Después de Raymond
Ramón Zurita Sahagún miércoles 23, Oct 2013De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Nunca como ahora un huracán fue tan esperado, como sucedió con el caso de Raymond, el fenómeno meteorológico que amenazó de nueva cuenta las costas del Pacífico.
En esta ocasión, las autoridades federales, estatales y hasta municipales se coordinaron para alertar a la población sobre el inminente arribo de un ciclón en fase tres, aunque, por fortuna, la intensidad fue disminuyendo y cayó en la categoría uno, sin impactar de lleno las frágiles estructuras de los estados de Guerrero, Michoacán, Colima, Nayarit y Jalisco.
Los encargados de este operativo previeron las consecuencias que podría causar el impacto de este fenómeno climatológico considerado como más devastador que Manuel, la tormenta tropical que tantos destrozos causó en diversos estados del país.
En esta ocasión, las autoridades no quisieron correr los riesgos del pasado, por lo que prefirieron ser considerados como alarmistas, antes que ser acusados de negligencia u omisión.
Y es que Raymond vino a ser el pretexto perfecto para que las autoridades retrasaran su tan resaltado anuncio sobre las causas que ocasionaron devastación y muerte en varios estados de la República, principalmente en Guerrero, donde las pérdidas humanas se contaron por decenas y las materiales por centenas de millones.
La fecha prevista del 20 de octubre, anunciada por el secretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, Jorge Carlos Ramírez Marín, fue relegada ante la nueva contingencia y todavía no se conocen los nombres de las autoridades federales, estatales o municipales que pudieran estar involucradas en el desastre en Acapulco y en otras zonas de Guerrero.
Como anillo al dedo embonó la nueva alarma, ya que la investigación todavía no genera resultados reales, mientras que se sigue linchando públicamente a varios personajes políticos, señalados como responsables.
Los nombres de René Juárez Cisneros, Zeferino Torreblanca Galindo y Ángel Aguirre Rivero, todos ex gobernadores de Guerrero (Aguirre está en su segundo período), así como los de Manuel Añorve Baños, el mismo Zeferino, Alberto López Rosas y otros ex presidentes municipales y los de varias empresas constructoras, son señalados una y otra vez con parte de la responsabilidad de construir en sitios inadecuados para hacerlo y de otorgar los permisos para ello.
Un cálculo aproximado del daño provocado por Manuel es de 36 mil viviendas dañadas en todo el estado, de las que 13 mil corresponden a Acapulco.
Ahora habrá que esperar a que se disipe Raymond para saber si las autoridades darán a conocer el resultado de sus investigaciones o simplemente ya quedó en borrón y cuenta nueva.
¿SERÁ MAQUÍO?
Hacía tiempo que el otorgamiento de la Belisario Domínguez no causaba tanto revuelo o los senadores no tardaban tanto tiempo en decidir a quién dársela.
Si resulta cierto que el Senado de la República entregará la Medalla Belisario Domínguez post mortem al ex candidato presidencial del PAN, Manuel de Jesús Clouthier, sería el segundo de los tres principales candidatos presidenciales de aquel entonces en recibirla.
Fue en 1988 cuando se produjo uno de los procesos electorales más cuestionados en la historia comicial de México, donde los gritos de fraude no cesaron, desde el mismo cierre de casillas.
Compitieron en aquel entonces Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, por una alianza de varios partidos, principalmente de izquierda, conformada en el Frente Democrático Nacional.
El Partido Acción Nacional lanzó la candidatura del Maquío, Manuel J. Clouthier y el PRI se pronunció por Carlos Salinas de Gortari, con el resultado ya conocido del reconocimiento al triunfo del nominado por el tricolor.
La tan mencionada “caída del sistema” propició reclamos airados de parte de los opositores al PRI y los candidatos Cárdenas, Clouthier y Rosario Ibarra, exigieron la nulidad de los comicios.
Para muchos, esa protesta del 6 de julio de 1988, la que continuó por varias semanas más, fue lo que dio origen a la vida democrática del país.
Aunque se refrendó la victoria de Salinas de Gortari por parte de los organismos electorales, su triunfo siempre quedó impregnado de dudas no resueltas nunca.
Sin embargo, los comicios de 1988 dieron paso a la conformación de una oposición más integrada que desembocó con el triunfo —doce años después- de uno de esos partidos (PAN) contendientes de aquella histórica jornada.
En 2011, uno de los participantes en aquellos cuestionados comicios recibió la distinción de la Medalla Belisario Domínguez, fue Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, considerado como el gran perdedor de ese proceso electoral.
Por eso, si los senadores deciden otorgar dicha distinción de la Belisario Domínguez en el centenario de su asesinato, a Manuel de Jesús Clouthier, sería el segundo de los candidatos participantes en ser recipiendario.
De acuerdo con este ritual, Carlos Salinas de Gortari podría ser el siguiente personaje propuesto, para completar la tercia de participantes en aquellos cuestionados comicios.
Aquí valdría la pena preguntar si los priístas están dispuestos a intentar en algún momento que Carlos Salinas de Gortari sea reconocido con dicha distinción que otorga anualmente el Senado de la República.
¿SABÍA CALDERÓN?
Para la diputada federal Lilia Aguilar Gil, el ex presidente Felipe Calderón sabía y consentía el espionaje en México, durante su administración.
Consideró que la nota diplomática de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) respecto del espionaje de Estados Unidos, es tibia, sin embargo, cabe preguntarse si esta reacción se debe a que el ex presidente consentía esta situación”.
Aguilar Gil, del Partido del Trabajo, recordó que había indicios que señalaban que Felipe Calderón, sabía del espionaje y lo permitía, todo ello enmarcado en la guerra en contra del narcotráfico y el crimen organizado.
La diputada reconoció que las autoridades deben tener una reacción enérgica y que el Poder Legislativo, a través del Senado de la República, debe iniciar una investigación sobre esta información, y al mismo tiempo hacer una solicitud a la SRE para solicitar explicaciones claras al gobierno del vecino país del norte.