Tradiciones
¬ Javier Cadena Cárdenas martes 17, Dic 2013Termómetro
Javier Cadena Cárdenas
Es tradición en las familias mexicanas, sobre todo en el ámbito urbano o semiurbano, el conmemorar todo aniversario interno, y no sólo eso, sino que también es costumbre presumir después los recuerdos fotográficos de estos eventos, para no hablar de aquellos otros que se refieren a la muerte y que, por cierto, los mexicanos también conmemoran.
Así, los registros del bautizo, primera comunión, primer diente, primer día en la escuela, el nacimiento de cada nuevo integrante, las bodas, los quince años de las hijas o nietas o sobrinas o hermanas, se vuelven un orgullo que muchas veces tienen un lugar preferente en las paredes del hogar, dulce hogar, por humilde o suntuoso que sea.
Pero esta tradición en las familias nucleares nacionales se ha extendido a esa gran familia que es la población mexicana, encabezada por la clase política que administra y gobierna el día a día público, y entonces llega el momento en que las autoridades pasan parte de su día laboral en festejos, celebraciones, conmemoraciones y demás eventos que lo único que tienen por objeto es el conservar la tradición y el no permitir que la amnesia colectiva borre el pasado nacional.
Y aun así, hay que reconocerlo, en muchas ocasiones las celebraciones ya no son como solían ser, y uno de los ejemplos podría ser el aniversario de la gesta revolucionaria de 1910, que a partir de que el PAN arribó a Los Pinos, como que se desdibujó y ahora hasta resulta ser un día laboral.
Pero también con el tiempo se han sumado o fortalecido otras conmemoraciones, como las que honran a los antepasados filiales, como son la madre, el padre, el abuelo, o las que han aparecido producto de la evolución de la sociedad, como bien podrían ser la del medio ambiente, o la de las personas con discapacidad, o la de los derechos humanos.
Y estas conmemoraciones, junto con tantas más que existen en la vida cotidiana, hacen un coctel que en un juicio racional aparece como un cúmulo de buenas acciones para la imagen pública más que para el ejercicio de políticas públicas encaminadas a hacer un mundo más justo y equitativo.
Pero también existen otras tradiciones como las conmemoraciones religiosas, es más hasta éstas podrían ser las que encabecen a todas las tradiciones ya que son las que determinan el santoral del calendario que rige la contabilidad de los días, las semanas y los meses de nuestro devenir histórico y familiar y personal.
Es decir, en México hay tradiciones religiosas y cívicas, y aunque el país es un Estado laico, son las primeras las que determinan la organización de descanso laboral, y para muestra se cuenta con las vacaciones de Semana Santa o las que se tienen con motivo de la Navidad.
Pero existen otras acciones que ya están adquiriendo el cariz de tradición, como la de cuestionar toda actividad pública o la de evaluar y exigir rendiciones de cuentas a los funcionarios que tienen en sus manos los recursos públicos.
Y qué mejor acción tradicional que el evaluar a la cabeza de todo funcionario público nacional, que es el Presidente de la República, y así, en estos días acaba de aparecer una encuesta que evalúa el primer año de gobierno de Enrique Peña Nieto y que, además, compara esta evaluación con las que se le hicieron a sus antecesores en el encargo.
Así, según Consulta Mitofsky, Enrique Peña arribó al encargo con un 54.0 por ciento de aceptación, y doce meses después, sólo alcanza el 49.7 por ciento, lo que significa que perdió 4.3 por ciento, mientras que, por ejemplo, en el mismo periodo Carlos Salinas ganó 12.2 por ciento, y Vicente Fox perdió 20.8 por ciento, por tan sólo nombrar a los dos polos, y para no perder la tradición de nombrarlos para todo.