federal Electoral se consolida como un organismo público autónomo, transparente y eficiente, en el que la sociedad cree y deposita plenamente su confianza, que se distingue por proporcionar servicios cada vez más confiables y de mayor calidad a la ciudadanía y ser el principal promotor de la cultura democrática en el país.
De esa forma, el IFE condujo los procesos electorales presidenciales en donde se reconocieron los triunfos comiciales de Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto.
Los dos primeros, los de Zedillo y Fox, fueron catalogados como de lo más limpios y tersos, aunque las dudas surgieron con la elección presidencial en que Felipe Calderón se impuso a Andrés Manuel López Obrador, por un pequeño margen de 0.5 por ciento de porcentaje, equivalente a 250 mil sufragios. Fue desde entonces que se desató la crítica contra el organismo que para ese momento era presidido por Luis Carlos Ugalde y se desató la controversia por la composición de los miembros del organismo.
El IFE estaba compuesto por una serie de consejeros que, si bien, en muchos casos no tenían militancia en los partidos, pero si una ideología cercana a los partidos que lo proponían. Fue hasta entonces que se reparó en que los consejeros eran propuestos por los partidos políticos, de acuerdo a los intereses de cada organismo político.
El reparto se hacía equitativo, ya que al partido en el poder le correspondía el mayor número y de acuerdo a los votantes de cada uno de los otros, se les asignaba uno o dos. Claro que la propuesta era presentada a los diputados, los que finalmente votaban de acuerdo a sus intereses. El carácter supuestamente independiente de los consejeros era exaltado, aunque al término de sus períodos, la mayor parte de los consejeros mostraban su verdadera ideología, convirtiéndose en candidatos de los partidos que los habían apoyado. Miguel Ángel Granados Chapa, fue candidato al gobierno de Hidalgo, por los partidos de izquierda; Santiago Creel Miranda, se convirtió en diputado del PAN, candidato al gobierno del Distrito Federal y aspirante presidencial de ese partido. Emilio Zebadúa fue candidato al gobierno de Chiapas, por Nueva Alianza; José Agustín Ortiz Pinchetti, fungió como diputado por el PRD; Juan Molinar Horcasitas fue diputado federal por el PAN, entre otros. De esa forma, el IFE se convirtió en un semillero de candidaturas para los partidos políticos y la selección de consejeros se volvió cada vez más conflictiva.
Los partidos que mantenían la hegemonía en la Cámara de Diputados quisieron aprovechar su circunstancia y designar de entre sus propuestas a la mayor parte de los consejeros, lo que derivó en un estira y afloje que motivó que hoy, a punto de desaparecer para dar paso al nuevo organismo electoral, ni siquiera se encuentre compuesto por el número necesario de integrantes. Durante largos meses el consejero general del IFE se mantuvo cojo, por el jaloneo entre los diputados de las distintas fracciones que no podían conformar una mayoría de las dos terceras parte de sus integrantes, para designar a los consejeros.
Hoy el IFE viviendo sus últimos días, carece de cinco de los nueves integrantes que debería formarlo como anteriormente pasó más de un año sin varios de ellos.
El Instituto Nacional de Elecciones ya fue aprobado por los legisladores y solamente será cuestión de elegir adecuadamente a los integrantes de este nuevo organismo que intentará rescatar el renombre del que gozó su antecesor y que con el tiempo fue perdiendo su esplendor y reconocimiento.
Habrá que mantenerse pendiente para saber quiénes son los nuevos componentes del organismo y ver si en realidad mantendrá su independencia y autonomía, como se pretendió hacer con el Instituto Federal Electoral.
DELINCUENCIA EN HIDALGO
Una entidad que se había mantenido alejada de la atención sobre violencia es Hidalgo, aunque acontecimientos recientes muestran que se acrecentó la delincuencia en ese estado, cercano al Distrito Federal.
Sin embargo, los reportes recientes dan cuenta de la violencia desatada, hace unas cuantas semanas con las tiendas Oxxo, en varios municipios y ahora con el asalto del senador David Penchyna y un grupo de empresarios, ocurrido en Real del Monte.