Toda la presión al Senado
¬ Juan Manuel Magaña lunes 28, Oct 2013Política Spot
Juan Manuel Magaña
Conforme pasan los días más enemigos le salen a la reforma hacendaria. Ya de por sí bastante desfigurada, todavía está por verse qué queda de ella cuando termine de cruzar por el río de la pruebas.
Nuevas alianzas parecen comenzarse a tejer. Andrés Manuel López Obrador convocó a los senadores del PAN, PRD, PT y Movimiento Ciudadano a actuar con independencia para conformar un bloque que vote en contra del aumento de impuestos y la privatización del petróleo.
Por su parte el coordinador de los senadores del PAN, Jorge Luis Preciado, está hablando de que con algunos senadores del PRD, PT y del PRI se buscará parar en seco la reforma hacendaria.
AMLO pide concretamente a los senadores que se posponga la reforma fiscal. Dice: “Que primero se aplique un plan de austeridad republicana para ahorrar 385 mil millones de pesos del presupuesto público, eliminando gastos innecesarios y privilegios de los altos funcionarios, con lo que no habrá necesidad de aumentar impuestos, ni endeudar al país”.
Por eso anunció que hoy mismo, en nombre del Movimiento de Regeneración Nacional, sus correligionarios José Agustín Ortiz Pinchetti, Octavio Romero Oropeza y Bertha Luján, entregarán a los senadores la propuesta que hicieron previamente al presidente Enrique Peña Nieto sobre la reforma fiscal (junto con la consulta nacional en materia energética) y que “no tomó en consideración”.
A su vez, Preciado ahora habla de “la tormenta perfecta” con la reforma hacendaria. Anticipa con ésta habrá un escenario económico que llevará al país a la quiebra. Ni más ni menos. El panista ve que “vamos a la recesión, a la quiebra, a una escalada de precios y a una presión inflacionaria terrible; van 700 mil desempleados este año, de acuerdo con las cifras del IMSS vamos a llegar a un millón cuando termine el año”.
Dice Preciado que el crecimiento económico en el país cayó de 3.5 a sólo 1 por ciento, la inseguridad se ha disparado, la desaceleración de Estados Unidos afecta la economía internacional, hay una grave crisis en el sector de la construcción, un subejercicio importante en el gobierno federal y por si fuera poco para concluir el año están pidiendo 70 mil millones de pesos en deuda.
Y Preciado detesta, en concreto, la homologación del IVA en la frontera, como la izquierda deplora más impuestos, y sobre todo más de ese aumento a gasolinas, diésel y gas, avalado por Los Chuchos. Y no se diga del rechazo al IVA para las importaciones temporales, la reducción en la deducibilidad de las prestaciones sociales y la disminución de las aportaciones a las subcuentas de vivienda de los trabajadores para financiar el seguro de desempleo.
Esa reforma está sometida ahora a todas las presiones posibles. Unas legítimas y otras inaceptables. Y eso anuncia rebeliones o asonadas. Duras o sutiles. Ya dijimos aquí, la última vez, que McDonald’s simplemente ya calcula desde ahora una subida de sus precios para compensar el aumento en los refrescos.
La industria refresquera ha advertido que la imposición de un impuesto a sus productos derivará en 30 mil despidos.
La Confederación Patronal de la República Mexicana, amenaza con balconear la lista de los legisladores que aprueben los gravámenes antiempresariales, como los impuestos a los dividendos en bolsa, a la comida chatarra y las bebidas azucaradas, reducciones a la deducibilidad de las prestaciones sociales, según dice para que la ciudadanía conozca qué representantes votaron a favor o en contra de la sociedad.
Y este fin de semana leímos que Grupo México anunció que en el caso de aprobarse el impuesto relativo a la minería “nos veremos obligados a redirigir nuestro programa futuro de inversión de 5 mil 388 millones de dólares a países con mayor oportunidad de rendimiento a la inversión y en donde exista un régimen fiscal estable que estimule el desarrollo de la industria minera”. Semana pues, la que viene, de intenso pataleo, luego de lo cual por fin veremos a quién verdaderamente se atoran con esa mentada reforma.