Ordenar al televisor
¬ Claudia Rodríguez viernes 15, Nov 2013Acta Pública
Claudia Rodríguez
Es cierto y muchos pudimos comprobarlo. El miércoles pasado el país se paralizó en punto de las 14:30 horas. El motivo la mayoría lo conoce. Unos por interés particular y otros porque a fuerza de publicidad y promoción de todo tipo, el fútbol forma parte de nuestra cultura a la mexicana y más cuando una competición lleva a muchos a soñar que “sí se puede”.
En México el fútbol para unos es un deporte o sólo una pasión, pero para algunos es un gran negocio que cada cuatro años repunta como la misma espuma.
Esto claro, no sólo sucede en México; pero en nuestro país sabemos que los dividendos de todo lo que tiene que ver con el fútbol televisado, ya no sólo del de las ligas de los profesionales, sino también los llamados Sub-17, femenil y de hombres; generan mucho dinero con sólo tener un televisor en casa, la oficina y qué decir de un restaurante o simple fonda.
Bueno, hasta en la casa presidencial de Los Pinos, el fútbol amerita dejar todo de lado y sentarse mínimo dos horas a ver un partido para al fin calificar —a menos que una tragedia suceda— al Mundial de Brasil. Aunque claro, política y fútbol, siempre han formado mancuerna para las buenas y para las malas, también.
Pero el fútbol para millones de mexicanos es algo que los lleva un momentito a soñar, que los saca de su realidad en donde no siempre se puede y de eso, los poderosos se aprovechan para conducir sus sueños y sus anhelos.
Esta fase que pasa ahora el fútbol mexicano y con este, sus seguidores, ha develado para muchos que el fútbol en nuestro país va más allá de la pasión y el deporte: es un gran negocio.
Al grado que la casa televisora más importante del país se jugó todas sus cartas e hizo todos los arreglos para que su equipo insignia, tomara el balón y diera el último y único paso que quedaba para lograr estar en el negocio de Brasil 2014 y así sumar dividendos y no restar a lo ya invertido.
En esto del fútbol están los que ganan —dinero- y los que soñando o contagiados a querer o no de esos sueños, sólo nos queda ordenar al televisor, a sabiendas que nuestras recomendaciones, sugerencias o hasta insultos, no llegarán a quienes deseamos.
Pero eso sí. Los que nos envían la señal, saben que sin ordenarnos y con publicidad y marketing a todo color sí lograremos obedecer ciegamente sus mensajes.
Ese es el fútbol, la política, el poder y la gran magia de la televisión para quienes mueven la perilla de hoy sí y mañana también.
Para advertir… Los sueños muchas veces ya no son nuestros.
Permítanme reencontrarnos el lunes 25 de noviembre.