Perredistas vs perredistas
¬ Augusto Corro miércoles 16, Oct 2013Punto por punto
Augusto Corro
En los próximos días se terminará la “armonía” (si es que alguna vez la hubo) en el interior del Partido de la Revolución Democrática (PRD). Ello obedecerá a la lucha que librarán Marcelo Ebrard y Carlos Navarrete.
El primero, quien se desempeñó como jefe del gobierno capitalino, intentará conseguir la dirigencia nacional perredista.
El segundo se encuentra en las mismas condiciones, sólo que éste tiene el apoyo de los “chuchos” que aparecen como dueños de esa organización política.
Ebrard ya abrió fuego en la contienda, al señalar que en la elección para el obtener el liderazgo perredista debe ser una consulta abierta representativa en todo el país, es decir, que participe toda la ciudadanía.
Así lo manifestó el ex funcionario durante el Segundo Encuentro Nacional del Movimiento Progresista, realizado la semana pasada.
También aprovechó la oportunidad para calificar al PRD de actuar como partido entreguista y criticarlo como un instituto político “satélite”, que se conforma con “unos cuantos espacios” en las cámaras de Diputados y Senadores.
Consideró que en una democracia los dirigentes deben ser electos por todos los ciudadanos.
Y añadió: no “vamos a permitir que con un acomodo tradicional se quiera mantener el mismo partido. Que nos impongan un partido satélite”.
RESPONDE ZAMBRANO
El dirigente del PRD, Jesús Zambrano contestó a a Ebrard que respeta su propuesta de realizar una consulta abierta a la sociedad para elegir al próximo líder del sol azteca. Sin embargo, pidió no lastimar el partido y priorizar el bienestar de la izquierda antes que el personal.
Dijo que será el Congreso Nacional, que se efectuará el 7 de noviembre próximo, el que decidirá sobre la proposición de Ebrard.
Además, hizo colectiva su solicitud a los demás perredistas que participarán en la contienda para seleccionar al nuevo dirigente nacional perredista.
Hizo un llamado a todos los amarillos a que cuiden el partido, que no lo lastimen, “a Marcelo, a Navarrete, a todos los que han alzado la mano. Sabiendo que están en la búsqueda de la presidencia, que una cosa es autocríticos y otras es el autofustigamiento. Hagamos esto con la mayor unidad”.
En fin, son los buenos deseos del “chucho” Zambrano, que espera un comportamiento político ejemplar de sus compañeros de partido, sin pugnas internas que lesionen la unidad.
Será imposible que se cumplan los anhelos de Zambrano, porque, para empezar, es muy importante lo que se busca.
Para Ebrard significa la oportunidad de contar con un partido que lo apoye y continuar en su lucha política para participar como candidato en las presidenciales del 2018.
En la izquierda mexicana, muy dividida, el ex gobernante del DF tiene en el PRD su tabla de salvación que ya tiene dueño: la tribu de Nueva Izquierda (NI) en poder de los “chuchos” Ortega y Zambrano.
Y precisamente, los “chuchos” ya tienen candidato. Su gallo es Carlos Navarrete, quien una vez lejos de su responsabilidad como secretario del Trabajo, entrará de lleno a la lucha por la dirigencia perredista.
NO SERÁ LO MISMO
Marcelo Ebrard ya no tendrá las mismas oportunidades de triunfo, como en el pasado. En el interior del PRD se mueven otras ambiciones propias de los “chuchos”, mercenarios de la política.
Los enfrentamientos entre Ebrard y los “chuchos” serán de antología, porque así lo define la naturaleza rijosa de los contendientes y porque el divisionismo interno es parte de la divisa partidista. De ahí, que el propio Zambrano haya dicho que el costo de la división es generalmente la derrota.
Todos los amarillos saben bien que tendrán tiempos difíciles, porque las ambiciones personales en su partido están por encima de principios e ideales.