La energética y la prensa
¬ Juan Manuel Magaña martes 10, Dic 2013Política Spot
Juan Manuel Magaña
Sin duda la noticia más importante con que este domingo arrancó la semana fue la revelación en el Senado del contenido de la reforma energética, es decir, su sentido, más allá del mero acto de abordar por fin tan delicado asunto.
El proyecto de dictamen de dicha reforma contiene la propuesta de cambiar y adicionar los artículos 25, 27 y 28 constitucionales.
Se confirma así algo que mucho se había especulado en la prensa: que se necesita cambiar la Constitución para abrir mucho más la puerta del sector del petróleo y la electricidad a la inversión privada, sea nacional o extranjera.
Se confirma, pues, el sentido privatizador que tiene ésta que es la madre de todas las reformas en México, si bien los proponentes, el PRI y el PAN, cuidan mucho el reiterar que el dominio de la nación sobre petróleo y electricidad es inalienable e imprescriptible. Y afirman, es más, que no están proponiendo lo impensable: concesiones.
Lo primero que salta a la vista es que la proposición original, la que hizo el gobierno de contratos de utilidad compartida, se quedó corta con todo lo que ahora se plantea.
El dictamen propone incorporar, ya desde el texto constitucional, la posibilidad de contratar particulares en actividades de exploración y extracción de hidrocarburos, en los términos que marque la ley reglamentaria del artículo 27. Y con este fin, el transitorio cuarto del dictamen adelanta que “las modalidades de contratación podrán ser de servicios, de utilidad o producción compartida o de licencia”.
Ha sido el PAN el que quiere llevar esta reforma lo más lejos posible al agregar los contratos de producción compartida y los de licencia.
En el primer caso, se trata de la posibilidad de pagar con petróleo crudo a contratistas privados nacionales y extranjeros, que ahora podrán incorporar a sus activos las reservas correspondientes, y eso significa una transferencia de la propiedad. Ayer decíamos que los priístas sostenían que no se otorgaría a las petroleras extranjeras propiedad sobre las reservas ni participación sobre la producción.
Pero precisamente los panistas querían esto último, por medio de la figura de concesiones, consignadas ahora con otro lenguaje: “licencias compartidas”.
Recordábamos también que el artículo 27 constitucional no define qué es una concesión, pero la Suprema Corte de Justicia de la Nación lo ha hecho al señalar que es la cesión temporal de una porción del territorio que el Estado concede a un particular para que lo explote y aproveche directamente.
Ese es el calado que está adquiriendo la reforma energética. Es algo que acaba de ser revelado y que la gente merece saber para poder seguir con todo derecho informada un proceso que apenas ha comenzado de verdad. Aquí el papel de la prensa es crucial.
Ayer algunos diarios reportaron así el hecho en sus encabezados. Reforma: “Alaban PRI-AN su energética”, “Insisten en que pone fin al monopolio de Pemex”. Excélsior: “PRD dilata reforma”, “Difieren para hoy votación de la iniciativa energética”. Milenio (destaca más ángulos): “PRI, PAN y Verde van tendidos por plan energético”, “Legislaciones secundarias no han dado los dividendos esperados: Penchyna”, “Advertencia panista: Ya fracasamos en 2008; la reforma no es opcional”, “Reclamo perredista: Con esta iniciativa comienza demolición de Pemex y CFE”.
El Universal no lo destacó a ocho columnas: “Condiciona PAN energética a quitar poder al sindicato”. La Jornada destacó también más ángulos: “Desmantelar Pemex y la CFE, en la reforma energética”, “En el Senado, oídos sordos de PRI-PAN a los reclamos de opositores”. “Se obligaría a la petrolera mexicana a competir en clara desventaja con la IP”, “PRD y PT: el proyecto posibilita el regreso de trasnacionales expulsadas en 1938”, “De nuevo se permite la explotación de hidrocarburos con concesiones disfrazadas”.
Ya la sociedad juzgará si los medios no se centran en lo importante. Por otra parte, es algo muy extraño que sea precisamente el PAN, el gran perdedor de las presidenciales recientes al grado de haber caído a una tercera posición, el que esté timoneando esta reforma. Me pregunto con qué fuerza va a poder sostenerse hasta el final en este proceso.