Falsos anarquistas
Francisco Rodríguez miércoles 30, Oct 2013Índice político
Francisco Rodríguez
Ahora miembro del Servicio Exterior Mexicano mi compañero de prepa, Alejandro Pescador, caminaba con este escribidor la mayoría de los mediodías desde el céntrico barrio de San Ildefonso, hasta la alameda de Santa María la Ribera. Ahí bifurcábamos nuestros pasos: él se dirigía a su casa en la calle de Lirio, yo a la de mis padres en Carpio.
Lo hemos comentado varias veces: el inicio de la tarde del Jueves de Corpus de 1971 no se borra de nuestras mentes.
Y es que en esa fecha, 10 de junio, sobre la calle Díaz Mirón, media docena de camiones color gris “como de funeraria” permanecían estacionados, mientras sus ocupantes, más de un centenar de jóvenes uniformados con pantalones de mezclilla y playeras blancas, caminaban, se paseaban, o bien se recostaban sobre el césped de los jardines, alrededor del afamado kiosco morisco en el centro de esa alameda.
Nos llamó la atención. Pero nada más. Sería hasta el día siguiente, cuando algunos de ellos aparecían golpeando estudiantes en las fotografías de primera plana de algunos de los diarios capitalinos, que los identificáramos.
Habíamos visto a “Los Halcones”, grupo de choque creado por la policía del entonces Departamento del Distrito Federal, al que el propio Luis Echeverría le había dado la orden de atacar a los jóvenes que se manifestaban sobre Ribera de San Cosme, a unas cuadras de donde los habíamos visto Pescador y yo.
Aquello, también se sabe ahora, fue un ardid planeado por Luis Echeverría para deshacerse de Alfonso Martínez Domínguez, a la sazón jefe del desaparecido DDF.
Y es que Martínez Domínguez había sido presidente del CEN del PRI durante la campaña electoral echeverrista. Y había pugnado ante el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz para que Echeverría fuese reemplazado como candidato presidencial, luego que éste “ofendiera” al Ejército, al pedir en 1970 y en la Universidad Nicolaíta un minuto de silencio por los estudiantes asesinados el 2 de octubre de 1968, y no hacerlo por los miembros de la milicia que también cayeran en la Plaza de las Tres Culturas.
Una venganza política que costó la vida a muchos estudiantes inocentes.
SE REPITE LA HISTORIA
Hace días vi otra vez a “Los Halcones”. Ahora los llaman “anarquistas”. Alrededor de las 13:30 horas iba en mi vehículo de la colonia Nueva Anzures hacia la colonia San Rafael, y al incorporarme al Circuito Interior, vi cuando menos ocho autobuses en los que eran conducidos jóvenes, asomándose a través de las ventanillas, todas abiertas debido al calor del mediodía. De hecho, competí con los conductores de los camiones, en el acceso a la vía que a veces merece ser llamada “rápida”. Llamaba la atención que todos los autobuses fuesen idénticos. Grises, también, pero con vivos color guinda.
Se dirigían hacia el norte de la ciudad, con rumbo a Tlatelolco, de donde saldrían después los contingentes a una marcha para conmemorar los nueve lustros de aquella confrontación que cambió el país. He escuchado las noticias. Me he asomado a las notas de los diarios. No me queda duda, aquellos jóvenes de los autobuses en el Circuito Interior deben ser los mismos que incendiaron, golpearon, atacaron durante la marcha conmemorativa… para regocijo de los locutores y “analistas”. Se trata de desacreditar y criminalizar a quienes marchan, a quienes protestan, a quienes no están conformes con el autoritarismo gubernamental.
Esos “anarquistas” han actuado desde el primer día de diciembre anterior. Y en cada marcha. En cada protesta. Ahí son enviados para desestabilizar. Con órdenes de destruir comercios, romper vidrios, atacar a periodistas y policías.
Índice Flamígero: Coincidentemente, en el mismo tramo del Circuito Interior aunque en otro tipo de autobuses, vi un convoy similar. Eran los maestros de la CNTE que salían de su campamento, ubicado en el monumento a la Revolución.