El gallo de oro de Rulfo
¬ Humberto Matalí Hernández viernes 2, Sep 2011Al son de las fábulas
Humberto Matalí Hernández
“En ese cuarto, tengo guardado un ataúd,
dijo señalando una pequeña puerta de un
lado de la sala. Eso no entró en el juego…
Todo, menos el ataúd”.
Juan Rulfo. / “El gallo de oro”.
Para el común de los lectores y para los estudiantes obligados por tarea a leerlo, Juan Rulfo (1917-1986) escribió dos obras: “El llano en llamas” y “Pedro Páramo” además de algunos guiones cinematográficos, míticos porque son filmes experimentales y poco comerciales, alguna vez se exhiben en cineclubes o en funciones nocturnas de televisión.
Intermedio entre esos dos estilos se encuentra el guión y novela corta “El gallo de oro”, de una extensión de 80 páginas, pero tan intenso como “Pedro Páramo” y lleno de sabor, lenguaje y vida tan naturales como en “El llano en llamas”. “El gallo de oro” es un relato lineal, con la estructura de un texto cinematográfico.
Existen ediciones de esta magnifica creación literaria de Juan Rulfo, y se realizaron dos filmes con el guión de “El gallo de oro”, en 1964 con Ignacio López Tarso y Lucha Villa, los guionistas son Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez y el director Roberto Gavaldón con la fotografía de Rubén Figueroa, con las características de una gran producción, de acuerdo con los parámetros nacionales. La otra versión es “El imperio de la fortuna” de 1986, si no traiciona la memoria a este recopilador, con Ernesto Gómez Cruz y Blanca Guerra. Por otro lado hay una edición del texto en l980 por Ediciones Era, con la presentación de Jorge Ayala Blanco, titulada “El gallo de oro y otros textos para cine”. Son los guiones del cortometraje de 12 minutos “El despojo”, dirigido por Antonio Reynoso y fotografiado por Rafael Corkidi en 1960 y el guión de la casi mítica “La fórmula secreta”, dirigida y fotografiada por Rubén Gámez, en 1964, ganadora del Primer Concurso Experimental del STPC. Por asuntos políticos apenas se exhibió, y así causó la quiebra de la incipiente compañía cinematográfica.
El guión y novela corta de “El gallo de oro”, refleja el ambiente en los palenques, las mesas de pókar, albures y otros juegos de apuestas de las ferias mexicanas, principalmente de El Bajío, Altiplano y centro del país. El personaje central es Dionisio Pinzón, campesino sin tierra y mucha hambre y tullido de un brazo, tan miserable que sepulta a su madre en un petate y atado con tablas viejas y apolilladas, a manera de ataúd, en la parte más miserable y alejada del camposanto. Es el pregonero y el más pobre de los habitantes del mísero poblado “San Miguel del Milagro”. Al referirse la miseria de Dionisio, Rulfo crea este párrafo:
“Tal vez fue entonces cuando odió a San Miguel del Milagro. No sólo porque nadie le tendió la mano, sino porque hasta se burlaron de él. Lo cierto, es que la gente se rió de su extraña figura, mientras iba por mitad de la calle cargando sobre sus hombros una especie de jaula con los tablones podridos de la puerta, y dentro de ella, envuelta en un petate el cadáver de su madre”.
Dionisio Pinzón se une a la vida de los palenques y las apuestas, gracias a un agonizante gallo de pelea al que cuida y resucita, y que fue el regalo burlesco de un gallero derrotado. Así obtiene riqueza y aprende mañas y trampas de las peleas de gallos, pero sobre todo, conoce a Bernarda Cutiño, “La Caponera”, hembra bravía cantadora de palenques y cantinas, manipuladora y que se convierte en su suerte, fortuna y fin. Los personajes de “El gallo de oro”, no desmerecen a los creados en las obras literarias “Pedro Páramo” y “El llano en llamas”. Dionisio Pinzón es el equivalente a Pedro Páramo, pero en el ambiente del azar, donde dominan la suerte y la superstición. Aunque los dos existen en un mundo deforme y no entienden su realidad el gallero apuesta fortuna, mujer y muerte a las patas de un gallo con navajas en los espolones o a las figuras de la baraja.
En “La Caponera” la genialidad de Rulfo crea a una hembra libre, soberana y a diferencia de Susana San Juan de “Pedro Páramo” no se deja destruir por el amor. Ella domina y destruye a los hombres, como a Lorenzo Benavides, asociado de Dionisio y con él que pierde su fortuna en una jugada de naipes. De esa riqueza surge el fin de “La Caponera” y de Dionisio, mientras que “La Pinzona”, hija de ambos y también llamada Bernarda, encuentra, al igual que su madre, la ruta de los palenques y las cantinas, con el mismo afán de libertad, único elemento de riqueza que vale la pena conservar. Es el círculo de la vida, en espera de un miserable al que darle suerte y riqueza. Mientras tanto no hay mejor forma de pasar la existencia que con canciones bravías en los labios.
Los dos filmes hechos sobre este guión de Rulfo, son de buena factura y narración; sin embargo, ninguna llega a las descripciones íntimas, emocionantes y realistas del texto. Juan Rulfo demuestra que más allá de la violencia, el caos y la fortuna, endulzada con amor y pasión, al lado del odio y el desprecio, los personajes se encuentran con la nada, con la muerte, donde el dinero y las posesiones no existen.
Las ediciones de estos textos de Juan Rulfo, dan a conocer a otro Rulfo. En “El gallo de oro” escribe sin los adornos y retruécanos literarios, sin el preciosismo de la perfección de “Pedro Páramo” o el ritmo desgarrador y amargo de los cuentos de “El llano en llamas”. En este argumento el lenguaje es lineal, práctico y muy directo. Una muestra de las enormes capacidades literarias de Rulfo, tales que no necesitó escribir más para obtener un sitial de honor en la literatura en español, con bifurcaciones a otros idiomas.
LIBERTAD DE PRENSA
Es tradicional que en esta fecha se conmemore “La libertad de prensa”, pero sucede que no hay mucho por celebrar. Primero, porque el gobierno panista no la otorga ni la cede. Simplemente se conquista todos los días, a cada hora y en cada trabajo realizado por los periodistas. Ellos y los medios son los guardias y responsables de ejercerla. En especial, los colegas de provincia, víctimas de caciques políticos, delincuencia organizada y policías y militares transformados en enemigos sociales.
Y en segunda parte, resulta que el gobierno de la falsa democracia y si la mucha hipocresía de Vicente Fox y ahora su sucesor son responsables de más de 120 periodistas asesinados en nueve años. En el de la carcajada y amargura foxista fueron 60 y en la actual van 64 más los que se acumulen, sin que nadie investigue, menos esa bufonada llamada gubernamentalmente Fiscalía Especial para Delitos contra la Libertad de Expresión. O un título igual de torpe. Por eso en realidad, en lo íntimo, en lo interno cada periodista, reportero, investigador de periódicos, columnista, analista y caricaturista se felicita así mismo y dice un día más que logró cumplir con dignidad mi trabajo de informador. Sobreviví.
CAMBIOS EN EL CALLEJÓN DEL CUAJO: En el callejón del Cuajo hay un luto porque don Gabriel Vargas Bernal, el mejor cronista social de México colgó los tenis. Chupó faros, como dijo entre lágrimas “doña Borola”, mientras a golpes desquitaba su dolor sobre el hombro del triste “don Regino”.
Sin embargo, los optimistas creemos que ante las aberraciones y estulticias cometidas por los gobernantes actuales, la insensibilidad de los mexicanos, en realidad el maestro Gabriel Vargas, se cansó de ellos y se fue a vivir entre sus personajes en los “monitos” que aún corren por este su México. Así es que lo más probable es que al abrir un cuento de pronto lo encontremos sentado en el sillón de la peluquería “El rizo de oro” mientras “don Regino” pulsa la guitarra y los acompaña “Foforito”.