No salen de una y van a las otras
Roberto Vizcaíno lunes 4, Nov 2013Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
- Los senadores tienen ahora ante sí el debate y resolución de una reforma política muy compleja
- En los próximos 40 días los legisladores deberán tramitar además la reforma energética
- ¿Dónde está la diferencia entre la eficiencia de los diputados y la ineficiencia de los senadores?
Maltrechos, luego de una batalla que los confrontó duramente incluso dentro de sus propias filas y de sus grupos con las dirigencias de sus partidos en el trámite y aprobación de una reforma hacendaria que abolló posiciones ideológicas y muchas carreras políticas, sin respiro alguno ni tiempo para cerrar heridas, los 128 senadores de todos los partidos se aprestan ahora a entrarle casi simultáneamente a las reformas política y a la energética.
Ambas deberán ser tramitadas de aquí a mediados de diciembre fecha fijada para el cierre del actual período legislativo.
Por cuestiones de agenda e intereses de las dirigencias partidarias, especialmente las del PAN y PRD, la primera prevista a entrar al debate es la política.
Y aun cuando los temas de estas reformas son muchos y por demás importantes para el futuro del reparto institucional del poder en México, la discusión se ha comenzado a centrar en si procede la creación o no de un Instituto Nacional Electoral, que debería organizar, preparar, conducir y sancionar 8 mil 895 elecciones a lo largo de cada 6 años en todo el país.
Como usted ya lo sabe, la creación del INE significaría la desaparición de los 32 institutos estatales electorales para concentrar las funciones de estos en un solo organismo.
La idea de que los procesos electorales sean operados por un solo organismo nace de la queja de los partidos de que hoy los comicios estatales son inequitativos debido a que los consejeros electorales estatales responden a los intereses de los gobernadores.
Esa queja surge de igual forma respecto de los tribunales electorales locales.
A cada proceso electoral estatal –sostienen los defensores de la creación del INE–, los conflictos son finalmente resueltos por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Ya metidos en este proceso, hay quienes afirman que de igual forma debieran desaparecer todas las comisiones locales, como las de derechos humanos, y concentrarse en comisiones nacionales.
La idea, afirman, es que los gobernadores no puedan manipular nada.
Esta posibilidad comienza sin embargo a provocarles fuertes preocupaciones a no pocos federalistas y demócratas, quienes preguntan.
¿Entonces hay que volver a concentrar todo en el DF?
Agobiados por el sospechosismo que traemos genéticamente la mayoría de los mexicanos, adelantan: ¿y quién va a controlar a esos consejeros y ministros de las instituciones nacionales… otra vez el Presidente?
Por lo pronto ya varios gobernadores salieron a decir que no están de acuerdo con lo del INE.
Y falta todavía ver si están de acuerdo con otros temas que trae esta reforma en gestación como son: la idea de instaurar la segunda vuelta, la consulta popular y propuesta ciudadana, la revocación del mandato, otorgar autonomía a la Fepade, facultar plenamente al Senado para que pueda decidir la desaparición de poderes en los estados, establecer la fiscalización anticipada y durante la campaña de todos los recursos de los que dispongan los partidos y sus candidatos, establecer la pérdida de la candidatura y del registro para el partido en caso de rebase de topes de campaña, poder decretar la nulidad de elección, destitución del cargo e inhabilitación del candidato cuando el rebase se compruebe al finalizar los comicios, establecer la sanción penal por la transmisión de propaganda y publicidad encubierta, fijar la revocación inmediata de la concesión de radio y televisión cuando el medio intervenga ilegalmente en campañas electorales, establecer debates obligatorios entre aspirantes a cargos de elección en todos los niveles, fijar la obligación de los encuestadores a publicar su metodología y sus fuentes de financiamiento así como posible conflicto de intereses.
Esta reforma prevé la reelección legislativa consecutiva con equidad 50/50 de género, el establecimiento de circunscripciones electorales indígenas y el voto en el extranjero bajo otras normas así como elevar de dos a cinco por ciento el mínimo de votación para conservar el registro de un partido político y establecer gobiernos de coalición y la obligatoriedad para la ratificación del gabinete.
Todo esto está entre los puntos sobresalientes de esta reforma, más lo que se les ocurra a adicionarle a diputados y senadores durante el transcurso de su debate y aprobación.
Y por si esto no fuese más que abrumador, ahí viene pegadita detrás la reforma energética, todo para ser tramitado en los siguientes 40 días.
¿Cómo la ve?
¿DÓNDE ESTÁ LA DIFERENCIA?
Una de las experiencias del trámite de las diversas reformas dentro del Congreso es que en la Cámara de Diputados el proceso de negociación y acuerdos es más inteligente y por lo tanto más ágil y rico que en la de Senadores.
Aclaro que utilizo el concepto de que “inteligencia es la facultad que tienen los seres humanos para solucionar problemas”.
Los hechos nos indican que los grupos partidarios que integran una y otra cámaras son muy similares en porcentajes respecto de su integración general, y que en una y otra existen las mismas comisiones.
Los equilibrios internos son casi iguales y los organismos de gobierno son los mismos en una y en otra.
¿Entonces?
La eficiencia en San Lázaro y la ineficiencia en Reforma e Insurgentes al parecer surgen de tres elementos:
– La evidente, inocultable influencia que ejerce el ex presidente Felipe Calderón en la bancada del PAN en el Senado a través de su delfín Ernesto Cordero y de un grupo de ex colaboradores que suman 24 senadores en total. A través de este grupo el ex presidente Calderón –o los intereses ligados al gobierno anterior–, golpean, entorpecen e influyen en todos los procesos legislativos de esta cámara que se reflejan inevitablemente en los medios informativos. Esta bancada también actúa como plataforma del grupo de Calderón en la contienda por la dirigencia nacional del PAN lo que le supondría al ex presidente y los suyos operar el financiamiento que le otorga el IFE que suma entre los 500 y 700 o más millones de pesos al año y el reparto de candidaturas a todos los cargos de elección.
– Aun cuando entre los diputados existen algunos calderonistas, en San Lázaro no existe este control del ex presidente y en cambio sí influye el predominio de la corriente del líder nacional blanquiazul, el chihuahuense Gustavo Madero.
– En el caso de la bancada del PRD en el Senado se da el contrasentido de que a pesar de que el coordinador de los perredistas, el poblano Miguel Barbosa, pertenece a la misma tribu que el dirigente nacional Jesús Zambrano, es decir a Nueva Izquierda –la corriente predominante dentro del partido del sol azteca–, el primero va una y otra vez en contra de las directrices del presidente de su partido. Barbosa ha llegado incluso a someter el voto de los suyos a los intereses evidentes de los calderonistas. Vale recordar que cuando Madero removió a Ernesto Cordero de la coordinación de la bancada panista, Barbosa emitió una declaración de apoyo al ex secretario de Hacienda panista que no se le vio siquiera a ninguno de los blanquiazules.
– Eso no ocurre con el coordinador de los diputados federales, el michoacano Silvano Aureoles, quien ha logrado mantener la cohesión interna de su grupo en votaciones cruciales como la de la reforma educativa y la de la reforma hacendaria o la de telecomunicaciones, sin grandes costos de imagen para los suyos.
– En el caso del PRI no hay sorpresas. La influencia de Manlio Fabio Beltrones ha sido hasta ahora determinante para la aprobación de las reformas de Enrique Peña Nieto y las que han salido de la mesa del Pacto por México.
– En su caso el coordinador de los senadores del tricolor, el yucateco Emilio Gamboa, ha tenido que lidiar con las veleidades, confrontaciones y rompimientos provocados tanto por Cordero como por Barbosa. Con una paciencia que supera a la de algunos santos, Gamboa va una y otra vez a la negociación con sus contrapartes a pesar de que estos no respetan palabra ni acuerdo o lógica política alguna. Tal fue el caso con Cordero quien jaló a su bancada a una posición suicida en el trámite de la reforma hacendaria en donde decidió oponerse a propuestas que los panistas hicieron y defendieron durante años. Simplemente de locos.