¿Adiós secreto bancario?
Francisco Rodríguez miércoles 5, Feb 2014Índice político
Francisco Rodríguez
A Bibi Villavicencio, lectora asidua de este espacio, le preocupa que en nuestro país, en los hechos, ya haya pasado a mejor vida el secreto bancario.
Dice ella, en correo llegado a mi buzón electrónico, que “ahora hay que enseñarle todo al SAT (Servicio de Administración Tributaria) con las obligaciones bancarias de registrar a todos los cuentahabientes, informar de cuanto movimiento se haga en cuentas y demás servicios: o sea, enseñar hasta los calzones… sin decir agua va.
“La llamada miscelánea fiscal desapareció de un plumazo el secreto bancario en México. Así de fácil. Nadie lo llama por su nombre. ¡Chulo de bonito! En adelante ya se podrán conseguir en Tepito los listados con los pormenores. Emigrarán los capitales bien y mal habidos a otros horizontes, digo yo”.
De hecho, Bibi, tiene ya rato que esos capitales vuelan —y no precisamente como golondrinas, pues jamás volverán— a otros nidos en Suiza, Andorra y varios paraísos más. No ha mucho, en un programa de la TV española, en la cadena Antena 6, un ex funcionario de la banca helvética, arrepentido de su maldad, informó que él mismo llevaba las cuentas de un ex jefe policiaco de nuestro país. De inmediato pensé en Genaro García Luna, quien ni de chiste regresaría su “lana” a nuestro país.
Más todavía, en cuanto al prácticamente desaparecido secreto bancario. Éste ha pasado a mejor vida para aquellos que tienen cuentas y/o depósitos en instituciones estadounidenses, luego de que a principios de este 2014 nuestra Hacienda y el Tesoro gringo firmaran un acuerdo denominado Ley de Cumplimiento Fiscal sobre Cuentas Extranjeras, mediante el cual la autoridad de EU informará al SAT el nombre, número de cuenta, institución financiera, intereses, dividendos y saldo promedio mensual o valor de la cuenta de estos “pobres” mexicanos incautos.
Lo malo es la muerte del tan traído y llevado secreto bancario.
Lo peor es que, como advierte la lectora Villavicencio, no faltará quien birle los listados de cuentahabientes en México y en el extranjero y ya sea en Tepito o en el Pedregal de San Ángel, los ponga a disposición de la delincuencia, ¿a poco no?
PLÁSTICOS, ¡EXPLOSIVOS!
Circula en correos y redes sociales un mensaje aparentemente firmado por Salvador Delgadillo López, en el que éste advierte lo peligroso que ya son las tarjetas de crédito. Plásticos explosivos, en dos palabras.
Porque, como seguro usted ya sabe, “los pagos que las personas físicas efectúen a sus tarjetas de crédito se asumirán como ingresos que el contribuyente deberá declarar por lo que, en su caso, pagará el impuesto correspondiente, de acuerdo con la reforma al título IV en la nueva Ley de Impuesto Sobre la Renta (L-ISR).
“Las tarjetas de crédito serán una verdadera arma secreta porque permitirán a las autoridades cruzar información, para ver si existe alguna discrepancia con los ingresos que declare el contribuyente. En caso de que existiera, será receptor de un crédito fiscal, que en realidad significa que le deberá al Servicio de Administración Tributaria.
“Si suele prestar la línea de crédito de su tarjeta bancaria y departamental a familiares o amigos, tenga cuidado, porque a partir de 2014 cada pago destinado a tu plástico será contabilizado por Hacienda. Incluso, si tienes extensiones de tu tarjeta de crédito distribuidas entre tus familiares y tu estado de cuenta no distingue entre los gastos efectuados a través de dichas tarjetas, tú, como titular, serás el responsable para el fisco.
“Hoy en día en México, más de 18 millones de personas en el país usan tarjetas de crédito bancarias como una forma de financiamiento. De este universo, 80 de cada 100 no pagan el total de su deuda, o sea, que no son totaleros”.
Y en este mensaje se recomienda cuidar los gastos que se realicen con estos plásticos… en tanto a la “autoridad” no se le ocurra otra forma de seguir exprimiendo nuestros bolsillos, ¿o no?
Índice Flamígero: Desayunó ayer el titular del SAT, Aristóteles Núñez, con los representantes de los medios de comunicación. El plato fuerte no fueron los chilaquiles, sino el anuncio de que, gracias a la publicación de las listas de deudores al fisco, éste consiguió recaudar de ellos, tan sólo en enero 100 millones de pesos. El miedo no anda en burro, ¡sí señor! + + + Por cierto, ya está por concretarse el Pacto Fiscal con los empresarios. Para beneficiarlos, claro. Por eso hay quienes lo llaman “contrarreforma fiscal”.