La reforma sí cambia al régimen político
Roberto Vizcaíno jueves 5, Dic 2013Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
- No es electoral, sino de régimen, y da vida a una nueva relación en el poder
- Es el fin del estigma de la reelección que dio origen a la Revolución de 1910
- Críticas al lanzamiento del hijo de Andrés Manuel López Obrador y no de un político
Fuera de la chilladera, los malos presagios y las quejas de los afectados, la revisión de la reforma política aprobada por el Senado advierte la instauración de un régimen de gobierno totalmente distinto y sin precedente en México.
El cambio no sólo es de modelo electoral, sino de gobierno, de manejo de poder.
Si esta reforma aprobada anteayer por el Senado pasa tal cual por la Cámara de Diputados -como se prevé ocurra-, y luego es avalada por la mitad más uno de los congresos locales, entonces se estaría abriendo la puerta para que la siguiente reforma política incluya la reelección de gobernadores y Presidente de la República.
Algo con lo que soñaron en su tiempo otros mandatarios mexicanos, como Luis Echeverría y Carlos Salinas.
Por lo pronto, esta reelección consecutiva será ya posible, a partir de los comicios de 2018, para diputados, senadores y alcaldes.
Los primeros podrán ser reelectos consecutivamente hasta por dos ocasiones para sumar 12 años en su escaño; los segundos por cuatro períodos y también por 12 años al igual que los presidentes municipales.
Con este paso se anula el principio de la no reelección que dio origen a la Revolución de 1910.
Una vez cumplido este paso no hay razón para no extenderlo a los gobernadores y al Presidente de la República.
La historia y la práctica políticas aquí y en China indican que si una cosa es posible, ocurrirá.
El otro gran paso en esta reforma es el de la creación de la figura de gobiernos de coalición.
Con ello se da curso a administraciones de poder compartido entre varias fuerzas políticas. Con eso termina en México el mando unipersonal, poder concentrado en el Presidente de la República.
Para dejar en claro que el poder presidencial disminuye y se somete desde ahora a otras normas, la reforma aprobada establece que los nombramientos del gabinete deberán ser ratificados por el Congreso con la única excepción de los de Marina y Defensa en caso de que se conviniera por una coalición.
Y se establece que el día de toma de posesión del Presidente de la República ya no será el primero de diciembre sino el primero de octubre con lo cual se acortan dos meses al período de Enrique Peña Nieto.
A partir de esta reforma la Procuraduría General de la República se transforma en la Fiscalía General Nacional y le dota de autonomía; el Presidente de la República podrá remover al Fiscal General cuando exista causa grave… pero el Senado podrá objetar esa decisión.
Lo demás ha sido ya manoseado mucho por otros medios y analistas:
– Sin duda la transformación del IFE en el Instituto Nacional Electoral, el INE, es mucho más trascendente que el sólo cambio de siglas.
Al quitarles junto con ello la autonomía a los institutos electorales estatales y supeditarlos al INE, organismo que intervendrá en ellos desde el nombramiento de sus consejeros y en la atracción de los procesos electorales locales, indica que con esta reforma acaba la injerencia de los gobernadores en los comicios estatales.
Si ello no significa un avance democrático entonces quien sabe qué sea. Lo cierto es que de entrada esto cambia la correlación de fuerzas centro-periferia.
– Partido que no logre obtener más del 3 por ciento de la votación, quedará automáticamente sin registro…
– Y se aplicará una nueva fórmula en el reparto de legisladores para nivelar el equilibrio entre la sobrerrepresentación y la subrepresentación en los congresos.
– Y se garantizará la paridad de género en las candidaturas legislativas.
– El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, Coneval, logra su autonomía.
– De igual forma se establece la nulidad electoral en comicios presidenciales, cuando un candidato rebase el tope de gastos de campaña, desvíe recursos a su favor o compre tiempo en medios electrónicos y siempre y cuando se acredite de manera objetiva y material la infracción, y la misma haya sido causa determinante del resultado. Para hacer efectiva la causal de nulidad se deberá demostrar fehacientemente que el candidato denunciado rebasó en más del 5 por ciento el tope de campaña, y que su porcentaje de votos es menor al 5 por ciento del de su competidor más cercano. Otra causal de nulidad es la compra de cobertura informativa o tiempos en radio y televisión fuera de lo permitido por la ley, y cuando se reciban recursos de procedencia ilícita.
Luego de anularse una elección, se convocará a una extraordinaria en la que no podrá participar el o los sancionados.
– La reforma establece que se sancionará a quienes hagan denuncias sin sustento contra algún candidato y que la fiscalización se realizará por el INE a lo largo de toda la campaña.
Prevé la emisión por primera vez en México de una Ley General de Partidos que fijará reglas únicas que deberán acatar para sus procesos democráticos y administrativos internos.
Al hablar de todo esto, la ex presidenta del CEN del PRI, ex secretaria general de este partido y actual secretaria general de la CNOP, la senadora Cristina Díaz, advirtió que por su profundidad lo aprobado no es sólo una reforma electoral más, “es el comienzo de la transformación del sistema político mexicano más moderno, más acorde a las exigencias sociales y más cercano a modelos internacionales que han demostrado éxito para avanzar a un mejor estadio democrático.
“Estamos a punto de cambiar nuestra Constitución Política para abrir paso al derecho presidencial de gobernar con la oposición. Los gobiernos de coalición permitirán a los mexicanos transitar hacia una etapa en la que las decisiones de gobierno no serán ya responsabilidad de un solo hombre o únicamente de una fuerza política… ahora esos gobiernos de coalición nos permitirán ser corresponsables del destino de la nación, porque la nación es de todos y entre todos debemos contribuir a su avance”, precisó.
EL ESTILO DE AMLO
El infarto que afectó a Andrés Manuel López Obrador no sólo evidenció una transmisión de su poder en Morena dentro del más rancio estilo del viejo sistema caciquil mexicano, sino que dejó al descubierto un fuerte sentimiento de sorpresiva orfandad entre su tropa de base.
En lo que corresponde al primer punto, ayer mismo no pocos criticaron que el tabasqueño hubiera optado por darle su representación política a su segundo hijo, al que lo ha seguido siempre en sus campañas, a Andrés Manuel López Beltrán. Como Gómez Sada lo hizo con su hijo Napoleón en el sindicato minero.
Se cuestionó que los pronunciamientos políticos que hizo el hijo durante el informe médico, los debió haber hecho Martí Batres como presidente de Morena o al menos el senador Ricardo Monreal, el colaborador más cercano y de más alto nivel de AMLO dentro de su equipo político.
Dentro del esquema que indica que “la forma es fondo”, la salida a escena del hijo del tabasqueño, no para hablar o dar explicaciones de la afección de su padre, sino para dar indicaciones políticas a nombre del de Macuspana, deja en evidencia que López Obrador ya señaló públicamente quien quiere él que sea su sucesor en Morena.
En política no hay vacíos ni casualidades. Y si Andrés Manuel López Beltrán asumió la vocería de su padre para dar líneas respecto a la batalla del movimiento de éste en contra de la reforma energética, es porque el tabasqueño —quien siempre ha actuado dentro de los escenarios de presión y alta tensión-, quería enviar el “mensaje de, sépanlo: este es mi sucesor”.
En cuanto al sentimiento de sorpresa y orfandad entre la tropa pejista, una clara muestra de eso me la dio mi ex amigo lopezobradorista quien luego de leer mi despacho de ayer, me increpó por —dijo- “querer dar por muerto a destiempo” a su bien amado ex rayito de esperanza.
Su vehemencia no dio espacio a explicarle que yo nunca di por muerto a AMLO, sino que lo sé desde anteayer disminuido. La obviedad me dice que el tabasqueño no podrá jugar ya al béisbol como solía hacerlo, ni correr maratones, y que tampoco resistiría el trajín de su vida anterior, llena de giras, encuentros masivos y estrés.
Quienes suelen sufrir infartos reciben recomendaciones médicas de reposo y de llevar vías ordenadas y tranquilas. Eso lo sabe cualquiera. Y la obsesión de López Obrador -de todos conocida- es obtener la Presidencia de la República.
Y mi ex amigo como otros muchos de los seguidores de AMLO, sobre todo quienes se expresan en las redes sociales, evidenciaron que ni siquiera habían considerado que su líder pudiera enfrentar una situación como la que ahora vive. Si pudieran le echarían la culpa al consabido “complot”, pero el caso es que el que falló fue el corazón de su líder y de eso no hay regreso.
Mala suerte en el peor momento. Y como lo dije ayer, AMLO vivirá, pero en otro ritmo y sin las expectativas que tenía todavía la semana pasada. Es obvio.