El espiado
¬ Juan Manuel Magaña martes 22, Oct 2013Política Spot
Juan Manuel Magaña
“Todos los países espían”, le contestan a México con un dejo de cinismo. Ningunean al país. Le restan importancia a sus quejas por nuevas denuncias de espionaje, alegando que todos los países recogen información de inteligencia. ¿México se lo merece?
Otra vez el gobierno mexicano acaba de protestar ante el estadunidense apenas se supo, por nuevas filtraciones del famoso ex consultor Edward Snowden, que su país espió durante años a Felipe Calderón.
Por definición el tema del espionaje es tan grave que vulnera al Estado mexicano, en la medida en que se vigila a uno de los representantes de uno de los poderes de la Unión, como es el caso del Ejecutivo.
Pero tratándose de Calderón el razonamiento puede cambiar un poco o un mucho: Primero hay que preguntarse por qué fue espiado tanto, como ningún otro ex inquilino de Los Pinos. ¿Por ingenuo? ¿Por descuido? ¿Por tonto? O porque simplemente el hecho le valió, si se toma en cuenta que él actuó frente al vecino del norte con bastante indignidad y sumisión.
Y entonces el razonamiento sería que ya no fue el espionaje el que vulneró al Estado mexicano, sino el que se dejaba espiar y permitía que esculcaran al país.
No sé por qué no sorprende que lo hayan fisgoneado tanto sin que ese hecho tuviera consecuencias serias. Lo que sorprende es que hasta ahora uno pueda enterarse de eso -por una extraordinaria fuga de información- que a lo mejor a Calderón le pareció normal.
Sorprende que sea hasta ahora cuando se tenga que tratar de dar una respuesta digna, mientras en el sexenio pasado se actuó con indignidad.
Recordemos los cables del Departamento de Estado que Wikileaks entregó a La Jornada para ser publicados en 2011. Ahí decían que en enero de 2007 el secretario de Seguridad Pública de Calderón, Genaro García Luna, ofreció a Michael Chertoff, entonces responsable de la seguridad interior de Estados Unidos, “libre acceso a nuestra información de inteligencia en seguridad pública”, así como la participación de la embajada estadunidense en la formulación y aplicación de estrategias policiales y militares.
Vil sujeción. Dejaron que los vecinos se metieran hasta la cocina.
Ahora la filtración de Snowden señala que en mayo de 2010 la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, la NSA, logró infiltrar un servidor de la Presidencia de México y obtener acceso a la cuenta pública de correo electrónico de Felipe Calderón.
Esa cuenta contenía “comunicaciones diplomáticas, económicas y de dirigencia” que permitían obtener información interna sobre el sistema político mexicano y su estabilidad.
Es decir, si acaso, EU hacía una tarea complementaria a aquello para lo que ya tenía manga ancha, dado que Calderón había puesto la dirección de la seguridad pública, así como la información correspondiente, en las manos de Washington.
¿Cuántas veces no escuchamos con Calderón el calificativo al país de “Estado fallido”? Pues ahí está una manera, entre otras, en que el personaje hizo pedazos al Estado y cedió algunas de sus partes.
Está en México el ensayista, historiador y cineasta pakistaní, Tariq Ali, quien advierte sobre la posibilidad de que en México la democracia esté dejando de existir, de que se dé “un proceso de degeneración” del país con elecciones claramente manipuladas, como la de Calderón, y todo lo que vino después.
Dice el escritor que “hay que decirle a Snowden que lo que realmente nos interesa saber no es cuántos tequilas se echaba Calderón, sino cómo y qué intereses manipularon esas elecciones”, a grado tal de que el problema aquí es doble: la oligarquía local y el gran imperio estadunidense.