Y las becas del Ejército
Ramón Zurita Sahagún viernes 22, Nov 2013De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Existe una gran preocupación entre los miembros de las fuerzas armadas por lo que viene sucediendo con las prerrogativas que les fueron otorgadas en la pasada administración y que en la actual parecen olvidadas.
Los reconocimientos que se les viene haciendo a los miembros del Ejército y de la Armada por su contribución en los aspectos de seguridad y su pronta respuesta en casos de desastre se contraponen con otras situaciones que los tienen intranquilos.
Resulta ser que en todo el segundo semestre ha brillado por su ausencia el dinero de las becas que la institución otorga a los hijos de los miembros de las fuerzas armadas que decidieron estudiar en escuelas privadas.
El acuerdo, signado desde la administración del Presidente Felipe Calderón Hinojosa, fue que los hijos de los militares que desearan estudiar en escuelas, institutos y universidades privadas podrían hacerlo, a cambio de mantener un promedio de calificaciones no menor de 8 (ocho).
Se trata de que los hijos de los integrantes de las fuerzas armadas tuviesen las mismas oportunidades de superación que el resto de las familias mexicanas, pero por cuestiones de salarios no podían acceder a ellas.
Los estudiantes han mostrado que pueden con el reto y mantienen altas calificaciones, aprovechando la oportunidad que les da el que sus padres pertenezcan a las fuerzas armadas.
Así se desarrolló durante un buen tiempo, ya que los padres de los estudiantes erogaban la cantidad correspondiente a las colegiaturas y el Ejército y la Marina se las reponía en el corto plazo.
Todo marchaba bien, pero algo sucedió en el actual semestre que no se ha cumplido con este trámite.
Los padres se muestran inquietos, ya que el semestre está a punto de concluir y se mantienen inquietos, por no poder cubrir las cuotas atrasadas, ya que muchos de ellos se encuentran sumamente endeudados y en un círculo vicioso, donde ya no cuentan con espacio alguno para reunir las cuotas necesarias para salvar el semestre.
Resulta preocupante para ellos que el dinero invertido no les sea reintegrado, ya que muchos de los estudiantes son hijos de militares de bajo rango, con salarios que no les alcanzarían para cubrir las cuotas que cobran mensualmente las escuelas privadas, además de las inscripciones y reinscripciones, por lo que recibieron con beneplácito este beneficio otorgado por el gobierno federal que ahora se encuentra en duda.
Pero si de prerrogativas se trata, también los militares ven con sorpresa lo que sucede en el Hospital Militar, donde los constantes cambios en los médicos y la reducción de personal, han venido a transformar uno de los mejores servicios médicos del país.
Es cierto que en el Hospital Militar se encuentran médicos de la más alta certificación y que quienes tienen acceso al servicio salen completamente satisfechos, pero también es que de pronto las circunstancias han cambiado. Las citas son canceladas o pospuestas, el personal es rotado constantemente y la atención muestra algunas deficiencias que en el pasado no existían. Por lo pronto, existe inquietud entre los militares que no disfrutan de los mismos beneficios de los altos mandos.
Durante la celebración del 103 aniversario del inicio de la Revolución Mexicana se otorgaron ascensos tanto en el Ejército como en la Marina, destacando los casos del general de Brigada Roble Arturo Gallardo Granados, jefe del Estado Mayor de la Defensa, ascendido a Divisionario y el vicealmirante Joaquín Zetina, Jefe del Estado Mayor de la Marina, quien subió a almirante.
En total fueron seis generales de Brigada subidos como generales de División, 25 a Brigada y 41 a Brigadieres. Del lado de la Marina 4, 700 de sus integrantes resultaron con ascensos.
FUTURO PERREDISTA
El fin de semana será definitorio para el perredismo, ya que delineará sus nuevos estatutos, donde se considera modificar algunos aspectos que permitan a los ex presidentes del organismo políticos participar nuevamente como dirigentes nacionales del mismo.
De aprobarse el cambio lleva dedicatoria para que Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano recupere el liderazgo perdido en el partido ante el crecimiento de la figura de Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, hay quienes ven la posibilidad de una trampa y que el propio Cárdenas quede embrollado en ella.
El candado impide buscarla nuevamente a todos los que hubiesen pasado por la presidencia del partido. Son varios los personajes que en 24 años han desfilado por ahí, algunos continúan siendo militantes y otros prefirieron otras opciones. Porfirio Muñoz Ledo, Rosario Robles y Leonel Cota Montaño, se fueron del partido.
Otros como Pablo Gómez, Amalia García, Guadalupe Acosta Naranjo, Leonel Godoy, entre otros, no tendrían oportunidad alguna de contender nuevamente por la dirigencia partidista. Unos por encontrarse cuestionados, otros por haber perdido fuerza dentro del partido.
Uno solo de ellos podría buscarla y pertenece a la corriente mayoritaria y que acapara los principales cargos de dirección: Jesús Ortega Martínez, fundador de la corriente de “Los Chuchos” al unísono con el actual dirigente Jesús Zambrano Grijalva.
Piensa mal y acertarás dice el viejo adagio que algunos empiezan a revivir, ya que el condicionamiento de Cuauhtémoc Cárdenas es de ir solo en la búsqueda del liderazgo, es decir que no participe nadie más.
De esa forma, con el cambio de reglas, no habría impedimento alguno para ello y al registrarse otro aspirante, seguramente Cuauhtémoc desistiría y ya con las reglas cambiadas, cualquiera de los otros podría participar, con lo que Ortega Martínez tendría el campo libre para ello.
Inverosímil dirán algunos, improbable otros. Hay que esperar para ver qué sucede el fin de semana en la reunión perredista.