Nuevas banderas sindicales
Francisco Rodríguez martes 3, Dic 2013Índice político
Francisco Rodríguez
En el pasado -y de eso hace ya varias décadas-, los sindicatos desempeñaron un papel importante en la promoción del diálogo social, la negociación colectiva y el apoyo a sus miembros en caso de conflicto, entre otras cosas. Defendían los derechos humanos de los trabajadores.
Sin embargo, hoy el papel de los sindicatos se halla bajo presión. Cada vez son menos los agremiados y, por ende, menor la fuerza de las organizaciones que dicen representarlos.
Cada vez más, también, el papel de los “líderes” está en entredicho, ya por su enriquecimiento ilícito, lo mismo que por su entreguismo a las causas que impulsan los gobiernos.
La reforma laboral, por ejemplo, evidenció a los llamados dirigentes de los trabajadores como entes sin voz ni voto. De hecho, no participaron en las negociaciones siempre a cargo del Ejecutivo, los legisladores y las cámaras patronales.
El resultado está a la vista.
Con la reforma laboral, la parte empresarial ni pone ni expone nada. Los trabajadores, en cambio, otra vez son sacrificados debido a la traición -hasta por omisión- de sus representantes, ya que desde finales del sexenio anterior podrán ser despedidos con más facilidad y a menor coste, carecerán de contrato colectivo pues los reclutarán individualmente, y terminará extinguiéndose la semana laboral de 40 horas -una muy importante conquista histórica de los gremios-, pues desaparecieron ya la jornadas y están vigentes los contratos, prácticamente, por minutos.
Con la entrada en vigor de la reforma laboral, nuestro país chocará con una encrucijada ineludible: ser una democracia vertebrada sobre el fundamento constitucional del pleno empleo y todo lo que ello comporta en términos de cohesión social y eficiencia económica, o ser un espacio flácido, al modo de los relojes de Dalí, sobre las arenas movedizas de un mercado laboral en el que desempleo, precariedad y desregulación sean paisaje imborrable.
Ahí está el detalle.
SIN BANDERAS
¿Qué futuro espera a los sindicatos ahora que la manera como se organiza la economía ha cambiado? ¿Qué va a pasar con los sindicatos?
La contratación individual va a hacer polvo el papel de las organizaciones sindicales.
Los trabajadores no sólo pasarán de un empleo a otro, sino que también pueden pasar de un sector a otro.
Los sindicatos deberán actuar con relación a esta evolución, desarrollando medios para, primero, conservar a sus miembros y, en segundo lugar, atraer a nuevos afiliados.
Varios motivos explican el hecho de que los trabajadores cambien de sindicato o lo dejen.
Entre los principales motivos cabe destacar el importe de las cuotas de afiliación así como el apoyo del antiguo sindicato a algunos partidos políticos.
Quizá un motivo aún más importante sea el hecho de que el sindicato no atiende los intereses de los miembros y sí, en cambio, los de los partidos políticos en el poder, los de los gobiernos, aún los de los patrones.
Diezmados en prestigio y en membresía, los sindicatos deben buscar una nueva bandera, una nueva meta a conquistar.
Y no hay otra en este momento que no sea la del seguro de desempleo.
Habría resistencias, por supuesto. Se argüiría -que no argumentaría- la permanente crisis del IMSS, apenas paliada con la reforma legislativa.
Y por supuesto, organizaciones cúpula del sector privado pondrían el grito en el cielo, amenazarían -como lo hacen siempre- con desinvertir, cerrar plantas laborales, y toda la cantaleta que ya es tradicional.
Sin embargo, el seguro de desempleo es la mejor de las banderas que los sindicatos pueden enarbolar en aras, apenas, de su supervivencia.
Ahora que, para ello, habría que cambiar a las dirigencias.
Las que permanecen están no sólo anquilosadas, incluso demasiado entregadas a las causas que afectan a los trabajadores.