La casa por la ventana
Francisco Rodríguez martes 28, Ene 2014Índice político
Francisco Rodríguez
Los “políticos” capitalinos han estado de fiesta todo el fin de semana. Para que nos enteráramos, tiraron la casa por la ventana: espectaculares con sus rostros en las principales avenidas y dizque vías rápidas de la ciudad, carteles plásticos en los postes, llamadas telefónicas —con grabación al calce— a deshoras… todo para anunciarnos la buena nueva de que rendirían sus informes anuales de actividades.
Jefes delegacionales, diputados a la Asamblea y hasta senadores plastificaron sus fingidas sonrisas para que todos aplaudiéramos su cinismo.
¿Actividades? ¿Cuáles?
Hoy la ciudad de México está más sucia que nunca. De no ser el Paseo de la Reforma al que barren mañana, tarde y noche, prácticamente no hay calle de la capital nacional que no acumule todo tipo de desperdicios sobre el pavimento. El túnel que atraviesa esa principal arteria en Lieja, por ejemplo, es ya un tiradero que hace las delicias de los pepenadores.
¿Pavimento? No, perdón. El pavimento ya no existe. Hoy la que Humboldt llamara Ciudad de los Palacios ha vuelto a aquellas épocas decimonónicas y luce en sus rúas una especie de empedrado, con hoyancos, elevaciones provocadas por un muy rústico “bacheo” que hace todavía más inseguro el tránsito cotidiano.
Peor si se es viandante. Las banquetas están invadidas por el llamado comercio informal, por lo que hay que caminar sobre el arroyo. Los tanques de gas de los puestos de fritangas son bombas de tiempo. El aroma del agua puerca es infernal.
Y la inseguridad bate récords. Hay policías y agentes de tránsito recién uniformados, nuevas patrullas, más cámaras en las calles… pero todo esto sólo sirve para extorsionar a la ciudadanía. Las “cuotas” para los jefes, el llamado “entre”, pues, también es un gasto creciente que abona a la imparable inflación.
Y mientras, las narcotienditas florecen. Los asaltos en vía pública son más frecuentes, y los de colombianos a casa-habitación todavía más. Súmele a ello los delitos “federales”, como secuestro y extorsión.
Vivir en el DF, con sus constantes embotellamientos, ya no es vivir.
Y NO APRENDEN
Recientes están los detestables escándalos propagandísticos de los gobernadores verde de Chiapas y azul de Puebla —decenas de millones de recursos de los contribuyentes “invertidos” en la imagen personal de los señoritingos Manuel Velasco y Rafael Moreno—y perredistas como Víctor Hugo Romo —el caso que padezco con llamadas telefónicas— dilapidan el dinero que los capitalinos aportamos a la Tesorería del Distrito Federal.
El poco agradable rostro del señor Romo como verdadero impacto visual en anuncios sobre el Periférico, el Viaducto y en postes sobre Paseo de la Reforma, donde debería ser colgado —in the flesh— por dilapidar de esa forma nuestro dinero.
¿Qué informó Romo? ¿Qué informaron el resto de delegados o jefes delegacionales que ahora se llaman? ¿Y los diputados? Más aún, ¿los senadores? ¿Qué han hecho, amén de grillar, por la ciudad de México?
Pura grilla. Sólo eso.
Y es que lo que se midió no fue la efectividad en el trabajo, sino quién sí y quién no contó con la presencia del jefe de gobierno, Miguel Ángel Mancera. Que si en cuál estuvo el antecesor, Marcelo Ebrard, y por qué. Que si estuvieron o no los jefes de la secta chuchista de lo que queda del PRD, post-pacto.
¿Qué han hecho los senadores, por su parte? Ni siquiera pudieron sacar adelante la tan cacareada reforma política para el Distrito Federal.
Hacerle buena publicidad a un mal producto, como sin duda son los politicastros que gravitan sobre el erario de la capital nacional, resulta contraproducente.
Queremos hechos. No anuncios en espectaculares nada espectaculares. ¿No cree usted?
Índice Flamígero: Por cierto que una reciente investigación periodística da cuenta de que, en diciembre de 2011, la empresa TMM Logistics, a cuyo frente se encuentra el ingeniero José Serrano, otorgó una “comisión” de 5 millones de pesos —a través de un alto funcionario del Estado de México—, para que se le renovara la concesión de las máquinas con las que los agentes de tránsito levantan mutas —cuando no “muerden”— a los conductores y a sus vehículos. Por ese entonces, el titular de la SSP capitalina era el muy publicitado Manuel Mondragón y Kalb. Y ¡claro!, la concesión se renovó. ¿Ya toca prorrogarla?