Reforma sin fin
¬ Juan Manuel Magaña martes 3, Dic 2013Política Spot
Juan Manuel Magaña
La reforma política ha resultado ser un cuento de nunca acabar.
Ayer, el Senado aprobó en lo general y en comisiones una nueva versión y prácticamente sin discusión de tan planchada que ya estaba. Recibió 29 votos a favor de los senadores del PRI, PAN, PVEM; 2 votos en contra del PT, y 4 abstenciones -3 del PAN y una del Panal. El PRD de plano no participó, más que para aclarar paradas en voz de Alejandro Encinas.
Entre lo aprobado, se propone crear un nuevo organismo responsable de los comicios en todo el país, que sustituirá al actual Instituto Federal Electoral (IFE), con nuevas atribuciones y una forma distinta de elegir a los consejeros, que incluye la facultad para que la Suprema Corte sea la que los designe, en caso de retraso del proceso en la Cámara de Diputados.
Es decir, aquí simplemente se reconoce lo inservible que fueron la últimas reformas que se supone debieron llevar al país al Nirvana de la democracia. Ahí está, se va a la basura el IFE, tarea en la que Luis Carlos Ugalde y Leonardo Valdés fueron unos verdaderos adelantados, y se le sustituye por otro que seguramente llegará a ser famoso por su puro membrete: el INE.
Para que no le cueste trabajo aprendérselo nomás cámbiele al IFE la efe por una ene y ya está: INE.
Es más, acaso involuntariamente, los senadores han tenido tal cuidado de que este cambio no sea brusco que por ello se acordó al final que el INE sólo asuma algunas de las tareas que ahora realizan los institutos electorales locales.
En otro cambios, el reformón posibilita la existencia de gobiernos de coalición, se eleva de 2 a 3 por ciento el umbral para obtener y mantener el registro de partidos políticos, se reduce en dos meses la toma de posesión del presidente electo, que a partir del 2018 será el 1o de octubre y se posibilita la reelección de legisladores y de alcaldes.
La reforma convierte a la Procuraduría General de la República ( PGR) en una fiscalía autónoma, cuyo titular será nombrado por el Congreso, pero esos cambios tendrán vigencia hasta el 2018. Asimismo, la reforma da la facultad a la Cámara de Diputados de aprobar el Plan Nacional de Desarrollo y al Senado de la República, de ratificar la Estrategia Nacional de Seguridad Pública. Igualmente, los diputados deberán ratificar al secretario de Hacienda y los senadores al titular de Relaciones Exteriores.
Con semejante falta de sustancia, al perredista Encinas no le fue difícil clavar las banderillas a la “reforma”. Criticó, por ejemplo, las causales de nulidad de la elección. Expuso que si bien se contempla que la elección pueda anularse por rebasar el tope de campaña, tanto el gobierno federal como el PRI insistieron en introducir el factor de “determinancia”. Y ese criterio fue precisamente el que emplearon las autoridades electorales en el 2006 para no anular la elección, como lo demandó el entonces candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador.
Encinas recordó a sus colegas que las autoridades reconocieron la intervención indebida del entonces presidente Fox y otras irregularidades, pero consideraron que no fueron determinantes en el resultado que favoreció a Felipe Calderón, que al final “ganó” con menos de un punto.
¿Con tan poco se conformó el PAN para así poder ir con el PRI en la reforma energética? Ahí está la prueba de que lo de demócratas siempre fue en ellos de dientes para afuera, como buenos mochos.