No tiene solución
¬ Juan Manuel Magaña lunes 6, Ene 2014Política Spot
Juan Manuel Magaña
Ya no podemos decir que nadie sabe para quién trabaja.
La información es muy clara: comenzamos el año con un insignificante aumento de dos pesos con 50 centavos al salario mínimo, un alza generalizada en toda clase de servicios y productos de consumo, significativamente en Metro, gasolinas y en la luz.
Paralelamente, está la noticia de que los multimillonarios del mundo, entre los que hay cuatro mexicanos, aumentaron todavía más sus fortunas en 2013.
Datos publicados de organismos internacionales y de un índice elaborado por el servicio informativo Bloomberg indican que entre las 300 personas más ricas del planeta están Carlos Slim, Alberto Bailleres, Sara Mota de Larrea, viuda de Jorge Larrea, y Ricardo Salinas Pliego.
Esos 300 elevaron su riqueza en 524 mil millones de dólares en 2013, cifra que equivale a casi la mitad del valor de la economía mexicana, que es de 1.2 billones de dólares.
Slim, principal accionista de América Móvil y Teléfonos de México, entre otras empresas, es poseedor de la segunda fortuna mundial, con 73 mil 800 millones de dólares al cierre del año, mil 400 millones menos que al finalizar 2012.
Le sigue entre esos cuatro Alberto Bailleres, número 58 del listado, accionista de la minera Peñoles, de El Palacio de Hierro y del Grupo Nacional Provincial, con 15 mil 600 millones de dólares, 4 mil 400 millones menos que al concluir 2012.
En tercer orden, Bloomberg ubica a Sara Mota de Larrea, quien posee 36 por ciento de las acciones del minero Grupo México (su hijo, Germán Larrea, posee otro 16 por ciento), con una fortuna de 11 mil millones de dólares, 700 millones menos que al finalizar 2012.
Y en cuarto lugar está el propietario de TV Azteca, Ricardo Salinas, con 9 mil 900 millones de dólares, mil 600 millones de dólares menos que al concluir 2012, de acuerdo con Bloomberg.
Si bien esos cuatro mexicanos “perdieron” en el año la concentración de riqueza en sus manos es formidable, a la que habría que agregar lo que posee el resto de las 30 familias más ricas de México. Ahí está reflejado el abismo de desigualdad que hay en México y que no tendrá ya solución.
A ello hay que agregar la franja intermedia de funcionarios y políticos que con cargo al erario cobran formidables salarios de casi medio millón de pesos y aguinaldos, prestaciones o bonos cercanos al millón.
En tanto el dato es que para pagar esos sueldos y llenar las arcas de los ricos, la gente común resulta bolseada.
El ejemplo es fuerte: en la segunda quincena del último mes del año pasado a los más de 28 millones de hogares, que albergan a más de 107 millones de familias registradas por el Conapo, les llegaron sus recibos de luz con un incremento en más de 50 por ciento, y en algunos casos, de hasta 75 por ciento en la tarifa.
El mundo al revés: la ofertada baja de los energéticos ya está pagada por adelantado y están satisfechas las enormes bocas que los mexicanos modestos tienen que mantener y que no son de su familia.