El juez
¬ Augusto Corro lunes 3, Feb 2014Punto por punto
Augusto Corro
El secuestro es un delito que creció, incontrolable, en el último año, según las estadísticas oficiales.
Esto obligó a las autoridades a implementar acciones determinantes para combatirlo.
Es decir, en el presente ya se libra una lucha que busca erradicar el plagio, como una de las agresiones más importantes a la sociedad.
¿Este deseo de acabar por el secuestro también será compartido por los impartidores y procuradores de justicia?
Entendemos que sí. Que toda autoridad tendrá que revisar su código de ética, con el propósito de evitar acciones corruptas.
Recientemente, se detuvo a un plagiario cuando viajaba en la camioneta de su víctima.
Fue llevado ante la justicia, pero el juez, Eduardo Mata Carrillo, consideró que no había elementos para procesarlo y lo dejó libre.
El secuestrador, Ricardo Castañeda, se hizo el “olvidadizo” y ante la autoridad declaró que trabajaba en un taller mecánico y que su jefe, “El Chino”, “cuyo nombre desconozco”, lo mandó a traer herramientas en la camioneta. También manifestó que no recordaba el nombre de sus compañeros de trabajo, ni la dirección del taller. A pesar de que el plagiario fue identificado plenamente por su víctima, el juez Mata Carrillo se negó a procesarlo.
Seguramente, los encargados de vigilar que funcione la nueva campaña contra el secuestro tendrán una mayor atención en los procuradores e impartidores de justicia.
No será tarea fácil, pero sí indispensable para combatir a los funcionarios corruptos, en cualquier sitio donde se encuentren.
Entre otros vicios, debe desaparecer aquel de los expedientes mal confeccionados por los investigadores que les permiten a los jueces actuar de acuerdo a sus intereses.
En fin, la corrupción, hermana de la impunidad, debe desaparecer de los sitios donde se imparte justicia.
“MANUEL” Y LA CORRUPCIÓN
¿Se acuerdan de los estragos que causó la tormenta “Manuel”, en Guerrero? Las inundaciones por las lluvias provocaron un caos en la vida de los guerrerenses. Acapulco resultó ser uno de los lugares más dañados por el fenómeno meteorológico.
Unidades habitacionales en el puerto quedaron inhabitables, porque el agua invadió todo. Esas viviendas fueron construidas en sitios con alto riesgo. Eran cauces secos de ríos, que temporalmente dejaban correr el agua de las lluvias.
A las autoridades de Guerrero no les importaron los riesgos y autorizaron la construcción de unidades habitacionales. En su momento, se habló de la necesidad de investigar y llevar ante la justicia a los funcionarios corruptos que autorizaron la construcción de las viviendas. Pasó el tiempo y no investigó, ni se castigó a nadie.
Pero el subsecretario de Protección Civil en Guerrero, Constantino González Vargas, no logró evitar la acción de la justicia.
Fue separado de su cargo, pues sobre él pesan acusaciones de acumular toneladas de despensas, víveres y enseres destinados a los damnificados por la tormenta “Manuel”.
Los propios trabajadores de la dependencia denunciaron lo anterior el viernes pasado y exhibieron “cajas con alimentos, colchones, lámina galvanizada, agua embotellada y bolsas con pañales que permanecen bajo el sol desde hace meses en patios de las oficinas de la Subsecretaría”.
¿Qué ocurrirá con Constantino? Como actúa la justicia en aquél estado, es posible que el ex funcionario sea perdonado y en un tiempo no muy lejano sea reincorporado a las actividades públicas, en otras oficinas.
A pesar de su acción, su amigo, el gobernador Ángel Aguirre, le tenderá su manto protector.
Sería iluso que un funcionario de ese nivel sea alcanzado por el brazo de la justicia, a pesar de cometer un delito imperdonable. Basta recordar a los guerrerenses en las montañas, o en tanto sitios, donde esperaban, desesperados, comida y agua. Y Constantino acumulaba los víveres en los patios de su oficina.